Gibraltar, un caso de obstinaci¨®n brit¨¢nica y de inconstancia espa?ola
El pr¨®ximo inicio de negociaciones sobre Gibraltar, entre Espa?a y el Reino Unido, anunciadas el viernes en Londres por Calvo Sotelo y Margaret Thatcher, con el simult¨¢neo levantamiento de las restricciones en la frontera y la concesi¨®n de una serie de derechos a los trabajadores espa?oles en la colonia, abren un nuevo cap¨ªtulo en la historia de la obstinaci¨®n brit¨¢nica respecto a la Roca, retenida hasta ahora en manos extranjeras por la inconstancia espa?ola. Todas las conversaciones anteriores, que aqu¨ª se resumen, concluyeron en fracaso.
La ¨²ltima y calculada provocaci¨®n del Foreign Office brit¨¢nico sobre Gibraltar ocurri¨® el pasado mes de julio, cuando dispuso que la luna de miel de Carlos, pr¨ªncipe de Gales, y ladi Diana comenzara embarcando en el Pe?¨®n en el yate real Britania.Los reyes de Espa?a, Juan Carlos y Sof¨ªa, al conocer la noticia, cancelaron su viaje a Londres, donde estaba prevista su asistencia a la boda del pr¨ªncipe. La firmeza de esta actitud impresion¨® a la Prensa de Londres, que por primera vez en los 278 a?os que dura este contencioso gibraltare?o critic¨® la posici¨®n del Foreign Office y estim¨® justamente adecuado el proceder de los Reyes espa?oles.
Las conversaciones que se iniciar¨¢n el 20 de abril seg¨²n lo convenido por Calvo Sotelo y Margaret Thatcher, suponen la aplicaci¨®n de la Declaraci¨®n de Lisboa, el 10 de abril de 1980, por los ministros de Exteriores Marcelino Oreja y lord Carrington. Bajo el nuevo r¨¦gimen de la Monarqu¨ªa parlamentaria establecido en la Constituci¨®n de 1978 se abre la v¨ªa para desbloquear el contencioso de Gibraltar, que sufri¨® importantes quebrantos para los intereses espa?oles durante los cuarenta a?os de Franco.
Gibraltar, en palabras del general Franco, caer¨ªa en manos espa?olas ?como una fruta madura?. Churchill, se dec¨ªa, hab¨ªa comprometido su entrega a cambio de la neutralidad del r¨¦gimen franquista durante la segunda guerra mundial. Pero bajo la ret¨®rica del lema ?por el imperio hacia Dios?, los brit¨¢nicos prosiguieron sin obst¨¢culo alguno la pol¨ªtica de hechos consumados. As¨ª, la construcci¨®n del aeropuerto sobre la parte del istmo situada al sur de la verja erigida por el Reino Unido en 1908. Este territorio jam¨¢s fue cedido legalmente por Espa?a, y s¨®lo se permiti¨® su uso por razones humanitarias ¨¦l pasado siglo.
La reivindicaci¨®n de Gibraltar fue agitada en diversos momentos como dispositivo movilizador capaz de disolver en adhesi¨®n popular otros problemas de consumo interior.
Visita real y manifestaciones
En 1950, el Gobierno brit¨¢nico instituye en. la colonia un consejo legislativo y un consejo ejecutivo con el prop¨®sito de introducir un nuevo interlocutor en el problema: la poblaci¨®n gibraltare?a.La visita de la reina Isabel II y del duque de Edimburgo a la Roca, del 10 al 12 de mayo de 1954, subi¨® de tono la indignaci¨®n espa?ola. Al Sindicato Espa?ol Universitario (SEU) le brindaron en bandeja la oportunidad de sacar a la calle a los estudiantes. Unos 20.000 o 30.000 acudieron al llamamiento, y la manifestaci¨®n subi¨® hasta la red de San Luis al grito de ??Gibraltar, espa?ol!?. Desde all¨ª se dirigieron al palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, y m¨¢s tarde a la sede de la Embajada brit¨¢nica. El embajador ingl¨¦s, preguntado por el ministro espa?ol, respond¨ªa flem¨¢tico que no necesitaba m¨¢s guardias de protecci¨®n.
?No me env¨ªe m¨¢s guardias; env¨ªeme menos estudiantes?. El Gobierno espa?ol respondi¨® a la visita de la reina brit¨¢nica imponiendo limitaciones a la comunicaci¨®n entre Gibraltar y su Campo, contenidas en el Tratado de Utrech. Se cerr¨® el Consulado espa?ol en Gibraltar, se prohibi¨® la entrada de espa?oles a la colonia sin motivos justificados, se denegaron nuevos permisos de trabajo a los obreros espa?oles empleados en la Roca y se aument¨® el control en la demarcaci¨®n.
