El primer balance de Mitterrand

Seis meses es demasiado poco para permitirse un juicio exhaustivo, pero es suficiente para que "el estado de gracia" se haga viejo, la fuerza tranquila se disperse en vana agitaci¨®n y se haga m¨¢s dif¨ªcil atribuir todas las dificultades a la pesada, herencia dejada por el r¨¦gimen precedente.La mayor¨ªa se radicaliza. Al principio, embriagados por la victoria y como arrastrados por la corriente irresistible, los socialistas han cre¨ªdo que todo les ser¨ªa f¨¢cil. Pero muy pronto se vieron enfrentados a la realidad de los hechos y, sobre todo, a la realidad econ¨®mica. Nada es m¨¢s revelador que la vuelta a Francia que realiza en este momento Mauroy para convencer a los dirigentes de las empresas de que apoyen su r¨¦gimen. La acogida glacial de los que tienen entre sus manos las llaves de la econom¨ªa muestra que falta lo principal: la confianza. ( ... )

La oposici¨®n, en tanto que fuerza organizada, no existe. Aplastados por la doble derrota sufrida en las elecciones presidenciales y legislativas, los partidos y los jefes de la ex mayor¨ªa se han visto abandonados por sus partidarios. ( ... )

Es demasiado pronto para pensar en movilizarlos, pero est¨¢n reconstruyendo un terreno del que saldr¨¢n, tarde o temprano, los militantes. De todas formas, para organizarlos ser¨¢n necesarios hombres nuevos. ( ... )

10 de noviembre.