Le¨®nidas Breznev, el "hombre de cera" que quiere asociar la distensi¨®n con el intercambio econ¨®mico
Le¨®nidas Breznev llega a los 75 a?os con todo el poder en las manos y sin que se vislumbre, tan siquiera, qui¨¦n ser¨¢ su delf¨ªn. Sucediendo a Nikita Jruschov -depuesto mientras pasaba sus vacaciones en Crimea, el 14 de octubre de 1964 -, comparti¨® el mando en un principio con Nicolai Podgorni, presidente del Presidium del Soviet Supremo, y Alexei Kosiguin, jefe del Gobierno. Pero, poco a poco, Breznev fue convirti¨¦ndose en el "m¨¢s igual entre los iguales". A su inicial cargo de primer secretario del Comite Central del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica (PCUS), agreg¨® un a?o m¨¢s tarde de su acceso al poder el de secretario del Presidium del Soviet Supremo, para, el 8 de abril de 1966, convertirse finalmente en secretario general del PCUS.
Breznev ha sido posiblemente en la historia el ¨²nico l¨ªder de un partido pol¨ªtico que ha representado directamente al Estado, salt¨¢ndose incluso el respeto a las apariencias. As¨ª, en 1972, pone su firma, junto a la del entonces presidente de EE UU, Richard Nixon, en los primeros acuerdos sobre limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas, Salt.Podgorni, el nominal jefe del Estado, hab¨ªa sido por entonces relevado incluso de las simples tareas decorativas. En mayo de 1977, en v¨ªsperas de la adopci¨®n de la nueva Constituci¨®n sovi¨¦tica, Breznev sustituye a Podgorni como presidente del Presidium, y lo cesa, tambi¨¦n, como miembro del Politibur¨®.
La lenta, pero segura ascensi¨®n de Breznev hacia el poder absoluto, hab¨ªa cubierto previamente una importante etapa: su ¨²nico antagonista, Alexander Shelepin, tuvo que abandonar el Politbur¨® en abril de 1975.
Alexei Kosiguin, el tercer hombre de la "troika" que sucedi¨® a Jruschov, fue siendo desplazado a un modesto segundo plano, hasta que el pasado oto?o fue reemplazado en su cargo de jefe del Gobierno por Nicolai Tijonov, causando baja definitiva en el Politbur¨®, a su muerte, en diciembre de 1980.
Le¨®nidas Breznev ha tenido la habilidad de deshacerse suave mente de sus enemigos -o mejor, de sus simples antagonistas- y rodearse simult¨¢neamente, y sin gran alboroto, de hombres fieles. En el Politbur¨® -"coraz¨®n" del PCUS- no parece encontrar resistencia. Los poderes f¨¢cticos -Ej¨¦rcito y polic¨ªa pol¨ªtica, KGB-, est¨¢n regidos por amigos suyos. En diversos niveles est¨¢n sus fieles de Dniepropetroysk, la ciudad ucraniana en la que se inici¨® en los secretos de la pol¨ªtica.
Para muchos, el secreto de Breznev es haber convertido la pol¨ªtica en una profesi¨®n segura. Las purgas sangrientas murieron con Stalin, y la lucha blanda por el poder acab¨® con -y contra- Jruschov. Breznev ha logrado deshacerse de oposici¨®n en el PCUS, renunciando, simult¨¢neamente, a los m¨¦todos duros.
Es posible que este logro de Breznev no se deba tan solo a su habilidad, es decir, a una sabia administraci¨®n de premios y castigos. Muchos kremlin¨®logos -una especie, por cierto, que est¨¢ en extinci¨®n, debido a la estabilidad del poder sovi¨¦tico-, afirman que el monolitismo del PCUS es producto de la entrada en la historia de la generaci¨®n de Breznev.
Los hombres de esta generaci¨®n -nacidos en los primeros diez a?os de este siglo-, se beneficiaron de la r¨¢pida promoci¨®n pol¨ªtica durante la segunda guerra mundial, siendo a¨²n funcionarios de poca importancia para resultar perjudicados durante las purgas stalinistas de 1937 y 1938. Estas purgas -que debilitaron a la URSS en v¨ªsperas de la guerra priv¨¢ndola de cuadros pol¨ªticos, econ¨®micos y militares- habr¨ªan servido de lecci¨®n a los entonces j¨®venes de la generaci¨®n Breznev.
