Washington intenta zanjar la disputa Haig-Weinberger concediendo la raz¨®n a ambos
Las contradicciones entre Alexander Haig y Caspar Weinberger sobre la posible utilizaci¨®n de bombas nucleares por la OTAN para contrarrestar un ataque sovi¨¦tico en Europa, concluyen en Washington con lac¨®nicos comunicados de Prensa que afirman que "ambos tienen raz¨®n". El secretario de Estado, Haig, tiene raz¨®n al recordar "viejas" teor¨ªas de la OTAN, que no excluyen la utilizaci¨®n de una bomba nuclear sobre territorio de este europeo, como advertencia de que la OTAN podr¨ªa defenderse as¨ª de un ataque, mediante fuerzas convencionales, por parte del Pacto de Varsovia.
, El secretario de Defensa, Weinberger, tiene tambi¨¦n raz¨®n al afirmar que "no est¨¢ definida" tal utilizaci¨®n en los planes de la OTAN y que siempre hubo dudas en seguir esta opci¨®n. Tal es la esencia de los comunicados oficiales sobre el asunto.Pero, al margen de los inatices sern¨¢nticos, los comunicados de Prensa de la Casa Blanca, el Pent¨¢gono y el Departamento de Estado, la cuesti¨®n de fondo, como se?alaron miembros del Congreso norteamericano, es que crece el sentirniento de que EE UU se inclina cada vez m¨¢s hacia el posible uso de armas nucleares en Europa.
En lo que discrepan, probablemente, Haig y, Weinberger es en la "oportunidad" de recordar tal hip¨®tesis, precisamente cuando las opiniones p¨²blicas de Europa Occidental son cada vez m¨¢s reacias a la instalaci¨®n de nuevas armas nucleares en Europa Occidental.
Hace dos semanas, el presidente Reagan aviv¨® ya las cr¨ªticas -a pocos d¨ªas de las manifestaciones pacifistas capitales europeas- al se?alar la eventuali dad del uso de armas nucleares en Europa para combatir una inter venci¨®n sovi¨¦tica.
Actualmente las opiniones de Haig, que reflejan su perfecto conocimiento de la estrategia de la OTAN, gracias a su condici¨®n de ex general comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN en Europa, echan m¨¢s le?a al fuego. Reflejan tambi¨¦n las discordancias entre la Administraci¨®n Reagan a la hora de tratar temas de a pol¨ªtica exterior. Haig, calificado por la Prensa norteamericana como el vicario de Reagan en relaciones exteriores, quiere llevar la voz cantante. Los consejeros presidenciales de Reagan, en particular su jefe del Consejo de Seguridad, Richard Allen, no ocultan sus diferencias con Haig. Desde el Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, considerado como un halc¨®n dentro del clan de la Administraci¨®n Reagan, tampoco quiere que le coman el terreno a la hora de expresar conceptos sobre la defensa militar norteamericana y sus implicaciones en pol¨ªtica exterior.
Las tensiones llegan a tal punto que a principios de semana Haig acuso, sin citar, a miembros de la Casa Blanca (Richard Allen) de llevar una guerrilla de desprestigio contra su persona. El presidente, Ronald Reagan, reuni¨® a Haig y Allen durante una hora en su despacho oval de la Casa Blanca para limar diferencias y recordar que tiene "plena confianza" en su equipo de pol¨ªtica exterior.
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