El d¨ªa 13 de mayo de 1960 hay una ligera distensi¨®n, con el acuerdo de suprimir el visado de los pasaportes en el puesto de La L¨ªnea de la Concepci¨®n. Y en julio de ese mismo a?o, el entonces ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Fernando Mar¨ªa Castiella, hace una visita oficial a Londres invitado por su colega brit¨¢nico, Selwyn Lloyd. En mayo de 1961 devuelve la visita a Madrid el nuevo ministro brit¨¢nico, sir Alec Douglas-Home, y se produce el primer di¨¢logo oficial sobre Gibraltar.
Contrabando
Castiella concibe la acci¨®n espa?ola en dos frentes: el diplom¨¢tico y el del desarrollo econ¨®mico del Campo de Gibraltar, una de las zonas espa?olas de mayor atraso, en abierto contraste con la prosperidad de la colonia brit¨¢nica, basada en el contrabando. Los eficientes servicios policiales del r¨¦gimen espa?ol se mostraron incapaces de suprimir estos abusos, que, seg¨²n Salustiano del Campo, hac¨ªan que Gibraltar importara m¨¢s tabaco que la Rep¨²blica Federal de Alemania, y tantas hojas de afeitar como Espa?a.Se trataba, en definitiva, de rendir Gibraltar mediante la aplicaci¨®n del Tratado de Utrech, el apoyo de las Naciones Unidas y el asedio a la Roca mediante la prosperidad del campo de su entorno, invirtiendo la relaci¨®n desfavorable que hasta entonces se hab¨ªa dado. El prop¨®sito encajaba perfectamente con el mito del desarrollismo que hab¨ªa venido a sustituir a la pol¨ªtica imperial de los m¨ªseros a?os cuarenta. No hubo pol¨ªtica de continuidad ni saldo de eficacia.
El Reino Unido pretend¨ªa la paulatina transformaci¨®n de la situaci¨®n colonial de Gibraltar con la implantaci¨®n de unas pretendidas instituciones aut¨®nomas de Gobierno, de manera que los habitantes de la plaza pasaran a ser instrumentalizados como si hubieran recibido de Londres la soberan¨ªa del Pe?¨®n. En esas fechas escribi¨® Salvador de Madariaga, en la revista cat¨®lica editada en Londres The Tablet: ?Hay gibraltare?os porque hay una base naval. B¨®rrese la base naval y se borran los gibraltare?os. Por tanto, no es posible justificar la base por el inter¨¦s de unos gibraltare?os que s¨®lo se justifican por la base. Primero decidiremos qu¨¦ pasa con la base, y luego hablaremos de los gibraltare?os?.
Resoluciones de la ONU
El 16 de octubre de 1964, el Comit¨¦ de los Veinticuatro de las Naciones Unidas, encargado de problemas de descolonizaci¨®n, tom¨® por consenso el acuerdo de invitar al Reino Unido y a Espa?a a iniciar sin demora conversaciones a fin de encontrar, conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas una soluci¨®n negociada de acuerdo con las disposiciones de la Resoluci¨®n 1.514 (XV) -que defiende la unidad territorial de los pa¨ªses-, teniendo en cuenta debidamente las opiniones expresadas por los miembros del Comit¨¦, as¨ª como los intereses de los habitantes del territorio.El 16 de diciembre de 1965 la XX Asamblea General de las Naciones Unidas aprob¨® la Resoluci¨®n 2.070 sobre Gibraltar, en la que se invita a los Gobiernos de Espa?a y del Reino Unido a iniciar sin demora conversaciones, previstas seg¨²n los t¨¦rminos del consenso aprobado el 16 de octubre de 1964 por el Comit¨¦ de los Veinticuatro.
Las conversaciones se iniciaron, al fin, el 18 de mayo de 1966 en Londres, con participaci¨®n de Castiella y su colega brit¨¢nico, Michuel Stewart. La propuesta hispana en aquella ocasi¨®n fue la firma de un convenio, en sustituci¨®n al Tratado de Utrech, mediante el cual Espa?a recuperaba la soberan¨ªa sobre la plaza, al mismo tiempo que aceptaba la permanencia de la base militar brit¨¢nica y fijaba un r¨¦gimen legal para los habitantes del Pe?¨®n, registrado en Naciones Unidas. Dicho r¨¦gimen respetaba la nacionalidad brit¨¢nica de los gibraltare?os, garantizaba su residencia, el libre ejercicio de sus leg¨ªtimas actividades y la permanencia en sus puestos de trabajo.
