Sobre la conducta homosexual
Quiero responder a dos cartas publicadas en EL PAIS con fecha 12 de diciembre ¨²ltimo que aluden a un art¨ªculo m¨ªo aparecido el d¨ªa 29 de noviembre pasado.El se?or Hern¨¢ndez Trist¨¢n, doctor en Biolog¨ªa, me acusa de que mi art¨ªculo no contribuye a clarificar el problema de la homosexualidad. Pueden haber ocurrido dos cosas: o mis palabas no fueron lo suficientemente expl¨ªcitas (el art¨ªculo apareci¨® recortado, quiero pensar que por dificultades de encaje debido a que compart¨ªa la p¨¢gina con la publicidad expansionista) o, lo que es m¨¢s probable, mi contradictor ha preferido leer lo que previamente ten¨ªa en su cabeza (quiz¨¢ hormonalmente controlada) antes que lo que esta ba escrito.
Me tacha de reduccionista. Tan reduccionista es el enfoque biol¨®gico como el psicosocial cuando uno u otro se consideran en exclusividad. El es bi¨®logo, y esto pudiera justificar su punto de vista endocrino sobre la conducta sexual. Yo soy m¨¦dico y psic¨®logo, y esto me permite contemplar el fen¨®meno desde una perspectiva m¨¢s comprensiva. Toda conducta es resultado de la interacci¨®n entre todas las estructuras y funciones del organismo, por un lado, y del medio ambiente, por otro. Hasta el tama?o de la nariz influye, vaya por caso, en la conducta, pero no en tanto puede ser medida por la cinta m¨¦trica, sino en cuanto yo mismo y los dem¨¢s valoramos su dimensi¨®n. Yo no defiendo que el aprendizaje social sea el determinante exclusivo de la conducta homosexual (corno tampoco de cualquier otro tipo de conducta); s¨®lo mantengo que adquiere prevalencia sobre los de tipo humoral. No minimizo la influencia endocrina sobre la conducta sexual humana en un sentido absoluto. Lo hago s¨®lo en relaci¨®n a la importancia que en el hombre adquiere el sistema nervioso que, debido a su alto nivel de organizaci¨®n y complejidad, le hace mucho m¨¢s receptivo que ning¨²n otro an¨ªmal a dejarse condicionar por los est¨ªmulos sociales. Con raz¨®n se ha dicho que "el m¨¢s importante ¨®rgano sexual del hombre es su cerebro".
Si los factores endocrinos fueran m¨¢s importantes que los de tipo psico-social, ?c¨®mo encontrar¨ªan respuesta los siguientes interrogantes?: ?Por qu¨¦ es m¨¢s frecuente la conducta homosexual en el hombre que en las dem¨¢s especies animales? ?Por qu¨¦ la homosexualidad muestra grandes variaciones de una cultura a otra, de una ¨¦poca hist¨®rica a otra, en determinados grupos sociales sobre otros? ?Por qu¨¦ la homosexualidad es tanto m¨¢s frecuente cuanto mayor tolerancia muestra la sociedad frente a ella? ?C¨®mo es que, en la mayor¨ªa de los casos, su diagn¨®stico s¨®lo puede establecerse mediante observaciones comportamentales, mientras fracasan todos los signos antropom¨¦tricos o humorales? ?Por qu¨¦ en su terapia fallan los m¨¦todos biol¨®gicos y muestran, sin embargo, eficacia la psicoterapia y la terapia de conducta?, etc¨¦tera.
Dice mi oponente que me atrinchero en posturas excesivamente c¨®modas aunque bienintencionadas. Si la buena intenci¨®n reside en intentar prestar ayuda a quien la reclama, entonces admito que mi postura es completamente bienintencionada. Pero estoy totalmente en desacuerdo en que sea c¨®moda. El refugio en el fatalismo biol¨®gico de cualquier tipo de comportamiento s¨ª resulta c¨®modo, porque cuando nada se puede hacer no es preciso hacer nada. Aceptar que la conducta homosexual es producto de un proceso de aprendizaje social supone, por el contrario, adoptar un compromiso m¨¢s libre y m¨¢s inc¨®modo por ello.
No hay contradicci¨®n, por fin, entre mi afirmaci¨®n de que "en la mayor¨ªa de los homosexuales no han podido describirse estigmas de ¨ªndole f¨ªsica o biol¨®gica que los distingan de los que llevan una conducta heterosexual y la posibilidad de emplear alg¨²n tipo de terapia con ellos". El vocablo terapia es un neologismo que no significa necesariamente curar enfermedades.
Agradezco tambi¨¦n la carta del se?or Cano L¨®pez, homosexual feliz, y admito su discrepancia. Esta proviene, entre otras cosas, del recorte que sufri¨® mi art¨ªculo a tijeras de EL PAIS. Aunque no conservo el original, creo recordar que uno de los p¨¢rrafos suprimidos hac¨ªa alusi¨®n a que mientras muchos homosexuales se adaptaban adecuadamente a su condici¨®n, otros, ante las dificultades que les opone una sociedad intolerante con este tipo de comportamiento sexual, prefieren cambiarlo y esto constituye una justificaci¨®n del intento de prestarles ayuda. Si la conducta homosexual es aprendida, el comportamiento heterosexual tambi¨¦n lo es, y por tanto, tambi¨¦n podr¨ªa ser cambiado. De hecho carnbia espont¨¢neamente algunas veces, pero todav¨ªa no se me ha presentado n¨ªng¨²n caso en rni experiencia cl¨ªnica que solicite expresamente que quiera este tipo de cambio, mientras que lo contrario s¨ª sucede con cierta frecuencia./ Ps¨ªquiatra y ps¨ªc¨®logo.
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