Forma y planeamiento de la ciudad
Durante las tres primeras semanas de diciembre se est¨¢n desarrollando, con el t¨ªtulo que encabeza estas l¨ªneas, en la Escuela de Arquitectura de Madrid, una serie de conferencias-debates en torno a la revisi¨®n del Plan General de 1963. Tarea acometida por la Oficina Municipal del Plan, que tiene pr¨¢cticamente ultimado un avance de planeamiento.El tema es de envergadura: la sustituci¨®n de un plan metropolitano redactado en los albores del desarrollismo, en un marco todav¨ªa lo suficientemente r¨ªgido como para que la Administraci¨®n central tutelara a trav¨¦s de ¨®rganos ad hoc (Coplaco) las actividades de los distintos municipios del ¨¢rea madrile?a. Quiz¨¢ consciente de la necesidad de introducir un componente. de racionalidad en el comportamiento agregado de unos ¨®rganos de poder local excesivamente faltos de otras formas de control/responsabilidad social.
El caso es que de ese plan com¨²n -m¨¢s o menos respetado en el municipio de Madrid, muy escasamente en el resto de municipios del ¨¢rea, y completamente desbordado por el rapid¨ªsimo crecimiento en los inmediatamente exteriores- se trata de pasar a una serie de planeamientos municipales aut¨®nomos sujetos a unas directrices b¨¢sicas y sometidos a un proceso de coordinaci¨®n horizontal (compatibilizaci¨®n).
Las preguntas se agolpan, evidentemente: ?Qu¨¦ modelo de ciudad, de ¨¢rea metropolitana va a resultar de la adici¨®n de los diferentes planes de revisi¨®n? ?Significa un retroceso o un avance el proceso de desmembraci¨®n en marcha? ?,De qu¨¦ manera se pueden defender m¨¢s eficazmente los derechos e intereses de la comunidad?
Escojamos algunos momentos significativos en los que se trat¨® -como ahora se trata- de conformar la ciudad:
1. 1860. Se aprueba el Ensanche proyectado por el ingeniero Carlos M.? de Castro, que trata de regular el crecimiento compacto y continuo de la ciudad. Pero la propuesta inicial va a verse desvirtuada notablemente: tanto por la eliminaci¨®n de espacios libres y edificios p¨²blicos como por su densificaci¨®n. El Ensanche acabar¨¢ constituy¨¦ndose como la ciudad burguesa, paradigma y s¨ªmbolo de la nueva clase social en ascenso.
La mayor parte de los costes de ejecuci¨®n (urbanizaci¨®n) corren a cargo de los ayuntamientos, que en un principio incluso tienen que expropiar las calles ("estamos pagando a los propietarios el derecho a enriquecerse", se quejar¨ªa D. lldefonso Cerd¨¢).
El resto de la ciudad que no cabe en los presupuestos sociales y econ¨®micos del Ensanche (vivienda obrera, f¨¢bricas, servicios urbanos) formar¨¢ el nefasto extrarradio.
2. 1941-1944. Despu¨¦s de numerosas y bienintencionadas propuestas, que se suceden desde 1923 -propuesta de Extensi¨®n, de Salaberry, Lorite, Aranda y G. Cascales-, en torno a la necesidad de superar la estrecha visi¨®n del planeamiento de ensanche por un planeamiento supramunicipal, zonificado (ordenaci¨®n en el espacio de las distintas actividades) y jerarquizado en momentos de sucesivo detalle, va a surgir en la inmediata posguerra el Plan de Ordenaci¨®n de Madrid y su Alfoz de 1941 (aprobado en 1944).
Este plan, t¨¦cnicamente correcto e incluso sintonizado con lo que ocurre en Europa, trata de resolver contradicciones ya demasiado evidentes. Frente a las cr¨ªticas radicales, a la dura realidad de la ciudad industrial decimon¨®nica, la disciplina va a poner a punto un modelo conciliador que se va a adaptar, adem¨¢s, a las tendencias naturales; de ah¨ª su ¨¦xito. Como la ciudad humana razonable y bien conformada parece imposible ante el imparable proceso de crecimiento, se va a plantear la soluci¨®n m¨¢s evidente: pasar de un pa¨ªs de ciudades (distantes, relativamente aut¨®nomas) a una ciudad -o pocas- que englobe todo el pa¨ªs, o la mayor parte. Y adscribir a este modelo todas las virtudes -ciertas e imaginadas- de aquel otro, desgraciadamente inalcanzable.
