Disraeli y nosotros
Parte del d¨ªa la vivimos en Espa?a. Otra parte la estamos viviendo en el Reino Unido que entra en nuestras casas y en nuestro ocio por medio de la televisi¨®n. La vemos -seg¨²n las horas del d¨ªa, seg¨²n el d¨ªa de la semana- en los m¨¢s variados aspectos de su historia y de su sociedad: c¨®mo hay que tomar el t¨¦ -"est¨¢ un poco pasado, querida: has dejado hervir demasiado el agua"-, en qu¨¦ momento ha de servirse el oporto, y por qu¨¦ orden una mesa; el ingenio de la ¨¦poca eduardiana; la vida en las habitaciones de la servidumbre; c¨®mo llegar al Parlamento; c¨®mo ha sido la vida sexual de algunos pr¨ªncipes de Gales, y el pudor de la reina Victoria.De todo ello extraemos, sobre todo, una lecci¨®n: que los ingleses saben hacer televisi¨®n mejor que nadie -y que los espa?oles saben comprarla mejor que nadie-; que sus actores son extraordinarios, sus realizadores y guionistas son maestros en relatar una historia, que la profundidad ¨®ptica de sus c¨¢maras, de sus iluminadores, son tan excelentes como sus decorados y sus figurinistas. Sabemos, en fin, que la televisi¨®n es un arte posible.
Nos ense?an ahora a Disraeli, desde ayer y hasta el viernes en la primera cadena. Retrato de un rom¨¢ntico, dice el subt¨ªtulo. Quiz¨¢ pueda dar una idea equivocada a los espectadores espa?oles: para los ingleses, familiarizados con su historia, es s¨®lo una parte de un todo. Quiz¨¢ en los cap¨ªtulos siguientes se ir¨¢ viendo que Disraeli iba mucho m¨¢s all¨¢ que un hombre-objeto para los sastres, para las damas y para los jefes pol¨ªticos, y que una meta para los maltratados jud¨ªos de Whitechapel, que iban a ver llegar a uno de los suyos a primer ministro; quiz¨¢ se vaya viendo, tambi¨¦n, toda la crueldad que hab¨ªa en el grupo dominante que tiene hasta ahora ese s¨®lo aspecto de fascinaci¨®n.
"Televisi¨®n anglo-espa?ola"
Hoy ven los historiadores en Disraeli al primer pol¨ªtico que supo comprender que estaba ?naciendo un mundo nuevo en el que peligros nuevos y desconocidos van tomando cuerpo?: es decir, el derrumbamiento del viejo imperialismo, la aparici¨®n de otras fuerzas; supo ver que el encantador mundo de los preciosos y las damas de Londres era ?una nueva Babilonia?, y cuando consigui¨® entrar en el Parlamento, explic¨® claramente que Inglaterra estaba compuesta por dos naciones: la de los ricos y la de los pobres (o m¨¢s exactamente, con sus propias palabras, la de los privilegiados y la del pueblo), y que fue el primer ministro que autoriz¨® legalmente la formaci¨®n de piquetes de obreros para evitar que los esquiroles rompieran las huelgas.No es mala idea que, a trav¨¦s de la televisi¨®n anglo-espa?ola vayamos viendo c¨®mo se ha construido una democracia; hay sectores en nuestra sociedad que todav¨ªa viven en los tiempos anteriores a Oliverio Cromwell. E incluso en los anteriores a C¨¢novas y Sagasta, de los que tienen una noci¨®n bastante vaga. Puede ser que esta curiosa v¨ªa, por el tiempo de cada jornada que estamos viviendo en el Reino Unido sin movernos de nuestro cuarto, vayamos teniendo una mejor idea de lo que son las evoluciones de las sociedades. Y es que los caminos de la ilustraci¨®n son, ya se sabe, imprevisibles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.