Un juego elemental

Tras una larga e importante carrera que le confirma como a uno de los m¨¢s importantes autores vivos del cine norteamericano, John Huston se ha visto obligado en los ¨²ltimos a?os a rodar pel¨ªculas que obviamente no contin¨²an su anterior inquietud est¨¦tica. Phobia y Evasi¨®n o victoria han decepcionado a quienes cre¨ªan que aquella l¨ªnea joven e imaginativa que hab¨ªa dado ¨²ltimamente t¨ªtulos tan excepcionales como Fat city o Sangre sabia podr¨ªa ser continuada contra la decisi¨®n de productores y el evidente fracaso comercial de su explotaci¨®n en todo el mundo. Huston ha aceptado guiones ajenos, limit¨¢ndose a rodarlos sin hacerlos coincidir con aquellas preocupaciones que le confer¨ªan un cierto aire de fil¨®sofo, de viejo hombre de mundo que ha aprendido a despreciar al mediocre y entusiasmarse por quien a¨²n conserve un cierto esp¨ªritu de libertad. El veterano director ha rodado estos guiones con el cari?o del profesional, pero sin la impronta del autor.Evasi¨®n o victoria es, no obstante, muy superior a Phobia. Quiz¨¢ porque lo elemental de la historia que se cuenta coincide de alg¨²n modo con la sencillez narrativa de Huston; el tono de un cuento de aventuras de buenos y malos es contrario a la tradici¨®n de su obra, pero ofrece una posibilidad ¨¦pica que ¨¦l ha sabido desarrollar al m¨¢ximo. Baste referirse al encuentro de f¨²tbol que cubre la ¨²ltima parte de la pel¨ªcula para entender de qu¨¦ manera se ha divertido Huston. El gui¨®n, sin duda, le ofrec¨ªa ya muchas posibilidades para ofrecer un espect¨¢culo entretenido, seguramente ¨¦l ha aportado, adem¨¢s, cuantos trucos conoce (y conoce muchos) para conducirlo por donde la historia exig¨ªa, para hacer que cada espectador reencuentre en ese partido de f¨²tbol todas sus ganas de gritar, de insultar, de sentirse reconfortado. Tiene Huston una asombrosa habilidad para manejar la emoci¨®n del p¨²blico y ¨¦ste le responde con toda naturalidad. No hay nada que reprochar al viejo director: si el gui¨®n no es muy bueno, ¨¦l ha intentado disimularlo; si la historia es la obvia que a veces aburre, ¨¦l ha puesto tantas guindas como ha podido para no enga?ar a quienes han pagado la pel¨ªcula ni avergonzarse por haberla rodado.