Landelino
?En la Historia hay demasiada sangre de hermanos y ya es hora de vivir en paz y libertad?. Quiere decirse que la sangre hemanada y derramada ha llegado al r¨ªo de la oratoria, y con esa sintaxis de sangre ha construido Landelino Lavilla, presidente del Congreso, el discurso de la paz y la necesidad. As¨ª, la rigurosa/rigorosa respuesta a los profesionales de la disidencia ha sido una respuesta lateral, inesperada y, por tanto, mucho m¨¢s eficaz t¨¢cticamente, ya que la respuesta trontal del Gobierno tardaba en producirse. Landelino Lavilla, que viene del juriscatolicismo y ha pasado por el ucedismo sin que el rayo, centrista le rompiese ni manchase, se ha perfilado durante unos d¨ªas como el delfin de la derecha racional ante la derecha irracional, y ha sido durante veinticuatro horas el presidente natural del Gobierno, o el presidente natural de la calle, el hombre inexpresivo que nos ha expresado a todos, desde Luis Mara?¨®n a Lauro Olmo:
-Muy bueno lo de Landelino, oyes.
?Fuera de los valores de la Constituci¨®n no hay sino barbarie y regresi¨®n, suicidio y esterilidad?. Esta ?pieza oratoria?, como dec¨ªan nuestros reconocidos e irreconocibles padres period¨ªsticos, cronistas de anta?os, hab¨ªa que glosarla con tiempo, que es espacio, porque nos ha dicho a todos y lo ha dicho todo, ha puesto en pie la Constituci¨®n, con sus millones de votantes, y ha supuesto la epifan¨ªa de un pol¨ªtico beligerante donde s¨®lo hab¨ªa un legalista vigilante.
?Hay quienes no saben afirmar sus ideas sin arrasar violentamente las ajenas?. Yo me tengo preguntado por la diferencia (inexistente) entre las banderas 20/N y la bandera 6/D. Aunque quiz¨¢ la diferencia est¨¦ ah¨ª, entre el singular y el plural. Entre exhibir una bandera ¨²nica, que en s¨ª misma es una Constituci¨®n legible a distancia, y exhibir m¨²ltiples banderas, haciendo de la multiplicidad ominosidad. De cualquier manera -tambi¨¦n lo tengo escrito-, la diferencia es calderilla ideol¨®gica, y aqu¨ª llevamos muchos a?os mat¨¢ndonos por la calderilla. Si el discurso de Landelino ha sido -guerra/rel¨¢mpago, Constituci¨®n en acto, argumento de un d¨ªa sin argumentos, considerado en el tiempo, m¨¢s all¨¢ de la moment¨¢nea beligerancia, supone, como digo, la epifan¨ªa de un pol¨ªtico que, disciplinado en castidades, ha sabido mantenerse cuspidal al bucanerismo politicastro de su partido, tanto como a la angeolog¨ªa original de su escuela. Me interesa el caso humano, la pol¨ªtica caliente (politolog¨ªa es, por el contrario, la ciencia que enfr¨ªa la pol¨ªtica), porque creo que aqu¨ª, como en todas partes, se hace una pol¨ªtica de hombres, m¨¢s que de ideas (o de ideas corporalizadas en hombres), o sea, como dice Tierno Galv¨¢n, ?una pol¨ªtica barroca?, que ¨¦l desestima, pero que est¨¢ haciendo a tope en lo que se refiere a s¨ª mismo, y por eso Tierno, en su desapasionamiento, es apasionante. Dentro de estos eternos Episodios Nacionales que son la pol¨ªtica espa?ola desde siempre (y que Gald¨®s convirti¨® en g¨¦nero y Ricardo de la Cierva degener¨® en fasc¨ªculo), amanece ahora el protagonismo de un nombre de segundo plano, Landelino Lavilla, como ?el retorno del personaje? de Balzac y Valle-Incl¨¢n. Una de las figuras de tapiz del fondo deviene a primer t¨¦rmino. Eso le da profundidad a la novela y a la pol¨ªtica. Calvo-Sotelo ya tiene un hombre par: inquietante para ¨¦l, quiz¨¢; tranquilizador para el personal.
Cualquier adem¨¢n genera su respuesta sim¨¦trica. Tejero tuvo la virtud involuntaria de rearmar ideol¨®gicamente a la acracia intelectual que pasaba. Los glosadores/cien de Tejero han generado involuntariamente un ¨¢ngel a raya diplom¨¢tica, con alta espada dial¨¦ctica, para la democracia: Landelino Lavilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.