El fracaso de la "cumbre" de Fez consagra la divisi¨®n ¨¢rabe
El fracaso de la cumbre de Fez, que apenas si dur¨® cinco horas, ha consagrado la divisi¨®n del mundo ¨¢rabe, al tiempo que constituye un duro golpe para los planes de liderazgo regional de Arabia Saud¨ª. Con la decepci¨®n profesional propia de las circunstancias, los periodistas presentes en Fez relatamos en la oscuridad de la noche del mi¨¦rcoles el ruido de los aviones que se llevaban a los mandatarios ¨¢rabes que asistieron a la fallida duod¨¦cima cumbre ¨¢rabe. Los diez jefes de Estado y los dem¨¢s dirigentes se hab¨ªan marchado ya ayer, con la prisa que suelen tener siempre, a las pocas horas de haber llegado.
En los bares permanecen sin descorchar las botellas de agua mineral y gaseosa que, debido a un austeridad de circunstancias, sustituyeron al champa?a, que de todas maneras nadie habr¨ªa necesitado en las cuatro ciudades -Fez Mequinez, Ifrane y Sidi Harazem- directamente relacionadas con la duod¨¦cima cumbre, y en cuya regi¨®n se produce uno de los vinos m¨¢s famosos de Marruecos.La cumbre de la unidad, como la hab¨ªa bautizado, con su proverbial optimismo, un diario marroqu¨ª, ha terminado consagrando la divisi¨®n de hecho que separa a los pa¨ªses ¨¢rabes. Tras s¨®lo unas horas de discusi¨®n, los jefes de Estado comprendieron que las divergencias en torno al plan Fahd eran tan grandes que no val¨ªa la pena intentar prolongar la cumbre en los plazos previstos y salvar las apariencias.
Desorganizaci¨®n
Fracaso, pues, para el rey Hassan II de Marruecos, que, pese a ser ¨¦sta la cuarta cumbre ¨¢rabe que Rabat organiza, de las doce realizadas, parec¨ªa ser un modelo de desorganizaci¨®n, no toda imputable, es verdad, a los marroqu¨ªes. Fracaso tambi¨¦n, y ¨¦ste doblemente duro, para Arabia Saud¨ª, que con el plan Fahd solicitaba el relevo en ese liderazgo ¨¢rabe, vacante desde la muerte de Gamal Abdel Nasser, en 1970, y que el rey Hassan II no dej¨® de mencionar en su alocuci¨®n de apertura.A pesar de su hermetismo de un principio, en medios pr¨®ximos a la delegaci¨®n siria, aparentemente alegre despu¨¦s del fracaso de la duod¨¦cima cumbre, se afirmaba con tono paternal a los periodistas: "Hab¨¦is apostado todos a que el dinero saud¨ª impedir¨ªa que el plan Fahd fuese rechazado. Esto debe servir de prueba que para Siria y la OLP el dinero no es lo principal".
El dinero s¨ª ha sido, sin embargo, lo principal para la delegaci¨®n libanesa, que, en medio de los desgarramientos que produjo la cumbre desde el principio, logr¨® que fuese discutida la cuesti¨®n del sur del pa¨ªs y la ayuda financiera a L¨ªbano, que es el tema que Beirut plantea en todas las cumbres, y sobre el cual, como si pagar fuese lo que menos-problemas causa a los pagadores del Golfo, siempre ha existido unanimidad.
Los palestinos, pues, ayudados por Siria, como era previsible, han sido los principales causantes del fracaso del plan Fahd. La OLP y Siria dependen ambas enormemente, sin embargo, de la financiaci¨®n saud¨ª.
Cabe prever dificultades futuras para Siria, aunque, en lo que alude a los palestinos, los saud¨ªes, incluso en los peores momentos, han sido siempre muy cuidadosos de no cortarles las subvenciones.
Parece un hecho, no obstante, que la decisi¨®n de hacer estallar la cumbre la tomaron los saud¨ªes. El pr¨ªncipe Fahd, seg¨²n se cree, se sinti¨® muy inc¨®modo porque determinados pa¨ªses, en particular del Golfo, que le hab¨ªan prometido por anticipado un apoyo de principio, se lo retiraron al ver el sesgo radical de las discusiones. La ausencia del presidente sirio, Hafez el Assad, colm¨® el vaso e hizo, al parecer, estallar al hombre fuerte de Riad.
Visto con cierta perspectiva, el fracaso saud¨ª de hoy puede trocarse ma?ana en un ¨¦xito. Al fin y al cabo, los pa¨ªses ¨¢rabes han demostrado en la cumbre de Fez que son incapaces de adoptar una pol¨ªtica com¨²n, una estrategia de acci¨®n, y no de rechazo, como dijera el propio pr¨ªncipe Fahd, con respecto a Israel y a un conflicto que se eterniza desde hace 33 a?os.
Con toda la hostilidad que todos siguen manifestando a Egipto por su paz separada con Israel, ¨¦ste es el ¨²nico pa¨ªs que en un plazo razonable puede aspirar a recuperar los territorios que el Ej¨¦rcito israel¨ª le ocup¨® en 1967. Naturalmente que esto, por ahora, es a expensas de los derechos del pueblo palestino a su tierra; pero, honradamente, los defensores del plan Fahd se preguntan hasta qu¨¦ punto es verdad que son los derechos del pueblo palestino los que motivan las actitudes de los pa¨ªses del rechazo, y no sus intereses.
El plan Fahd ha sido calificado por el delegado libio a la cumbre de Rabat como suced¨¢neo de Camp David, pero que pretende ser avalado por todos los ¨¢rabes. Nadie, sin embargo, se ha tomado la molestia de considerar el plan Fahd siquiera como punto de partida para una discusi¨®n en la que ¨¦ste podr¨ªa haber sido modificado y reformado en un mayor acercamiento a la leg¨ªtima postura palestina.
El pr¨ªncipe Saud al Feysal, ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saud¨ª, dijo a medianoche del mi¨¦rcoles a un grupo de periodistas en Fez que lo ocurrido le parec¨ªa "muy triste" y que, en su opini¨®n, no era probable que esta reuni¨®n de ministros se celebrase en los pr¨®ximos dos meses.
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