Auge del movimiento pacifista
Los d¨ªas 24 y 25 del pasado octubre, una serie de manifestaciones en varias capitales europeas mostraban la importancia creciente de los movimientos pacifistas. Muestra de antinorteamericanismo, seg¨²n algunos -o simplemente de antirreaganismo-, deseo de un neutralismo europeo, seg¨²n otros, es indudable que el origen inmediato de estas manifestaciones hay que buscarlo en la decisi¨®n de la OTAN en diciembre de 1979 de implantar euromisiles en Europa, agravada por el anuncio de que Estados Unidos se preparaba a producir la bomba de neutrones.Sin embargo, bajo el denominador com¨²n de un deseo de paz se unen grupos heterog¨¦neos y el movimiento tiene caracter¨ªsticas propias en cada pa¨ªs. En la Rep¨²blica Federal de Alemania, las organizacionesprotestantes han jugado un papel decisivo, junto con los movimientos ecologistas, especialmente din¨¢micos en este pa¨ªs. En Holanda, el Consejo Interconfesional por la Paz, creado en 1966 por nueve iglesias, ha sido uno de los factores aglutinantes. Las organizaciones feministas han sido la punta de lanza en los pa¨ªses escandinavos.
En cualquier caso, la amplitud de las manifestaciones ha llegado a sorprender a sus propios organizadores. El 24 de octubre desfilaban en Roma durante m¨¢s de seis horas unas 400.000 personas, en la mayor manifestaci¨®n de los diez ¨²ltimos a?os, que agrupaba a ecologistas, comunidades cristianas de base, radicales de Marco Pannella, partido comunista, partido socialista, organizaciones de extrema izquierda... El hecho era especialmente importante, ya que algunos comentaristas hab¨ªan especulado hasta entonces sobre la diferencia entre una Europa del Norte protestante y pacifista y una Europa latina, cat¨®lica y m¨¢s conformista.
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