Numerosas poblaciones de la mitad sur de Espa?a sufren dr¨¢sticas restricciones de agua desde hace meses
El pantano de Gasset, unos kil¨®metros al norte de Ciudad Real, surt¨ªa hasta no hace mucho a la capital manchega. Ahora, el ¨²nico resto de los veintid¨®s millones de metros c¨²bicos que embalsaba es una superficie de unos cuantos metros cuadrados de lodo ceniciento y maloliente, que una pala excavadora traslada a camiones, porque no hay mal que por bien no venga, y se aprovecha esta sequ¨ªa para limpiar estas suciedades que los a?os han depositado en la boca del pantano.Ciudad Real es quiz¨¢, la capital de provincia que peor lo ha pasado con la sequ¨ªa. Cuando fue bajando el pantano hubo que ordenar restricciones, hace ya m¨¢s de un a?o. La red de distribuci¨®n era mala y por ella se perd¨ªa casi la mitad del caudal disponible. Cuando se repar¨® era ya tarde, y en el pantano quedaba m¨¢s barro que agua. Este verano los barrios m¨¢s favorecidos de la ciudad ten¨ªan cuatro horas de una mezcla de agua, barro y cloro, con guarnici¨®n de larvas, y los menos favorecidos, dos horas. Ram¨®n Gallego, concejal del Ayuntamiento, confiesa que ha habido que trabajar muy duro para resolver la situaci¨®n: ?Al final era insostenible, porque lo ¨²ltimo que nos venia del pantano de Gasset no serv¨ªa para beber ni apenas para lavarse o lavar la ropa, porque lo dejaba todo cubierto de arenilla. S¨ª, aqu¨ª se ha pasado mal?.
Exceso de nitratos
La soluci¨®n se ha remediado con la excavaci¨®n de un pozo que extrae agua del Acu¨ªfero 23, la mayor de las bolsas de agua subterr¨¢neas que existen bajo la Mancha. El recurso ha servido para que la ciudad ya no sufra restricciones, pero la situaci¨®n dista mucho de ser ¨®ptima: ?En el a?o 1975, el Instituto Geol¨®gico y Minero detect¨® que el Acu¨ªfero 23 est¨¢ cargado de nitratos. Concretamente, est¨¢ cerca de las sesenta partes por mill¨®n. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud se?al¨® como tope para el agua potable las treinta partes por mill¨®n, y como tope permisible, las cincuenta. Aqu¨ª la estamos mezclando con algo de agua del pantano del Vicario y le reducimos el ¨ªndice, que est¨¢ entre 39 y 41; pero de todas formas se ha avisado de que no se les d¨¦ a los ni?os peque?os. Hasta los siete a?os puede producir trastornos g¨¢stricos de importancia. Para los adultos es simplemente un cancer¨ªgeno m¨¢s. Tampoco las plantas que tenemos en nuestras casas sobreviven. A m¨ª se me han muerto casi todas, y las pocas que quedan vivas tienen una capa blanca sobre la tierra y no creo que duren mucho?.
Las aves abandonan Daimiel
Por el momento, el parque nacional de las Tablas de Daimiel, una extensi¨®n pantanosa escogida como estaci¨®n por las aves migratorias, est¨¢ seco. Su director, Pedro Molina, ve el problema con la frialdad del cient¨ªfico: ?Las aves tienen un instinto de supervivencia m¨¢s desarrollado que nosotros, que nos empe?amos en instalarnos en un sitio contra todas las desventajas. Ellas han venido, y al ver que no habla agua aqu¨ª, pues simplemente se han marchado, a Do?ana o a Africa, hasta encontrarla?.
Le preocupa el descenso del nivel fre¨¢tico en toda la Mancha, pero entiende que el hombre debe buscar el agua donde la hay: ?El agua es primordial, y cuando falta no se puede pensar en otra cosa que en conseguirla. No les va a explicar usted a los habitantes de Ciudad Real o a los campesinos de los alrededores que no caven pozos, que se pasen sin agua, porque pueden peligrar Las Tablas. De todas formas no hay que ser catastrofista. Esta sequ¨ªa es duradera, pero no es, nada antinatural. La tierra est¨¢ hecha a sufrir estiajes e inundaciones?.
Llamamiento en Toledo
Toledo todav¨ªa no sufre restricciones, pero est¨¢ a punto de sufirirlas. Los pantanos de Arg¨¦s y Torc¨®n, de los que se surte, han bajado alarmantemente, y el Ayuntamiento ha apelado a la propia capacidad de los vecinos para restringir voluntariamente el consumo. Se pide una disminuci¨®n voluntaria del 30%, con la advertencia de que, si no se lleva a cabo, habr¨¢ que recurrir a las restricciones. De momento, el problema preocupa tanto que el pasado jue-
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vles un alto n¨²mero de fieles desfil¨® en procesi¨®n, encabezada por el cardenal primado de Espa?a, arzobispo Marcelo Gonz¨¢lez, en petici¨®n de lluvias. Pese a lo temprano de la hora, las siete de la ma?ana, la multitud rebos¨® la capacidad de la catedral en la misa con que finaliz¨® el acto.
Badajoz aguanta como puede. Este verano hubo restricciones, y aunque en estas fechas no las hay, la potencia del agua es tan pobre que en algunos barrios llega con dificultades o simplemente no llega a partir de media tarde.
