Polonia vista desde la clandestinidad
Esta carta de una militante del movimiento democr¨¢tico polaco, que desea permanecer an¨®nima, fue recientemente enviada desde Varsovia a un amigo polaco exiliado en - el extranjero y ha sido facilitada a EL PAIS por el Comit¨¦ de Coordinaci¨®n de Solidaridad en Par¨ªs."No s¨¦ si te acuerdas de nuestra ¨²ltima conversaci¨®n, cuando te preguntaba si regresar¨ªas a Polonia, ?y de nuestra ¨²ltima conversaci¨®n telef¨®nica?, cuando habl¨¢bamos de nuestros planes ambiciosos para el futuro. Desde entonces, t¨² te has convertido en un refugiado pol¨ªtico y yo he entrado en la clandestinidad.
En la noche del 12 al 13 se produjo una gran caza y llegaron a romper las puertas de algunos pisos. Se llevaron a casi todos nuestros amigos y a los militantes de Solidaridad, desde los principales responsables hasta los jefes sindicales de c¨¦lulas de las grandes empresas. Pero, por suerte, algunos se salvaron, como por ejemplo yo. Por casualidad no dorm¨ª en casa. En la lista de los internados figuran unos 350 nombres de gente de Varsovia, pero es unicamente una peque?a parte.
Hoy, por primera vez -el lunes, noveno dia de guerra (21 de diciembre)-, he visto que sacaban a la gente de los autobuses, ped¨ªan la documentaci¨®n y registraban los paquetes que la gente llevaba. Hasta ahora registraban ¨²nicamente a los coches particulares -cada vez hay menos porque no despachan gasolina-, a los taxis y, durante el toque de queda, los lugares, en los que fueron distribuidos pasquines y tambi¨¦n los alrededores de las grandes f¨¢bricas.
Te puedes imaginar que est¨¢bamos entonces muchos m¨¢s seguros que ahora. Cuando vi c¨®mo sacaban a la gente de los autobuses sent¨ª f¨ªsicamente c¨®mo se derrumbaba mi seguridad. Mi documentaci¨®n no es id¨®nea, llevo el sello de Solidaridad en el carn¨¦ de identidad, y mi bolso es sospechoso porque contiene un cepillo de dientes, una toalla y un poco de ropa.
Por primera vez en mi vida he experimentado una extra?a sensaci¨®n -como un ataque de claustrofobia- cuando anunciaron que no se pod¨ªa viajar por el pa¨ªs sin salvoconducto. Al inicio del golpe se pod¨ªa abandonar el domicilio por 48 horas. Con mucho miedo emprend¨ª viaje a X donde me he enterado que trasladaron a mi padre y mi herma no. A este ¨²ltimo lo soltaron des pu¨¦s, pero no a mi padre.
En casa, la polic¨ªa me esper¨® durante dos d¨ªas. A mi madre, que se hizo cargo de mi hija, le dijeron que podr¨ªa ingresar a la peque?a en un orfelinato. Sim plemente los odio. Los odio por lo de Jurek Zielski, por Kinga Kowalska, a quien detuvieron junto con Sergius Kowalski (su marido) -ambos militantes del movimiento democr¨¢tico- y a su hijo reci¨¦n nacido lo metieron en un orfelinato; por Ludka Wujek, que le arrancaron a su pe que?o Pawelek de los brazos. -
Disc¨²lpame por esta carta que en vez de informaciones contiene quejas. Pero ten¨ªa que explayar me. Era lo primero. Las informa ciones de que disponemos son incompletas, no confirmadas y no estamos todav¨ªa organizados para elaborarlas. Adem¨¢s creo que las informaciones te llegar¨¢n por alg¨²n otro cauce.
Pero lo que s¨ª te transmito son nuestras peticiones:
Ten¨¦is que hacer algo para que venga aqu¨ª una comisi¨®n de la Cruz Roja Internacional o de Amnist¨ªa Internacional para examinar las condiciones en las que se encuentran los internados -a los familiares no se les suele decir d¨®nde est¨¢n, no se les puede mandar paquetes ni cartas-. Gracias a los que han sido liberados sabemos que las condiciones en las c¨¢rceles de Varsovia -Bialoleka para hombres y Olszynka para mujeres- son malas; hace fr¨ªo. Ahora empiezan a llev¨¢rselos a otros lugares. ?Dios sabe ad¨®nde! Esperemos que no sea a Rusia.
Teneis que protestar en¨¦rgicamente a prop¨®sito del encarcelamiento de las madres. Dos orfelinatos de Varsovia est¨¢n repletos de ni?os cuyas madres han sido detenidas. Mandad tambi¨¦n paquetes de v¨ªveres a todas las direcciones que poseals, porque vamos a pasar hambre.
Decenas de personas perdieron su trabajo y, por tanto, no tienen derecho a carn¨¦s de racionamiento para adquirir alimentos. Muchas personas tambi¨¦n se esconden. (Sigue una lista de nombres.) No conocemos la suerte de muchas personas. No est¨¢n en sus casas y no se sabe si las han detenido o se est¨¢n escondiendo.
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