La crisis del PCE

Vivimos un momento de crisis y los partidos pol¨ªticos dif¨ªcilmente pod¨ªan sustraerse a ello, quiz¨¢ porque, despu¨¦s de cuarenta a?os de dictadura, el camino de la democracia hay que hacerlo andando. En este sentido, las dificultades por las que atraviesa el PCE son graves, pero no irresolubles. Quienes en las sucesivas opciones electorales dimos nuestro voto a dicho partido, no depositamos nuestra confianza en un l¨ªder carism¨¢tico, sino en un colectivo de hombres que hab¨ªan demostrado su capacidad de lucha desde tiempo atr¨¢s. Alguno de esos hombres se ha ido del partido y ha dejado el puesto p¨²blico que desempe?aba por voluntad popular, una decisi¨®n personal que no hay m¨¢s remedio que aceptar. Otros van a ser separados de sus puestos porque la ejecutiva de su partido as¨ª lo decide, frente a la opini¨®n de sus bases y la desesperanza de quienes los eligieron para esos puestos. Si todos estos acontecimientos sirven para convocar un congreso extraordinario, que sirvan para renovar unas estructuras internas que estrangulan las corrientes de opini¨®n. ?Bien venida sea la crisis! Si no es as¨ª, si el aparato del partido gana, la izquierda, toda la izquierda, habr¨¢ perdido; porque puede ocurrir que los que no entendemos de asuntos estatutarios, no comprendamos la necesidad de imponer sanciones y retirar de sus cargos a personas cuya gesti¨®n nos parece valiosa, por el solo hecho de expresar libremente su apoyo a una opci¨®n tan comunista como la del propio se?or Carrillo, y lo que es m¨¢s grave: quiz¨¢ a partir de entonces nos sea dif¨ªcil creer que el eslogan "socialismo en libertad" se cumple./