Sevilla, siete horas diarias
Jos¨¦ Luis Prat, gerente de Emaesa, la empresa encargada de suministrar agua a Sevilla y veintitr¨¦s poblaciones pr¨®ximas, un mill¨®n de habitantes en total, es un hombre preocupado: ?Se puede decir que la situaci¨®n es muy grave, aunque no desesperada... por el momento. Hemos estudiado la recurrencia de la sequ¨ªa para Sevilla, es decir, el per¨ªodo de tiempo en que es probable que concurran la serie de circunstancias negativas que han producido esta escasez de agua en la zona de Sevilla, y es de los cientos a?os. Nos enfrentamos, pues, a un problema completamente especial; un problema, adem¨¢s, mucho m¨¢s grave en las ciudades grandes, m¨¢s vulnerables a cualquier tipo de cat¨¢strofe. Si Falta agua en una zona rural, usted puede sostener a la poblaci¨®n con camiones cisterna, y al menos eso est¨¢ asegurado, aunque el desastre le la agricultura sea irresoluble. Pero lo que no se puede hacer es sostener con camiones cisterna el siministro de una ciudad como Sevilla?.
Sevilla y su ¨¢rea consumen 9.000.000 de metros c¨²bicos en un mes. Los tres pantanos de los que normalmente se surte, Aracena, Jergal y Minilla, tienen una capacidad de 220 millones, pero actualmente s¨®lo embalsan catorce, entre los tres: ?As¨ª dicho podr¨ªa parecer que en un mes y medio no va a quedar gota de agua para Sevilla, pero la cat¨¢strofe no es tan grande, porque desde el 1 de febrero se arbitraron unos planes de urgencia que le han permitido a la ciudad proveerse con otros cincuenta millones, que han salido del pantano de Cala, de pozos, del Guadalquivir, de cualquier parte?.
Claro que estos recursos tambi¨¦n se est¨¢n agotando: ?Del r¨ªo ya no podemos sacar nada, porque Sanidad estableci¨® unos umbrales que ya hemos alcanzado. Lo que queda est¨¢ muy contaminado, y hay que dejar claro que siempre hemos querido mantener una calidad en el agua para que fuera potable. No es igual que antes, pero se puede beber perfectamente lo que sale del grifo. De todas formas, seguimos utilizando recursos distintos de esos catorce millones que quedan en nuestros pantanos?.
Sin embargo, si sigue sin llover, habr¨¢ que recortar m¨¢s y m¨¢s las horas de suministro: ?Hasta ahora ven¨ªamos garantizando un suministro normal desde las ocho de la ma?ana hasta las tres de la tarde. Desde el pr¨®ximo s¨¢bado habr¨¢ que recortarlo un poco m¨¢s, es decir, dar agua desde una hora despu¨¦s hasta una hora antes de lo que estamos haciendo hasta ahora. Estamos tratando de compatibilizar la p¨¦sima situaci¨®n con todos los recursos posibles para que las molestias sean m¨ªnimas, pero ya hay poco que inventar, aunque seguimos combatiendo la situaci¨®n con todo lo que podemos. Piense adem¨¢s que en una ciudad as¨ª no se trata s¨®lo del problema que las restricciones crean en el orden dom¨¦stico. Hay tambi¨¦n industrias que sufren problemas de producci¨®n por culpa de las restricciones, y eso llevar¨¢ a reducir la jornada laboral en algunos casos. Tal y como est¨¢n las cosas, no podemos preservar de las restricciones m¨¢s que a servicios b¨¢sicos, como los hospitales o las panader¨ªas?.
Avila, un a?o de restricciones
Avila tiene el r¨¦cord de restricciones, pues ya se ha cumplido un a?o desde que comenzaron. Desde el 20 de octubre de 1980, los 40.000 ciudadanos de Avila no disponen m¨¢s que de once horas diarias de agua, de siete de la ma?ana a seis de la tarde, y en ocasiones de s¨®lo seis. Unicamente en La Semana de la Santa, del 10 al 20 de octubre, han gozado de veinticuatro horas de suministro. El pantano de Becerril, del que normalmente se aprovisiona la ciudad, est¨¢ casi seco, y lo mismo ocurre con el r¨ªo Adaja, del que se extrae agua para reforzar aquel suministro. Se acelera la construcci¨®n de la presa del Voltoya, que en su d¨ªa podr¨¢, en condiciones normales, garantizar el suministro para 100.000 personas, pero hasta ahora todo lo que este r¨ªo proporciona es poco m¨¢s que un refuerzo para la actual situaci¨®n. En un futuro pr¨®ximo, las restricciones volver¨¢n a ser de seis horas.
Al otro lado del Estrecho, Ceuta, que siempre ha tenido problemas de agua, los sufre ahora m¨¢s que nunca. La falta de lluvias hace que la ciudad dependa exclusivamente del buque-aljibe que cada d¨ªa lleva 7.000 litros desde Algeciras. La ciudad est¨¢ dividida en dos sectores y cada uno de ellos tiene suministro de agua un d¨ªa s¨ª y otro no, y ello por un corto espacio de horas. La ciudad, aun sin problemas de sequ¨ªa, no suele disponer de m¨¢s de cinco horas diarias de suministro.
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