La Reina entreg¨® el Premio de Pintura Condesa de Barcelona

La reina Sof¨ªa y la condesa de Barcelona presidieron ayer el acto de entrega del premio de pintura que lleva el nombre de esta ¨²ltima y la inauguraci¨®n de la exposici¨®n de los cuadros seleccionados en el concurso, convocado por la empresa Rumasa. Adolfo Estrada, con su cuadro Las palomas, fue el ganador del primer premio, dotado con 1.500.000 pesetas, mientras Juli¨¢n Grau Santos recibi¨® un acc¨¦sit, con 750.000 pesetas, por su Interior en penumbra. El jurado estaba presidido por Jes¨²s Aguirre y Ortiz de Z¨¢rate, duque de Alba.

Abri¨® el acto Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos, presidente de Rumasa, quien, tras agradecer a la reina Sof¨ªa la presidencia del acto y a do?a Mar¨ªa de las Mercedes, condesa de Barcelona, su patrocinio y su presencia, anunci¨® la decisi¨®n de dar al premio -que hab¨ªa sido convocado en la celebraci¨®n del vig¨¦simo aniversario de la creaci¨®n de la empresa Rumasa- un car¨¢cter permanente, con una periodicidad bienal, por consejo del propio jurado. A?adi¨® que, siguiendo las indicaciones de ¨¦ste, se hab¨ªan concedido diez medallas de honor, que correspondieron a Cristina Ducl¨®s, Juan Guti¨¦rrez Montiel, Hip¨®lito Hidalgo de Caviedes , Gustavo Isoe, Vicente Llorens Poy, Lluis Roura, Francisco San Jos¨¦, Guillermo Vargas Ruiz, Jos¨¦ Vega Osonio y Miguel Vill¨¢.El duque de Alba, como presidente del jurado, comenz¨® tambi¨¦n agradeciendo a la Reina y a la condesa de Barcelona su presencia all¨ª con un discurso en el que el juego barroco del lenguaje se pon¨ªa en funci¨®n de la intenci¨®n. ?Vuestra presencia, se?ora?, dijo, ?realza nuestro proyecto, y si me permit¨ªs que juegue con significados verdaderos y falsos de las palabras, dir¨¦ que vuestra realeza da mayor altura a nuestra realidad?. Habl¨® despu¨¦s del origen andaluz de la condesa de Barcelona como segura fuente de su benevolencia para con una empresa igualmente andaluza. Consigui¨® emocionarla cuando le hac¨ªa vivir la existencia todav¨ªa, en el arte popular y en la azulejer¨ªa andaluza, de esas representaciones iconogr¨¢ficas en las que no ser¨ªa dif¨ªcil encontrar a la propia condesa de Barcelona y, con sus palabras, a sus augustos padres.

Citando a Rilke, se refiri¨® el duque de Alba despu¨¦s a la vocaci¨®n de soledad del artista, para hablar m¨¢s tarde de la decomunicaci¨®n de la obra de arte. Dio Jes¨²s Aguirre un repaso a la historia de las artes para fijarse inmediatamente en la figura del mecenas, y, haciendo el paralelo con la evoluci¨®n de las escuelas y los estilos pict¨®ricos, dijo que ?tambi¨¦n ser¨ªa bueno que el mecenas se acomode a cada ¨¦poca?. Para ¨¦sta se?al¨® la necesidad de que fuera m¨¢s que un protestor de artistas, un promotor de artes.

Habl¨®, por fin, el duque de Alba, del paralelismo existente entre este promotor cultural y el empresario ?que invierte en producci¨®n y, por tanto, en sociedad de libre mercado?, y, tras felicitar a Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos, se?al¨® que la coincidencia en las personas del empresario inversor y el mecenas de arte era un signo de salud social.