La segunda pel¨ªcula de Orson Welles
Se emite hoy a las 21.55 horas, por la primera cadena de televisi¨®n, una de las m¨¢s importantes pel¨ªculas de la filmograf¨ªa de Orson Welles, El esplendor de los Amberson, que en Espa?a se tradujo como El cuarto mandamiento, tratando as¨ª de distorsionar la compleja reflexi¨®n que sobre la decadencia de la aristocracia y la paralela ascensi¨®n de un concepto democr¨¢tico de la estructura social contiene la pel¨ªcula para reducirla a un follet¨ªn de padres e hijos mal avenidos.Es cierto que la estructura melodram¨¢tica de la pel¨ªcula pod¨ªa reducir a la an¨¦cdota algunos de sus pasajes. Bien entendieron, sin embargo, los productores que no era as¨ª cuando obligaron a Orson Welles a no presenciar el montaje definitivo ni a opinar sobre los arreglos y a?adidos con que manipularon parte de su trabajo. Comenzaron ya para Welles, en esta su segunda pel¨ªcula c¨®mo director, las frustraciones que han acompa?ado luego toda su obra.
In¨²til, no obstante, el trabajo de sus censores, ya que El esplendor de los Amberson mantiene vivo lo mejor de su autor. Pel¨ªcula m¨¢s cl¨¢sica que Ciudadano Kane, es decir, sujeta a normas narrativas menos barrocas, es un modelo en lo que a la utilizaci¨®n de la imagen se refiere. Baste recordar la forma en que se presenta a los personajes, la secuencia del baile o el encuentro final, para comprobarlo.
La profundidad psicol¨®gica con la que WeIles analiz¨® a los protagonistas de la aparentemente vulgar trama dio a la pel¨ªcula una dimensi¨®n que discut¨ªa su esquema melodram¨¢tico para inscribirse en el terreno de las obras maestras. Quiz¨¢ fuera ese rigor el que sorprendi¨® al p¨²blico, que dispens¨® a la pel¨ªcula una fr¨ªa acogida, convirti¨¦ndola en un fracaso comercial. Quiz¨¢ la raz¨®n estribara, como opinan algunos, en que Orson WeIles no interpretara papel alguno, siendo esta la ¨²nica pel¨ªcula por ¨¦l dirigida en la que no aparece como actor (aunque el personaje interpretado por Tim Holt recuerde muchas veces la personalidad de Welles).
Ni productores ni p¨²blico fueron sensibles a la compleja descripci¨®n social que el director hac¨ªa de esa Am¨¦rica de principios de siglo, enrarecida por una situaci¨®n social que deb¨ªa dar paso a nuevas formas de vida. Continuaba WeIles su discurso de Ciudadano Kane, investigando en nuevas formas de lenguaje, plante¨¢ndose el cine con una inquietud que pocas pel¨ªculas de aquel a?o -1942- supieron imitar.
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