El coche y las Navidades
Los accidentes de autom¨®vil que se producen en estas fechas -unos setenta muertos seg¨²n las previsiones- podrian paliarse si las autoridades llevaran a c¨¢bo -en opini¨®n del autor- una verdadera campa?a de mentalizaci¨®n y amedrentamiento sobre los riesgo! de la carretera.
En estas fechas, que registran los grandes desplazamientos colectivos de las Navidades (una de cuyas inevitables consecuencias ser¨¢ que las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos se ti?an conel luctuoso recuento de los accidentes mortales registrados en los grandes puentes de Nochebuena, Nochevieja y Reyes), me viene a las mientes haber le¨ªdo -o cre¨ªdo leer- en una revista americana un cierto proyecto en avanzado estado de estudio o puesta en pr¨¢ctico consistente en amedrentar al conductor mediante demostraciones ejemplarizantes.Consiste el asunto en dejar el veh¨ªculo o veh¨ªculos accidentados en el lugar donde le produjo el accidente, la colisi¨®n, la tragedia; a un lado de la carretera, en osici¨®n bien visible, incluso en alto, y se?alarlo con oortunos e intencionados paneles.
Si el accjidente se podujo, un suponer, por exceso de velocidad en una curva, varios kil¨®metros antes de insertan carteles cn leyenda de informaci¨®n progresiva: ?A cinco kil¨®metros encontrar¨¢ usted una curva sumamente peligrosa?. ?A cuatro kil¨®metros de aqu¨ª se han producido dererapamientos por exceso de velocidad?. ?A tres kil¨®metros de aqu¨ª es peligroso conducir a m¨¢s de sesenta kil¨®metros/ hora?. ?A dos kil¨®metros de aqu¨ª se saldr¨¢ de la carretera si no entra en la curva despacio?. ?A un kil¨®metro de aqu¨ª ver¨¢ usted el estado en que quedaron los coches que no obvedecieron las se?ales anteriores? y, finalmente, en el punto cr¨ªtico: ?Enel mont¨®n de chatarrra que ve ah¨ª abajo perdieron la vcida equis personas y tantas otras resultaron heridas?.
A la experfesividad de le llamada de atenci¨®n agudamente preparada ¨²nese la m¨¢s espectacular de la imagen: coches de verdad, accidentados, montados los unos sobre los otros en un verdadero revoltijo de estremecedora chatarra.
Si el accidente fue frontal y se produjo en una recta propicia a alcanzar grandes velocidades, se colocan los coches en tal estado metros adentro, suficientemente elevados sobre la carretera para que puedan ser vistos en su m¨¢s dram¨¢tica evidencia: la de los accidentados saliendo despedidos de sus asientos, incrust¨¢ndose en el parabrilas mutil¨¢ndose en las puertas... Para dar realismo a la acci¨®n- y no por sadismo- rec¨²rrese a mu?ecos de goma de tama?o natural. Antes de llegar al ejemplo, los carteles rezan: ?Dentr¨® de poco ver¨¢ como acaba quien conduce con exceso de velocidad?, ante ¨¦l : "As¨ª acaba el temeario", despu¨¦s ; "Piense en lo que ha visto antes de acelerar".
Los ejemplos son acomodabes a cualquier veh¨ªculo (coches, autobuses, camiones, motos, bicicletas, etc¨¦tera) y peligro (cambios de resante, badenes, adelantamientos peligrosos, falta de visibilidad, derrapamientos, alcoholismo, destellos, etc¨¦tera).
Cuando las mertes se miden cada finde semana or cifras crecientemente espeluznantes y nuestro pa¨ªs adquiere el tristemente famoso record de peligrosidad vial que lo coloca en los primeros lugares de Europa junto a Yugoslavia y Gracia: cuando la insensibilizaci¨®n colectiva ante el precio que d¨ªa a d¨ªa ase cobra el tr¨¢fico; cuando ni siquiera la posibiliada de perder la vida o de quedar mutilado para simpre nos arredra... ; la Administraci¨®n debe recurrir a cuanto asugure una sensibilizaci¨®n del conductor ante el peligro real que la carretera entra?a. Ya no basta con la palabra. Hay que pasar de la palabra ala imagen, de la advertencia al ejemplo.
Ignoro si el proyecto supuestamente aplicado o en v¨ªa de aplicaci¨®n en EE UU puede resultar efectivo en nuestro pa¨ªs. A psic¨®logos, soci¨®logos y t¨¦cnicos en tr¨¢fico corresponde dictaminar sobre la viabilidad del mismo y: el efecto sensibilizador que el amedrentamiento mediante el ejemplo contumaz puede ejercer, sobre nuestra peculiar idiosincrasia, tan dada asaltarse toda norma a la torera.
A quien, un se?alamiento de este tipo le parezca excesivo no le vendr¨¢ mal recordar, que m¨¢s de un electrocutamiento habr¨¢ evitado la calavera con tibias cruzadas con que se subraya el peligro de muerte en transformadores y postes de alta tensi¨®n.
De lo que no c¨¢be duda es de que en los puntos negros -que en las carretctas hay- se impone la advertencia, la demostraci¨®n, el ejemplo. Si las estad¨ªsticas demuestran que en una carretera o 'kil¨®metro de ¨¦eta los accidentes se suceden, es que ah¨ª hay un peligro que urge evitar a toda costa. ?Ser¨ªa descabellado se?alarlo a t¨ªtulo de ensayo en alg¨²n lugar-piloto con el s¨ªstema que aqu¨ª se apunta?
La Direcci¨®n General de Tr¨¢fico tiene la palabra. Despu¨¦s de todo, el escritor -acostumbrado a trabajar-con la ficci¨®n no sabe si lo antedicho es un proyecto o una realidad en EE UU, si es producto de una lectura o de un sue?o: el sue?o de que Espa?a no tenga que llorar diariamente tanta, muerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.