El primado polaco denuncia las presiones sobre Solidaridad y advierte contra "el sentimiento de odio y de venganza"
El primado de la Iglesia polaca, arzobispo Jozef Glemp, dijo en su serm¨®n de Reyes, en la catedral de Varsovia, que "a veces es m¨¢s heroico vivir por la patria, aguantar y trabajar, que morir por ella". El primado denunci¨® las presiones que sufren los militantes de sindicato independiente Solidaridad para darse de baja o, de lo contrario, perder el puesto de trabajo, y advirti¨® tambi¨¦n contra "el sentimiento de odio y de venganza".
El serm¨®n del arzobispo se inscribe dentro de la l¨ªnea seguida por la Iglesia cat¨®lica desde la proclamaci¨®n del estado de guerra el pasado 13 de diciembre. La postura de la Iglesia ha molestado a los sectores m¨¢s combativos de Solidaridad, que se lamentan de que "la Iglesia piensa en la vida eterna y a nosotros nos interese ¨¦sta".La primera declaraci¨®n del Episcopado, despu¨¦s de la intervenci¨®n militar, fue muy suave, casi de tolerancia respecto al golpe militar. Muchos recordaron en Polonia el serm¨®n del cardenal Wyszynski, en el santuario de Jasna Gora, en agosto de 1980, cuando recomend¨® a los obreros poner fin a la huelga del B¨¢ltico. Ante la reacci¨®n negativa entre los huelguistas, la Conferencia Episcopal Polaca se apresur¨® a elaborar una declaraci¨®n de apoyo a la huelga.
En esta ocasi¨®n, el proceso ha sido casi similar. Primero una declaraci¨®n suave, y luego otra de condena de la intervenci¨®n militar, cuando llegaron las informaciones de las brutalidades de los primeros momentos.
Fuerza social
Desde entonces, la Iglesia se mantiene en un tira y afloja para evitar un endurecimiento de la situaci¨®n y tambi¨¦n todo lo que pueda interpretarse como una aprobaci¨®n de la actuaci¨®n del Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional, que es plenamente consciente de la fuerza social que representa la Iglesia en Polonia y se esfuerza por conseguir una negociaci¨®n.El presidente del Consejo Asesor de Laicos del primado, Jozef Stomma, coment¨® en Varsovia que "la Iglesia no negocia, porque esto equivaldr¨ªa a una especie de aprobaci¨®n. La Iglesia espera un signo de buena voluntad por parte de las autoridades".
Entre el Gobierno y la Iglesia no est¨¢n rotos todos los lazos y existen contactos "para resolver cuestiones concretas", pero el arzobispo Glemp rechaz¨® recibir a un ministro del Gobierno, para evitar cualquier forma externa de reconocimiento del r¨¦gimen militar.
El Papa tiene plena confianza en Glemp, al que ha dado carta blanca para llevar adelante su dif¨ªcil misi¨®n. El Papa considera que Glemp est¨¢ mucho mejor informado, por su conocimiento inmediato de la situaci¨®n, y s¨®lo ha pedido que le informen permanentemente de la marcha de los acontecimientos. Dentro de esta pol¨ªtica de informaci¨®n hacia el Vaticano se inscriben los viajes a Roma del secretario de la Conferencia Episcopal Polaca, Bbronislaw Dabrowski, y el del emisario papal, Poggi, a Varsovia. Fuentes pr¨®ximas a la Curia esperan que en los pr¨®ximos d¨ªas se produzca de nuevo un viaje para informar directamente al Papa.
La jerarqu¨ªa cat¨®lica polaca est¨¢ en contacto directo con el presidente de Solidaridad, Lech Walesa, a trav¨¦s del secretario de la Conferencia Episcopal, Dabrowski, y del portavoz del primado, el sacerdote Orszulik, "que le asisten y hablan con ¨¦l".
Resulta interesante que las dos personas encargadas de asistir a Walesa son dos representantes muy caracterizados del sector de la Iglesia m¨¢s dispuesto a lograr un entendimiento con el r¨¦gimen.
El sacerdote Orszulik provoc¨® hace m¨¢s de un a?o un esc¨¢ndalo considerable, cuando en unas declaraciones se lanz¨® contra el Comit¨¦ de Autodefensa Social (KOR), en el mismo momento en que el partido llevaba una fuerte campa?a contra la organizaci¨®n.
Una fuente del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) se mostr¨® convencido de que tendr¨¢ que llegarse a una negociaci¨®n con la Iglesia, "quiz¨¢s no al m¨¢s alto nivel, pero estoy seguro de que negocian, aunque sea gente de tercera fila".
Sindicatos cristianos
Actualmente se especula en Varsovia con la posibilidad de creaci¨®n de unos sindicatos cristianos y de un partido dem¨®crata cristiano, idea que siempre hab¨ªa sido rechazada por la jerarqu¨ªa y los intelectuales cat¨®licos. Este plan es uno de los m¨²ltiples proyectos que se discuten para lograr f¨®rmulas de compromiso en el pa¨ªs, porque las autoridades son plenamente conscientes de que tienen que contar con la fuerza de la Iglesia para salir adelante de la actual situaci¨®n, sobre todo en el campo econ¨®mico. El Consejo Militar ha tratado con cuidado a la Iglesia; las ¨²nicas reuniones numerosas permitidas son las que se celebran en las iglesias. Una vez m¨¢s la Iglesia en Polonia se convirti¨® en lugar de encuentro y de refugio, la fuerza capaz de organizar la ayuda y asistencia a los internados.En su serm¨®n de Reyes, el primado Glemp relat¨® su visita a la c¨¢rcel donde se encuentran internadas unas ochenta mujeres, en un lugar de la di¨®cesis de Varsovia. Glemp pudo entrar en todas las celdas, confesar a algunas de las internadas y decir misa. El arzobispo denunci¨® en su serm¨®n, que no todos los lugares de internamiento tienen la calidad de los de la di¨®cesis de Varsovia, y llam¨® la atenci¨®n sobre las miradas de odio que advirti¨® entre las carceleras y las internadas.
La Iglesia tiene actualmente en Polonia una delicada misi¨®n, que intenta realizar con moderaci¨®n, lo que provoca algunas suspicacias en los que desear¨ªan una postura m¨¢s combativa ante los militares.
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