Exito de Ros Marb¨¢ en su regreso a la Orquesta Ciudad de Barcelona
Antoni Ros Marb¨¢ regres¨® a la Orquesta Ciudad de Barcelona, como director titular, y, en el concierto que ofreci¨® el pasado 12 de diciembre, en el Palau de la M¨²sica Catalana, consigui¨® un rotundo ¨¦xito por la calidad y el vigor expresivo que supo extraer del conjunto barcelon¨¦s.Gustaron muchos detalles de Ros Marb¨¢. Destac¨® especialmente su preocupaci¨®n por transmitir, al numeroso auditorio, un mensaje claro, sin ambig¨¹edades, empe?o en el que triunf¨® plenamente. La m¨²sica emergi¨® con total comprensi¨®n y belleza, en cada una de las diversas partituras interpretadas, cada una de ellas con su especial estilo y musicalidad caracter¨ªstica.
El programa estuvo compuesto por tres obras de mucha m¨²sica, y ofreci¨® dos alicientes especiales: por una parte, la audici¨®n de Facecia, de Juan Lamote de Grignon. Por otra parte, la presentaci¨®n del violinista galo Jean-Jacques Kantorow, que llegaba al Palau avalado por un importante curr¨ªculo.
Orquesta Ciudad de Barcelona
Director: Antoni Ros Marb¨¢. Solista: Jean-Jacques Kantorow. Obras: ?Facecia, de J. Lamote de Grignon; ?Concierto para viol¨ªn y orquesta?, de Brahms, y ?Suite de Romeo y Julieta?, de Prokofiev. Lugar: Palau de la M¨²sica, d¨ªa 12 de diciembre.
La partitura Facecia, de Lamote de Grignon, gust¨® mucho. Se trata de un trabajo de gran valor art¨ªstico, en el que un tema de car¨¢cter popular se explota ricamente y en muchos momentos, a trav¨¦s de una h¨¢bil t¨¦cnica contrapunt¨ªstica. Lamote de Grignon compuso esta obra en el a?o 1936, y aunque su lenguaje parec¨ªa en aquel tiempo algo desfasado (ya que se trata de una obra rom¨¢ntica, pr¨®xima a la sensibilidad de Dvorak o Smetana) por su autenticidad y perfecta elaboraci¨®n orquestal, sigue siendo una partitura que bien merece ser interpretada.
Jean-Jacques Kantorow fue el solista del bello y poderoso concierto para viol¨ªn de Brahms. Este joven int¨¦rprete, en cuyo curr¨ªculo destaca el primer preinio del concurso Paganini de G¨¦nova, realiz¨® una personal y vibrante versi¨®n del mencionado concierio. Kantorow, que toca con un bell¨ªsimo stradivarius, fechado en Cremona el a?o 1702, se expresa dentro de una l¨ªnea muy cercana a Zino Francescatti. Vibrato r¨¢pido y alegre a trav¨¦s de una s¨®lida t¨¦cnica, eminentemente violin¨ªstica. Su versi¨®n del concierto de Brahms fue espont¨¢nea y de arrebatado lirismo, que satisfizo plenamente al auditorio, que le aplaudi¨® largamente. Ros Marb¨¢, al frente de la OCB, supo conducir la orquesta con maestr¨ªa, consiguiendo que la masa orquestal, sin perder su obligada densidad, no ahogase, sin embargo, la voz del viol¨ªn solista.
En el Romeo y Julieta de Prokofiev, obra que cerraba el programa, nos encontramos con un Ros Marb¨¢ completamente entregado. Con absoluta autoridad obtuvo una versi¨®n palpitante, llena de brillantes contrastes. La orquesta, por otra parte, le respondi¨® eficazmente.
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