El Gobierno/Scala
Fiesta Scala la noche del cambio de Gobierno. Robles Piquer, que va y viene mucho por el sal¨®n, parece el ma?tre pol¨ªtico de la fiesta, paralelo del ma?tre gastron¨®mico. Algo as¨ª como el parama?tre. Y de eso es de lo que est¨¢ haciendo,realmente, en su tele, con respecto de su gran maestro y cu?ado de ceremonias propagand¨ªsticas, don Manuel Fraga. Llega Oliart y saluda al general Diez-Alegr¨ªa:-Encantado de verle, mi general.
Y dice Diez-Alegr¨ªa:
-Pues no lo parece, porque llevo tres meses esperando que usted me reciba.
Corte y refugio en la carta del men¨². Pero van a estar frente a frente toda la noche. El locutor del show confirma como ministros perdurables en el nuevo Gobierno a Ros¨®n y el citado Oliart, ambos presentes, yes. Pero Oliart se va antes de que salga el ladr¨®n/artista franc¨¦s que le roba veinte duros al ministro del Interior, unos tirantes al conde de Montarco, la corbata a Cabeza y la cartera a M¨²gica. Cuando las chicas salen de marines y se toca Barras y estrellas, parece un homenaje a la OTAN y el representante yanqui est¨¢ contento. Robles y otros listeros van y vienen repartiendo listas ministeriales. ?Soledad Becerril, a Cultura?. A m¨ª me parece una humillaci¨®n rec¨ªproca a la cultura y a Soledad Becerril. Se ve que la cultura sigue siendo cosa de poco momento para la clase pol¨ªtica que disfruta con este circo de lujo. Y se ve, sobre todo, que la mujer sigue siendo una curiosidad zool¨®gica postergable a las labores de ganchillo cultural.
Saludo al general Guti¨¦rrez-Mellado, que est¨¢ en mesa contigua, y observo lo bien que fuma este hombre. Una cosa, m¨¢s o menos, como ver fumar a Alfredo de Vigny. Cuando llega la gran fiesta de los gl¨²teos, espero que Robles Piquer, por coherencia con su biograf¨ªa, se salga a dar la lista ministerial a los porteros, pero no.
Carmen Garrigues me confiesa que es la primera vez que ve unos senos de mujer, aparte los suyos. Yo le aseguro que es exactamente a la inversa por mi parte. El personal ha aplaudido poco y ha pateado algo el renombramiento de los ministros presentes. Sara/Antonia Montiel se deja registrar, no s¨¦ por d¨®nde, en manos del ladr¨®n franc¨¦s. Esto es como una convenci¨®n americana, como la involuntaria celebraci¨®n del nuevo Gobierno mediante caballos, m¨²sica y desnudos. S¨®lo hay uced¨¦ e independientes, como Ram¨®n Tamames. A su Carmen, el espect¨¢culo le parece una horterada. Rafael Ans¨®n me emplaza para cena priv¨¦ y su Inmaculada me tira un beso de aire y protocolo. Est¨¢ en el aire la lista de ministros, una lista marengo de ir tirandillo, a la que le mete color¨ªn, progresismo y europeidad este espect¨¢culo de z¨ªngaros ap¨®crifos, todo muy entre Los vieneses de los 40/40, el viejo cabaret de Berl¨ªn, en versi¨®n petrod¨®lar para los jeques del piso de arriba, y music-hall parisiense de un litografista ast¨¦nico que imitase a Toulouse-Lautrec. Pienso si el nuevo Gobierno viejisimo no es tambi¨¦n eso: nostalgia de la autarqu¨ªa, nostalgia del hermanismo ilustrado que nos ilustr¨® hasta el cuarenta y tantos, m¨¢s un excipiente de liberalismo franc¨¦s y champa?a de garrafa marsellesa. Aunque don Jos¨¦ Mel¨ª¨¢/Castilla, por su parte, no ha podido estar m¨¢s generoso. Pero este presidencialismo que se queda sin los suyos (la escuela N¨¢car/Colunga, del can¨®nigo se?or N¨¢car y el profesor Colunga) y, tiene que recurrir al enemigo residual para formar Gobierno, no va a ilusionarnos electoralmente con unas estampas iluminadas de cosmopolitismo apache.
Luis y Mar¨ªa Jes¨²s Berlanga se van al flamenco de Vijande. Sisita Pastega/Dencuve, nacida Milans del Bosch, me dice que al espect¨¢culo s¨®lo le ha faltado un elefante. Ha sido el funeral alegre de UCD.
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