La ideolog¨ªa organicista
Surgen as¨ª a la par el modeloplanetario y la ideolog¨ªa organicista: Howard, Bardet y Le Corbusier, hermanados en la utop¨ªa posible de la ciudad del capitalismo desarrollado. La distribuci¨®n natural de precios del suelo (descendente desde el centro a la periferia) habr¨¢ de sufrir algunos retoques impuestos por los imprescindibles cinturones y cu?as verdes que exige este esquema; pero los propietarios de suelo individuales (peque?os y medianos agricultores) ya no son una fuerza considerable, y los nuevos promotores e inmobiliarias se adaptar¨¢n r¨¢pidamente, incluso aprovechando -dada su mayor rapidez de reacci¨®n- las circunstancias cambiantes.
3. 1963. El ¨²nico problema de la soluci¨®n delineada es que requiere un control unitario de espacios supramunicipales. En 1944 la soluci¨®n es f¨¢cil en un marco intervencionista. Se comienza por anexionar todos los municipios lim¨ªtrofes, extendiendo el de Madrid hasta sobrepasar los 600 km2. Y se intenta construir por la Administraci¨®n p¨²blica el modelo de n¨²cleos sat¨¦lites -poblados obreros y pol¨ªgonos industriales- propuesto.
La crisis de 1956 y el cambio de Gobierno -y de orientaci¨®n econ¨®mica- de 1957 abren el campo a una l¨ªnea bien diferente: la del liberalismo econ¨®mico. El reci¨¦n creado Ministerio de la Vivienda olvida las presunciones de orden urban¨ªstico y vuelve sus ojos hacia la eficacia, medida en n¨²mero de viviendas construidas por a?o, dentro de una necesaria pol¨ªtica social que permita la parcial absorci¨®n de los impactos del cambio de modelo econ¨®mico.
La ciudad vuelve a ciecer an¨¢rquicamente, por relleno de espacios que se pretend¨ªan verdes, etc¨¦tera. Pronto har¨¢ falta otro marco y otra justificaci¨®n t¨¦cnica: el Plan de 1963, que se redacta como instrumento de racionalizaci¨®n de la situaci¨®n de hecho, incluyendo buena parte de la geograf¨ªa de derechos adquiridos en el municipio de Madrid.
Los intentos de reformular y ampliar el modelo territorial se ven frustrados por las contradicciones impl¨ªcitas en el plan: sobredimensionamiento de la capacidad para el municipio central, por una parte; voluntarismo vac¨ªo de instrumentaci¨®n en la propuesta para la subregi¨®n.
Estas caracter¨ªsticas, y la gesti¨®n realizada por Coplaco, suponen la r¨¢pida recuperaci¨®n del modelo natural y su exportaci¨®n al AM legal y su corona exterior la descentralizaci¨®n de una industria indeseable y de un surplus de poblaci¨®n no solvente.
4. 1981. La revisi¨®n del plan metropolitano se encuentra con un AM bastante consolidado: m¨¢s de 1,2 millones viven en los municipios exteriores, y sus ritmos de crecimiento son mucho m¨¢s r¨¢pidos, en relaci¨®n con el de Madrid -que decrece- y con los m¨¢s pr¨®ximos, estancados.
El fracaso de las subutop¨ªas
Se encuentra con la realidad de un modelo planetario denso, de sat¨¦lites muy cercanos al centro (menos de veinte-veinticinco kil¨®metros), rnu dependientes de ¨¦l en multitud de aspectos.
El fracaso de las subutop¨ªas racionalizadoras de las contradicciones de un proceso de urbaniza ci¨®n y desarrollo imposible es evidente. La salida l¨®gica es volver a los marcos concretos de las administraciones comunales, a las autonom¨ªas -relativas- municipales. Esto es lo que consiguieron los municipios del AM a finales de 1980. Y los procesos de revisi¨®n en marcha, la consecuencia. En los municipios, el planeamiento se plantear¨¢ en funci¨®n de relaciones de poder concretas y de los resultados de procesos de gesti¨®n/resoluci¨®n de problemas en marcha.
Planteamiento limitado, quiz¨¢; a la defensiva, tambi¨¦n; pero no parece ser que los tiempos presagien confianzas excesivas, aunque s¨ª invitaciones a divagaciones de todo tipo.
Los temas a resolver en estos planes revisados ser¨¢n de tipo local, lo que no debe impedir posturas colectivas m¨¢s o menos generalizadas frente a problemas sectoriales (pol¨ªtica de transporte, de protecci¨®n ambiental, etc¨¦tera) y legislativos (ley de valoraciones, acuerdos-marco sobre vivienda y suelo y su desarrollo, normativa, etc¨¦tera). Ni tampoco falta de atenci¨®n, m¨¢s bien al contrario, a los temas formales y de dise?o, expresados en la necesidad de recuperaci¨®n y creaciones significativas de edificios colectivos y de espacios libres.
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