UCD y la "gran derecha "
LA CRISIS interna de UCD tiene quiz¨¢ una interpretaci¨®n en t¨¦rminos de ambiciones y venganzas personales. Sin embargo, es necesario superar ese nivel de chismograf¨ªa pol¨ªtica para tratar de buscar las l¨ªneas significativas de esa lucha por el poder que tiene como escenario simulado el partido centrista, y como ¨¢mbito real, el control del Gobierno, del comit¨¦ electoral para los pr¨®ximos comicios y de la pol¨ªtica de alianzas de UCD.En esta batalla, Leopoldo Calvo Sotelo ocupa un lugar equ¨ªvoco. Con independencia de las virtudes que le atribuyen, -con mayor o menor sinceridad y acierto- sus cortejantes, su cualidad m¨¢s valorada es su actual condici¨®n de presidente del Gobierno. Al igual que en los tiempos del presidente Adolfo Su¨¢rez, cuando muchos de los moderados y cr¨ªticos de hoy practicaban cotidianos ejercicios de adulaci¨®n, Calvo Sotelo se ha convertido ahora en el destinatario de esos mensajes.
Hay suficientes datos para creer que Su¨¢rez lleg¨® a tomar como homenajes sinceros a su persona lo que no eran sino tributos a su posici¨®n al frente del poder ejecutivo. El linchamiento moral del que est¨¢ siendo objeto desde su todav¨ªa inexplicada dimisi¨®n como presidente del Gobierno demuestra c¨®mo los abrazos pueden transformarse en estrangulamientos. Ser¨ªa lamentable que Leopoldo Calvo Sotelo cayera tambi¨¦n en la misma trampa.
Pero en las vidas paralelas suele haber tambi¨¦n situaciones discordantes Adolfo Su¨¢rez trat¨® de luchar como gobernante en dos frentes: contra la alternativa del PSOE y contra los sectores m¨¢s derechistas de UCD. El anterior presidente del Gobierno qued¨® aprisionado, en esa batalla, entre la ofensiva socialista, materializada en la moci¨®n de censura, y las emboscadas de sus correligionarios. La plataforma moderada, cristalizada en el congreso de Palma, se ha configurado luego como una opci¨®n s¨®lida y en favor de la gran derecha, y en contra de la intermediaci¨®n de los conflictos ideol¨®gicos y pol¨ªticos a trav¨¦s del centro.
Los llamados moderados parecen proponerse dividir a la sociedad espa?ola en dos grandes bloques, unir los destinos electorales del partido del Gobierno -o de sus restos- con Alianza Popular y laminar las opciones centristas si no se reservan a un peque?o partido bisagra. La opci¨®n de la gran derecha, a corto o medio plazo hegemonizada por Fraga, es as¨ª, hoy, una de las muchas posibles. Pero no, como algunos pretenden, ni la ¨²nica v¨ªa ni la mejor para el mantenimiento de la Monarqu¨ªa parlamentaria.
Los l¨ªderes y cuadros de UCD favorables al proyecto de mantener al partido del Gobierno en un espacio electoral de derecha civilizada y no reaccionaria -esa derecha que ellos llaman centro- ganaron las elecciones a compromisarios del Y Congreso de UCD, impusieron en Palma su mayor¨ªa, triunfaron en las renovaciones -votadas durante el pasado mes de junio y quiz¨¢ volver¨ªan a ser mayoritarios si se convocara un congreso extraordinario. Su posici¨®n es m¨¢s d¨¦bil en el grupo parlamentario de UCD, cuyos miembros, sin embargo, entraron al Congreso gracias a las listas bloqueadas y cerradas que ampar¨® la efigie de Su¨¢rez en marzo de 1979. Los hombres y mujeres de UCD opuestos a la estrategia de la gran derecha dominan -al menos en principio y en teor¨ªa- los ¨®rganos decisorios y deliberantes del partido, mientrasque sus adversarios se atrincheran en el grupo parlamentario. Los moderados saben que la ¨²nica forma de ganar la partida es lograr que el presidente del Gobierno se ponga incondicionalmente de su lado, desembarque en UCD y desaloje de sus actuales posiciones a los mayoritarios del congreso de Palma.
El misterio de la insistencia en que Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n presente su dimisi¨®n -a lo Castedo- como presidente de UCD, y Leopoldo Calvo Sotelo ocupe su puesto, es que ese cargo, en teor¨ªa desvalorizado, capacita a su titular para controlar la Comisi¨®n Nacional Electoral, de la que depender¨¢n las listas -bloqueadas y cerradas- centristas para los pr¨®ximos comicios. El doblete de ambas presidencias permitir¨ªa, adem¨¢s, contrarrestar a quienes se resisten a la pol¨ªtica de alianzas con Fraga y la gran derecha. Si bien los pol¨ªticos tienen mala memoria, resulta imposible olvidar que fueron precisamente los actuales abogados de fusionar en Leopoldo Calvo Sotelo los dos cargos supremos quienes m¨¢s empe?o pusieron, hace menos de un a?o, en desvincular la Presidencia del Gobierno de la presidencia de UCD, cuando Su¨¢rez reun¨ªa ambos cargos. El fervor unitario de ahora de los antisuaristas contrasta con las pasadas exhortaciones a la democracia interna, a la cr¨ªtica al, desdoblamiento de los cargos y al control del Gobierno por el partido cuando Su¨¢rez ocupaba la jefatura del poder ejecutivo y de UCD. No es seguro que los estrategas ucedistas de la gran derecha consigan la victoria. Pero lo que va a misa es que han ofrecido, a lo largo del ¨²ltimo a?o, y especialmente a partir del 23 de febrero, una impresionante lecci¨®n de falta de respeto a toda norma de ¨¦tica pol¨ªtica.
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