Tres mujeres

Aunque el p¨²blico no lo crea, a veces, en los festivales cinematogr¨¢ficos, lo dificil no es elegir la pel¨ªcula mejor, sino dejar desierto el primer premio. A fin de cuentas, un certamen de tal ¨ªndole es, sobre todo, una feria de muestras,en donde capital y publicidad suelen a veces saltar por encima de otro tipo de intereses.Este a?o, en Venecia, seg¨²n las proyecciones y los plazos se cumpl¨ªan, de nuevo este vac¨ªo particular comenz¨® a cernirse sobre tanto filme ind¨ªgena o extra?o. Entre la actual sequ¨ªa, que parece empe?ada en asolar los en otro tiempo jardines del ed¨¦n del cine y el miedo, a arriesgarse de los ya consagrados, el Le¨®n de Oro cada vez se alejaba m¨¢s de las playas del Lido, hasta que, ya en las postrimer¨ªas, apareci¨® un buen d¨ªa la Von Trotta.

Con su aire de colegiala demasiado mayor, flanqueada por sus dos protagonistas con su aspecto de buenas chicas germ¨¢nicas, parec¨ªan tres que, de paso por Venecia, se asoman al Excelsior un d¨ªa a fin de comprobar si son de carne y hueso tambi¨¦n las-¨²ltimas estrellas italianas. Vestidas entre tanto desnudo, reci¨¦n planchadas y pulidas las tres, nadie dir¨ªa que llevaban bajo el brazo el mejor filme del festival, donde realizadores de toda ¨ªndole hab¨ªan puesto humor ya conocido, medievo, oportunismo o claro follet¨ªn, estas tres mujeres hab¨ªan colocado recuerdos, d¨ªas de sangre y plomo presentes todav¨ªa en Alemania. Su pel¨ªcula, sin embargo, no se resolv¨ªa, corno tantas generacionales, en a?oranzas o melancol¨ªas ni con saldos de cuentas lanzadas a la espalda cuando se mira hacia atr¨¢s con ira.

Margarita von Trotta, estudiante en Par¨ªs, actriz y militante feminista, no es ninguna reci¨¦n llegada m¨¢s o menos brillante autodidacta.

Tiempos de plomo, t¨ªtulo que ha debido de asustar a los exhibidores espa?oles, nos cuenta la aventura de dos hermanas verdaderas, enroladas, cada cual a su modo, en la marea del Occidente actual; una de ellas, en la famosa banda Baader-Meinhoff, la m¨¢s antigua y, por tanto, la m¨¢s idealista. La vida de las dos, entendiendo cada cual su propia militancia a su manera, aparece narrada con esa pasi¨®n desapasionada que tantas veces enga?a.

Con una precisi¨®n poco frecuente, que evidencia trabajos anteriores, y un oficio tan s¨®lido como preciso, interpretada a la medida, esta biograf¨ªa doble de Christiane y Gudrum Ensslin, la terrorista suicida, oficial en la c¨¢rcel especial de Stammheirn, viene a ser algo m¨¢s que un testimonio capaz de ser interpretado por cada cual a su modo.