Alberto Ormaechea: "No vivo de recuerdos"'
A sus 42 a?os dice que va para viejo. Jugador de los tiempos de barro y cerrojo, desde hace cuatro a?os dirige al primer equipo de la Real Sociedad. Con ¨¦l, su club consigui¨® un t¨ªtulo de Liga, que la afici¨®n guipuzcoana nunca hab¨ªa so?ado. Alberto Ormaechea, desde luego, no; no sue?a. Ormaechea s¨®lo trabaja. Le gusta comer con los amigos, bailar con su esposa y no hablar de f¨²tbol pero, normalmente, no satisface estos gustos. Con todos es, aun con los enemigos, correcto.
Meses antes de conseguir el t¨ªtulo, parte del p¨²blico de Atocha ped¨ªa la dimisi¨®n de Ormaechea. Tras el ¨¦xito, el entrenador pudo haber sonre¨ªdo, pero no. "Nunca me he re¨ªdo de esa actitud. No me r¨ªo, porque en esta profesi¨®n no te puedes re¨ªr de nadie. Al d¨ªa siguiente te agachan la cabeza. Es una profesi¨®n donde siempre trabajas con el mismo inter¨¦s, pero donde unas veces ganas y otras pierdes. Si cuando ganas te r¨ªes, cuando pierdas llorar¨¢s. El resultado no est¨¢ en funci¨®n de tu trabajo solamente".Desde que ejerce como entrenador, sabe que cualquier d¨ªa tendr¨¢ que hacer las maletas. "Esto me preocupa por mis hijos, que tendr¨ªan que cambiar de colegio". Las notas de sus hijos, Alberto y Ainhoa, son su mayor prepocupaci¨®n, y tema de conversaci¨®n en casa. Toda la familia es vascoparlante y no religiosa. "Creo que no es necesario ser religioso para comportarse bien en la vida. Creo que yo me comporto bien, pienso yo". Es el ¨²nico alago que se echa. Poco dado al elogio, casi todos son para sus jugadores, "mi gente".
"Yo no quiero balas ni vagos. Quiero trabajadores, no futbolistas de una jugada genial para que los espectadores les saquen el pa?uelo. El p¨²blico vive de esa jugada, pero el equipo no. El p¨²blico no se acuerda de las 99 jugadas falladas por intentar una genial, y la cr¨ªtica tampoco. La cr¨ªtica es superficial. Lo comprendo, porque desconoce las ¨®rdenes del entrenador, y no se da cuenta del trabajador silencioso, del que cubre los huecos del genial. Es muy diferente el f¨²tbol del espectador y el de la cr¨ªtica, al f¨²tbol profesional. Aquellos quieren el espect¨¢culo, el profesional la victoria. Hay que ganar como sea, aunque sea aburriendo, el que hace n¨²meros circenses es, generalmente, a costa del equipo".
Para Ormaechea, alguno de los genios de la historia quedar¨ªan en rid¨ªculo ante los jugadores de hoy. "Se juega hoy mejor al f¨²tbol, con mejor preparaci¨®n f¨ªsica y mejor t¨¦cnica, que exigen un sacrificio total de los futbolistas. La gente dice que qu¨¦ vida se pegan los futbolistas, que trabajan una hora al d¨ªa. Que se lo pregunten a sus esposas o novias. No pueden salir por las noches, ni comer lo que quieran; los fines de semana, concentrados, viajan constantemente. Estoy hablando de buenos profesionales, como son los que yo conozco. Si no te cuidas, adi¨®s. Durar¨¢s dos a?os. Y si te lesionas nadie te espera ni te guardan el sitio. Una lesi¨®n de un a?o, significa del 10% de tu vida profesional. El futbolista es un esclavo, un monje. El monje reza, el futbolista ve cine. Es lo ¨²nico que puede hacer".
"El futbolista es un monje, pero no un analfabeto. Cada uno tiene sus ideas y si quiere las desarrolla, pero fuera del trabajo, de la oficina, de su profesi¨®n. La excepci¨®n fue la lucha por la ikurri?a, porque era una petici¨®n del pa¨ªs vasco, y no hab¨ªa partidos pol¨ªticos. Ahora ya los tenemos, pues solucionado. Fuera del campo, cada uno que haga lo que quiera, que participen en manifestaciones o lo que sea. Esto lo hemos entendido todos y yo lo tengo claro.
