Poco m¨¢s que una tendencia
LOS RESULTADOS visibles de las entrevistas Breznev-Schmidt no van m¨¢s all¨¢ de las expectativas posibles; tampoco se quedan m¨¢s cortos. Los resultados invisibles -las conversaciones privadas, que no se reflejan en discursos y comunicados- se ir¨¢n reflejando en el desarrollo futuro de los acontecimientos. Sich¨ªnidt ha explicado ya en sus palabras a Breznev que las discusiones de Bonn "pueden y deben dar un impulso favorable a las negociaciones de Ginebra" (las de reducci¨®n de armas entre Estados Unidos y la URSS, que comenzar¨¢n el d¨ªa 30). Es decir, una frase que indica que no se ha perdido del todo el tiempo, o bien que el simple hecho de la negoc¨ªaci¨®n y el contacto es mejor que nada.Es ahora frecuente hablar de climas y aplicarles medidas relativas. As¨ª, el clima de ahora es mejor que el de hace un mes, y el discurso posibilista de Reagan y las contraofertas de Breznev, aun mutuamente rechazados y descritos como trampas, trucos o gestos de espect¨¢culo publicitario, no han ca¨ªdo enteramente en el vac¨ªo. El compromiso para que Haig y Gromiko conversen directamente -tambi¨¦n en Ginebra, y antes de fin de a?ose anuncia ya como el preludio para una posible entrevista entre Reagan y Breznev dentro del a?o pr¨®ximo.
Todo esto marca una tendencia. La anterior estaba te?ida por el rearme, por las bombas de neutrones y los misiles implantados en el suelo de Europa. La actual es la de negociar, la de llevar los arsenales nucleares a "un equilibrio en el nivel m¨¢s bajo posible", como dice el comunicado de Bonn, que recoge otras frases conciliadoras, como las dedicadas a crear "medidas generadoras de confianza" o buscar "la moderaci¨®n adecuada".
Entre estas frases est¨¢ la que alude a la conveniencia de considerar a los pa¨ªses neutrales o neutralizados como "un factor positivo en la actual pol¨ªtica internacional", t¨¦rmino que, seg¨²n fuentes period¨ªsticas y diplom¨¢ticas, ha costado discusiones considerables. Por su parte, la Uni¨®n Sovi¨¦tica quer¨ªa aumentar el elogio y el impulso a las neutralidades, y por la otra, la Rep¨²blica Federal de Alemania deseaba reducirlos. Es posible lucubrar que en este conjunto de palabras hayan estado presentes el tema del ingreso de Espa?a en la OTAN y los intentos de Papandreu para sacar de ella a Grecia, o, por lo menos, los forcejeos para reducir la supranacionafidad de las bases y los planes militares que permitan conservar una iniciativa y un control propios. Temas de discusi¨®n que sobrepasan la capacidad de intermediario de Schm¨ªdt, pero que representan plenamente las sugerencias de la URSS -que no entre Espa?a en la Alianza, que se deje salir a Grecia de ella- ante Reagan, a quien Schmidt visitar¨¢ en Washington para darle cuenta personal de sus conversaciones con el presidente sovi¨¦tico.
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