El golpe de Israel
DESDE QUE en junio de 1967 los soldados israel¨ªes se apoderaron de las alturas del Gol¨¢n, sus esfuerzos pol¨ªticos se centraban en conseguir una desmilitarizaci¨®n de esta altiplanicie que consideraban una amenaza permanente. La anexi¨®n total figuraba entre sus proyectos, por lo menos entre los duros de la pol¨ªtica, pero una serie de negociaciones, entre ellas las de Camp David, y las resoluciones de las Naciones Unidas contra el derecho de conquista, negaban la posibilidad de est?a ¨²ltima acci¨®n. En estos momentos, Israel la est¨¢ cumpliendo, y es un golpe m¨¢s de entre tantos como amenazan en estos momentos la paz mundial, y que no parece ajeno a la situaci¨®n general: Beguin ha colocado esta aut¨¦ntica bomba en el momento en que la atenci¨®n est¨¢ vuelta hacia Polonia; cuando el desaf¨ªo de Ronald Reagan a Libia parece hacer m¨¢s propicia esta intervenci¨®n, y ante un mundo ¨¢rabe desunido tras el fracaso de la Conferencia de Fez. Israel alega no solamente cuestiones de seguridad nacional, sino derechos b¨ªblicos: fue, dicen, un regalo de Mois¨¦s a los levitas como un lugar de refugio "en el lado en que el Jord¨¢n se vuelve hacia el sol levante". No hay que desechar o devaluar este aparente absurdo en un pa¨ªs donde los partidos religiosos -fan¨¢ticos- sostienen al Gobierno, y donde un ambiente de mesianismo inspira la pol¨ªtica; de la misma manera que no hay que devaluar la fe de los polacos en la Virgen Negra como interventora en la situaci¨®n actual.El tema es grave. El rechazo absoluto de Egipto -donde ya no est¨¢ Sadat para aguantarlo todo en busca de una paz cada vez m¨¢s lejana-, las exclamaciones de Siria y las condenas de Estados Unidos -con toda la relatividad que tienen estas condenas-, se unen a las protestas de la oposici¨®n laborista dentro de Israel: una oposicici¨®n que no recoge sus datos de la iluminaci¨®n o del oportunismo, sino que ve cernirse un verdadero peligro de guerra generalizada. La provocaci¨®n de declarar como parte del territorio integrante de Israel una zona conquistada en la guerra, y cuyo estatuto y destino forman parte trascendental en toda la arquitectura de la paz estable, no puede quedar sin respuesta. Sobre todo, porque una falta de reacci¨®n en este caso provocar¨ªa una continuaci¨®n de un anexionismo insaciablc. La situaci¨®n del mundo isl¨¢mico ipfrece una tensi¨®n que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que sus propios gobernantes quieren contener. Ninguno de ellos, ni los m¨¢s moderados, se atrever¨¢n a permanecer impasibles ante algo que sus pueblos les exigen.
La acumulaci¨®n de golpes violentos e irracionales en lo que ya no va siendo pol¨ªtica en el mundo, sino irracionalismo y brutalidad, aparece dentro de un clima de tensiones que la pol¨ªtica de Ronald Reagan ha ayudado a establecer. Hasta qu¨¦ punto se pueden mantener todavia ciertos controles, y evitar que estas situaciones sucesivas, y simult¨¢neas, lleguen a convertirse en un conflicto generalizado, es una de las grandes preocupaciones de las poblaciones y de los gobernantes que a¨²n se esfuerzan en contener el estallido de la agresividad.
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