Intensa actividad golpista en la creaci¨®n de un clima favorable a sus objetivos
La semana, erizada de rumores castrenses, se cierra sin datos que permitan condensarlos en prop¨®sitos inmediatos, pero con la confirmaci¨®n de un clima deliberadamente promovido. Entre los s¨ªntomas m¨¢s evidentes cabe se?alar la crecida del radicalismo en las publicaciones ultras; los ataques a generales caracterizados por su lealtad, el recrudecimiento de la propaganda golpista en los acuartelamientos; la exculpaci¨®n, cuando no la exaltaci¨®n, de los procesados por el 23-F, en torno a los cuales bulle la actividad y las visitas; el encuadramiento de escuadristas civiles llamados a intervenir el d¨ªa D; la ins¨®lita par¨¢lisis de las investigaciones sobre la trama civil, y, en definitiva, la ausencia de reacci¨®n del Gobierno.
Resulta escalofriante la lectura de las publicaciones ultras en lo que va de mes de noviembre y sus circuitos de conexi¨®n y multiplicaci¨®n de impactos con otros columnistas abrigados en ¨®rganos no tan abiertamente comprometidos. Basten dos muestras. En El Alc¨¢zar escrib¨ªa el 1 de noviembre Ismael Medina del general S¨¢enz de Santa Mar¨ªa, actual inspector del Cuerpo de la Polic¨ªa Nacional, que es ?Uno de los m¨¢s caracterizados represores del 23 de febrero y en colisi¨®n democr¨¢tica con sus compa?eros de armas?.En otro diario, un columnista de post¨ªn criticaba duramente las palabras de un general, Guillermo Quintana Lacaci, que hab¨ªan logrado transmitir a la opini¨®n p¨²blica la impresi¨®n del acatamiento y fidelidad de las Fuerzas Armadas a la Constituci¨®n y al Rey, de cuya actuaci¨®n el 23-F asum¨ªan una gallarda defensa. Por si acaso. se aprovechaba la ocasi¨®n para intentar tina disecci¨®n interesada del texto constitucional, tratando de mostrarlo en contradicci¨®n con el punto de vista militar sobre la Patria. Otros ataques con fecha reciente han sido dirigidos al teniente general Jos¨¦ Luis Aramburu Topete, ascendido en el ¨²ltimo Consejo de Ministros el pasado viernes.
Informaciones llegadas a EL PA?S aseguran que, corno en anteriores ocasiones, antiguos colaboradores de aquellos Servicios de Documentaci¨®n de la Presidencia del Gobierno (SECED), que tan eficazmente sirvieron la pol¨ªtica del almirante Carrero, bajo la direcci¨®n del hoy coronel Jos¨¦ Ignacio San Mart¨ªn, procesado y en prisi¨®n provisional por su participaci¨®n en el golpe del 23-F, visitan bajo nueva cobertura las unidades.
Las visitas de estos oficiales. amparadas en la pretensi¨®n de evaluar la temperatura y los estados de opini¨®n, constituyen en realidad un catalizador activo del golpismo. Los jefes de las unidades elevan despu¨¦s sus estimaciones termom¨¦tricas a los mandos de que dependen y as¨ª se transmiten hasta la c¨²pula unas impresiones previamente incubadas.
Deberes incumplidos del Gobierno
Aquellas notas informativas con las que el mando fijaba posiciones en torno a temas como el de la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica (UMD) brillan ahora por su ausencia. Nada se explica sobre la levedad de la condena al capit¨¢n Juan Milans del Bosch, que llam¨® cerdo e in¨²til al Rey: ni de la imposibilidad de que siga en las filas de las Fuerzas Amadas quien tiene esa opini¨®n del mando supremo sin romperla unidad de su esp¨ªritu; ni de las irregularidades con que se ha procedido en la concesi¨®n de la medalla de Sufrimientos por la Patria al teniente general Jaime Milans del Bosch; ni de tantas otras cosas tergiversadas en la Prensa golpista que inunda los cuarteles. Sigue, en definitiva, pendiente -ni siquiera ha sido planteada- la gran batalla por ganar la opini¨®n interior en el seno de las Fuerzas Armadas, sometidas a la incitaci¨®n permanente de las publicaciones ultras.Despu¨¦s del 23-F, los deberes esenciales del Gobierno, en aplicaci¨®n de la grave lecci¨®n recibida, exig¨ªan, seg¨²n todos los expertos. tres medidas esenciales: inmediata Y en¨¦rgica reorganizaci¨®n de los servicios de informaci¨®n. sobre la base de la confianza constitucional de sus componentes: desarrollo de una pol¨ªtica de destinos cuidadosa, que asegurase al menos las posiciones clave de las unidades operativas, y la reforma de la Guardia Civil.
