Fr¨ªo y f¨²tbol empa?aron el homenaje a Lennon en Liverpool
El fr¨ªo y el f¨²tbol pudieron m¨¢s que la memoria de John Lennon en su ciudad natal de Liverpool, donde ayer se celebr¨® el primer aniversario de su asesinato. El concierto p¨²blico result¨® algo pat¨¦tico, con no m¨¢s de 3.000 personas presentes, en su mayor¨ªa quincea?eros con ganas de divertirse. El a?o pasado, pocas horas despu¨¦s del asesinato, se hab¨ªan congregado unas 50.000 personas. La tristeza estaba en la cara de los adultos.
El concierto gratuito, en la majestuosa plaza de San Jorge, comenz¨® hacia las siete de la tarde, para alcanzar su punto culminante tres horas despu¨¦s con cinco minutos de silencio. Por desgracia, tan s¨®lo un pu?ado de los asistentes llevaba velas.Esta fue, sin embargo, una ocasi¨®n para que grupos locales tocaran las viejas canciones d¨¦ los Beatles y de John Lennon. Hubo incluso desmayos, como en los viejos tiempos, pero el ambiente daba una cierta impresi¨®n de falsedad. La mayor parte de estos j¨®venes, por su edad, no hab¨ªan nacido cuando los Beatles salieron de Liverpool, convirti¨¦ndose no s¨®lo en un grupo musical, sino en un acontecimiento.
Ayer nev¨® en la mayor parte de Inglaterra. El manto blanco del pa¨ªs (el color de luto de tiempos antiguos) no cubri¨®, sin embargo, a Liverpool, donde, no obstante, apret¨® el fr¨ªo. Este hecho y, seguramente la celebraci¨®n de un partido de f¨²tbol en un estadio vecino vinieron a truncar las esperanzas de los organizadores del homenaje a Lennon.
Tras su asesinato, el a?o pasado, 50.000 personas se reunieron en esta misma plaza de San Jorge, pero han pasado doce meses. La radio local ha organizado para hoy un homenaje en el estadio cubierto de esta ciudad, al que asistir¨¢n, se espera, un mayor n¨²mero de personas.
Algunos de los peregrinos que cre¨ªan en Lennon hab¨ªan llegado ya el lunes de lugares remotos, pues hab¨ªa americanos, franceses e incluso espa?oles, venidos especialmente para la ocasi¨®n. Por otra parte, el musical Lennon, estrenado en Liverpool, estaba ayer repleto.
Los Beatles ya no son y, lo que es peor todav¨ªa, ya no podr¨¢n ser. The Cavern, el hist¨®rico y peque?o local de la calle Mathew donde sol¨ªan tocar en sus principios los Beatles en Liverpool, ya no existe. Ha sido demolido para dar paso a una conexi¨®n subterr¨¢nea del ferrocarril.
Pero en esta ciudad l¨²gubre, reflejo perfecto de la decadencia industrial brit¨¢nica, The Cavern puede volver a la vida en su lugar original. El arquitecto, David Backhouse, con el apoyo del Paul McCartney y de Georges Harrison, quiere lanzar un proyecto para un complejo arquitect¨®nico que costar¨ªa m¨¢s de mil millones de pesetas.
Ayer, pero s¨®lo temporalmente delante del antiguo solar de The Cavern se erigi¨® una estatua de Lennon, de unos dos metros y medio de alto, obra del escultor Alan Curr¨¢n, mostrando al m¨²sico con los brazos abiertos, como pidiendo paz. Pero este es el Lennon sin barba, sin gafas, el de Liverpool, no el de Nueva York.
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