Ormaechea considera que las relaciones sexuales normales no afectan para nada al futbolista; s¨ª, en cambio, mucho, la alimentaci¨®n. Los jugadores de la Real Sociedad a veces se concentran despu¨¦s del partido para cenar convenientemente.
"Soy raro"
"Acaba el partido, y las mujeres les est¨¢n esperando para ir por ah¨ª, y con un sandwich aguantan hasta el d¨ªa siguiente; pero 72 horas despu¨¦s tienen que jugar. La mujer es fundamental para el futbolista. Le puede echar a perder o le pueder alargar su vida profesional. Si la esposa o novia no comprende que vive con un futbolista, le hunde. Yo comprendo a la mujer que quiera salir por las noches y divertirse, pero el futbolista no puede. Si no comprende las exigencias de su profesi¨®n durar¨¢ dos a?os. Yo llevo 22 a?os con mi mujer, y otros tantos encerrada los fines de semana en casa. No, no oye la radio ni ve la televisi¨®n, se entera del resultado y nada m¨¢s. Tampoco lee las cr¨ªticas. Mejor as¨ª; eso de que se metan con tu marido ..."Cuando su equipo obtuvo el t¨ªtulo de liga en El Molin¨®n, Ormaechea -mientras Juanito cruzaba de rodillas el campo de Zorrilla-, declaraba f¨²nebremente "siento una gran alegr¨ªa". El habitual gesto adusto del entrenador no cambi¨® ni en esa circunstancia excepcional. "Soy raro. Dicen que soy raro; yo creo que soy normal. Por qu¨¦ echar las campanas al vuelo. Hoy gano yo y ma?ana otro, nada m¨¢s. Tambi¨¦n dicen que soy raro porque no me gusta el cine ni salir a tomar txiquitos. Pero es que tomo dos vinos y estoy gi?ao. Me tienen que recoger con pala, y a la cama. Igual s¨ª soy un poco raro".
"Tampoco vivo de recuerdos. No valen para nada. No hemos salido este a?o con puntos de ventaja. En el deporte buscas un fin, si lo consigues no te pares, porque te hundes. Si hace cuatros a?os fuimos cuartos, luego segundos y primeros, este a?o no tenemos que ser primer¨ªsimos. Si no trabajamos seremos los ¨²ltimos. Los recuerdos, ni para la vejez, ni para contar a los nietos. S¨ª, es posible que la afici¨®n recuerde el t¨ªtulo, pero yo no. De aquellos d¨ªas s¨®lo me quedo con la imagen del cashero que a nuestro paso dejaba de arar para levantarnos los brazos. Eso s¨ª me emocion¨®. No sospechaba que nuestro trabajo pudiera tener tal trascendencia".
El entrenador de la Real vive al d¨ªa, quiz¨¢s porque el futuro no ser¨¢ tan brillante. "La directiva sabe, y creo que la afici¨®n tambi¨¦n, que dentro de unos a?os podr¨ªamos estar luchando para no descender, como luch¨¢bamos hace a?os. Todo depende de las remesas del Sanse. Si no viene una buena, qu¨¦ se le va a hacer. No podemos buscar en otros sitios, porque no es nuestra pol¨ªtica, porque no tenemos dinero, y porque se hizo hace a?os y se fracas¨®".
Ormaechea tiene reproches para pocos. "No me gustan las declaraciones de jugadores que dicen tener puesto. No me gustan, porque significan un desprecio para el compa?ero que juega. Que se ganen el puesto trabajando, que el entrenador no es tonto, y por su propio bien le interesa que jueguen los que m¨¢s trabajan. Tampoco me gustan los lamentos, echar en falta las ausencias. Si uno est¨¢ lesionado pongo a otro, y deposito toda la confianza en ¨¦l. De lo contrario, se sentir¨ªa menospreciado, rendir¨ªa menos, y es el banquillo quien me soluciona los partidos. Aqu¨ª no sucede esto. La fama no les ha cambiado, y es nuestro ¨¦xito. Tengo una gente extraordinaria".
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