La par¨¢lisis gubernamental ha sido. por el contrario, la t¨®nica dominante, salvo para una cuesti¨®n, en gran parte exc¨¦ntrica, a este n¨²cleo vital para nuestra superviviencia como comunidad libre: el ingreso en la OTAN, donde se han concentrado todos los esfuerzos que tanto se echan en falta.
Un subsecretario para tres ministros
Un ilustre soldado, con dilatada experiencia en puestos de estudio y, de mando al m¨¢s alto nivel org¨¢nico, criticaba recientemente en privado la pol¨ªtica de contemplaciones y pa?os calientes, e insist¨ªa en que las Fuerzas Armadas s¨®lo entienden el lenguaje del mando y s¨®lo respetan a quien lo utiliza con autoridad y energ¨ªa. Citaba un ejemplo de lo contrario aportando pruebas del aumento num¨¦rico de coroneles asignados a determinada arma, siendo as¨ª -afirmaba- que part¨ªamos ya de una situaci¨®n inflacionaria de altos mandos, que configuran una macrocefalia patol¨®gica.Otro general de intachable conducta, estricta dedicaci¨®n y gran calidad moral, a quien se le neparon los medios para llevar a cabo la delicada y decisiva tarea que se le asign¨® hace ya dos a?os. analizaba los resultados negativos de la reforma militar, tal como se ha configurado en la pr¨¢ctica real. Antes -aseguraba- hab¨ªa tres ministros mi res que respond¨ªan con su presencia ante el Gobierno en pleno, y que habr¨ªan tenido que comparecer ante la Comisi¨®n de Defensa del Congreso y del Senado para responder a las preguntas y dar cuenta de sus actividades. Ahora -a?ad¨ªa- sigue habiendo realmente tres ministros militares -los jefes de Estado Mayor del Ej¨¦rcito, la Armada y el Aire-; pero, a diferencia de sus antecesores, se ven libres de responder ante el Consejo de Ministros ni ante el Parlamento de esas desagradables tareas, y de resolverles otros astintos de recursos e intendencia se encarga quien, a todos los efectos, hace el papel de subsecretario de los tres, aunque mantenga ladesignaci¨®n nominal de ministro de Defensa.
La candidatura de Gonz¨¢lez del Yerro
Desde una evaluaci¨®n an¨¢loga, pero con pretensiones antag¨®nicas, alg¨²n general impaciente, sin tiempo en actividad suficiente para seguir aspirando al puesto de jefe de Estado Mayor del Ej¨¦rcito o presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, intenta ahora ganar su designaci¨®n nada menos que como ministro de Defensa en el Gobierno que de forma inminente prepara, desde hace largos meses, Leopoldo Calvo Sotelo.A esie respecto c¨ªrculos castrenses se?alan el nombre de Jes¨²s Gonz¨¢lez del Yerro, capit¨¢n general de Canarias, cuya promoci¨®n se vinculaba hace un a?o (v¨¦ase El, PA?S de 27 de noviembre de 1980) con el intentado Gobierno de gesti¨®n. propugnado entonces por sectores financieros, eclesi¨¢sticos y militares, con Alfonso Osorio en la presidencia. Este nombramiento parece garantizado que tendr¨ªa serias consecuencias, de las que ha sido informado quien corresponde.
En cuanto a las escuadras civiles en preparaci¨®n, las primeras noticias se tuvieron alrededor del 23-J, tras la detenci¨®n del comandante S¨¢enz de Ynestrillas, cuyo procesamiento militar ha sido recientemente sobrese¨ªdo. Ahora, ese dispositivo de encuadramiento e instrucci¨®n se ha intensificado. Mientras, persiste la oscuridad absoluta en torno a la trama civil del 23-F pese al tiempo transcurrido.
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