Imagen de su pol¨ªtica
La imagen p¨²blica de Breznev es tambi¨¦n la imagen de su pol¨ªtica. Sus cientos de miles de retratos, repartidos a todo lo ancho de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, muestran el rostro de un hombre en¨¦rgico, sin una arruga, con un pronunciado ment¨®n y unas espesas cejas que son todo un s¨ªmbolo de fuerza y poder. Las fotograf¨ªas que aparecen en la Prensa sovi¨¦tica est¨¢n, casi siempre, retocadas -en ocasiones, con m¨¦todos bastante chapuceros- hasta darle un aspecto de hombre de cera.En cambio, basta que se encuentre de visita en Occidente, o que descubra en Mosc¨² fotografos occidentales, para que todo cambie. Entonces, Breznev se convierte en el expansivo ruso que realmente es: sonrisas, bromas, aspavientos...
Algo as¨ª ha sucedido con su pol¨ªtica. Dentro de la URSS -y tambi¨¦n dentro del bloque comunista-, Breznev ha patrocinado una pol¨ªtica muy conservadora. Ha preferido siempre apostar sobre seguro antes que asumir nesgos. Los experimentos pol¨ªticos de la primavera de Praga de 1968, acabaron con una intervenci¨®n militar. Por su parte, la pol¨ªtica econ¨®mica renovadora de Hungr¨ªa ha dado lugar a m¨¢s de una reticencia en el Kremlin, y s¨®lo se ha terminado imponendo a base de mucha insistencia, abundantes declaraciones de inquebrantable adhesi¨®n y la posterior exhibici¨®n de su eficacia. La reciente tolerancia hacia Polonia ha sido, de momento, una excepci¨®n, que parece que pronto dejar¨¢ de serlo.
Dentro de la propia Uni¨®n Sovi¨¦tica, Breznev ha preferido dejar al margen los experimentos. En los ¨²ltimos tiempos ha lanzado duras cr¨ªticas contra la paralizaci¨®n burocr¨¢tica de la econom¨ªa, pero la pol¨ªtica econ¨®mica sigue siendo sustancialmente la misma.
Sin embargo, la pol¨ªtica exterior de Breznev s¨ª ha tenido momentos de aut¨¦ntica brillantez. Una sola idea, pero fundamental, ha guiado sus relaciones con Occidente: unas relaciones econ¨®micas mutuamente ventajosas impiden el peligro de guerra, o, dicho de otro modo: quienes planean negocios, planean la paz.
El envejecimiento de la tecnolog¨ªa sovi¨¦tica pod¨ªa encontrar tambi¨¦n su soluci¨®n en la cooperaci¨®n con norteamericanos y alemanes.
De la mano de Jruschov -y despu¨¦s de su primer viaje a Nueva York- entr¨® en Mosc¨² la arquitectura seudoccidental. calleron viejas iglesias y bellos callejones para ser sustituidos por el funcional Palacio de Congresos del Kremlin, el hotel Rossia y los rascacielos de la avenida Kalinin.
Con Breznev y la distensi¨®n entr¨® en la Uni¨®n Sovi¨¦tica el Wiston, la Pepsi-Cola, las multinacionales y una oleada de periodistas occidentales. Grandes empresas del mundo capitalista iniciaron la construcci¨®n de la f¨¢brica Llave en mano.
La modernizaci¨®n -el sue?o fallido de los rusos desde la ¨¦poca del zar Pedro I- parec¨ªa al alcance de la mano. Un gran show -los Juegos Ol¨ªmpicos del verano de 1980- dar¨ªan ocasi¨®n para celebrar la apoteosis de la distensi¨®n.
Pero este sue?o dorado de la era Breznev fue desgarr¨¢ndose poco a poco. Los acuerdos Salt II no fueron ratificados por los norteamericanos, los tanques sovi¨¦ticos entraban en Kabul, Occidente miraba con ojos desconfiados al Kremlin, Washington llamaba al boicoteo econ¨®mico y los Juegos Ol¨ªmpicos ve¨ªan desfilar, sin banderas, a menos atletas de los previstos.
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