No se realiz¨® ning¨²n progreso en estas conversaciones, que fueron aprovechadas por los brit¨¢nicos para proclamar unilateralmente su soberan¨ªa sobre la parte invadida del itsmo. Un a?o m¨¢s tarde, el 19 de junio de 1967, el embajador brit¨¢nico en la ONU solicitaba de la Organizaci¨®n el env¨ªo de observadores para el refer¨¦ndum convocado en el Pe?¨®n el 10 de septiembre. Dicho refer¨¦ndum, que por amplia mayor¨ªa aceptaba el mantenimiento de los lazos con el Reino Unido, fue celebrado, pese a las repulsas del Comit¨¦ Especial de Descolonizaci¨®n y de la Cuarta Comisi¨®n de la Asamblea General.
Luego vino la entrada en vigor de la nueva Constituci¨®n gibraltare?a, seguida de la decisi¨®n espa?ola de cerrar la frontera, suprimir la l¨ªnea mar¨ªtima entre Algeciras y Gibraltar y las comunicaciones telef¨®nicas y telegr¨¢ficas, que se impuso el 9 de junio de 1969 como medida de extori¨®n.
Trece a?os de cierre de la frontera
Trece a?os despu¨¦s del cierre de la frontera con Gibraltar, el 9 de junio de 1969, decidida por el Gobierno espa?ol, las comunicaciones terrestres entre el territorio espa?ol y la colonia brit¨¢nica volver¨¢n a abrirse el pr¨®ximo 20 de abril, seg¨²n se anunci¨® ayer en Londres despu¨¦s de la entrevista entre la primera ministra brit¨¢nica, Margaret Thatcher, y el presidente del Gobierno espa?ol, Leopoldo Calvo Sotelo.La medida de cerrar la frontera con Gibraltar fue tomada por el Gobierno espa?ol en respuesta a la entrada en vigor en el Pe?¨®n de la nueva constituci¨®n aprobada por el Parlamento brit¨¢nico, y por la que se conced¨ªa un Gobierno aut¨®nomo a la colonia. Londres transgred¨ªa as¨ª las resoluciones de las Naciones Unidas pidiendo la descolonizaci¨®n de Gibraltar e invitando a las partes a entablar negociaciones.
La verja que hace de frontera entre la colonia brit¨¢nica y el territorio espa?ol fue construida por los ingleses en 1909. La decisi¨®n la hab¨ªa tomado un a?o antes el Gobierno brit¨¢nico, que comunic¨® a Madrid el comienzo de las obras en febrero de 1909.
El cierre de la verja supuso el paro inmediato para m¨¢s de 4.700 trabajadores de La L¨ªnea que acud¨ªan diariamente al Pe?¨®n a desempe?ar diversas actividades laborales.
En 1977 Espa?a restableci¨® las comunicaciones telef¨®nicas y telegr¨¢ficas con el Pe?¨®n, cortadas tambi¨¦n con el cierre de la frontera en 1969.
Desde el cierre de la verja, la ¨²nica forma de viajar a Gibraltar desde Espa?a es v¨ªa T¨¢nger, y desde all¨ª en barco hasta el Pe?¨®n.
En previsi¨®n de una pr¨®xima apertura de la verja gibraltare?a, a comienzos del pasado mes de diciembre se iniciaron las obras de construcci¨®n de un nuevo pabell¨®n aduanero en la parte espa?ola de la frontera, obras que estar¨¢n ultimadas a mediados del pr¨®ximo mes de febrero.
30.000 habitantes en menos de seis kil¨®metros cuadrados
Ocupado en 1704 por el almirante ingl¨¦s George Rooke, durante la guerra de Sucesi¨®n espa?ola, el Tratado de Utrecht de 1713 reconoci¨® la soberan¨ªa brit¨¢nica sobre el Pe?¨®n, que durante varios siglos ser¨ªa uno de los s¨ªmbolos del poder¨ªo ingl¨¦s. Con una extensi¨®n de 5,8 kil¨®metros cuadrados, Gibraltar tiene una poblaci¨®n de unos 30.000 habitantes. Los gibraltare?os puros son unos 20.000; junto a ellos, los militares ingleses, con sus familias, suman algo m¨¢s de 3.000 personas, a los que hay que a?adir peque?as comunidades de portugueses, indios y paquistan¨ªes, y 3.000 marroqu¨ªes que sustituyeron a los trabajadores espa?oles y que viven en albergues del Estado, sin derecho a instalar a su familia. El pasado mes de octubre, la C¨¢mara de los Comunes aprob¨® una cl¨¢usula por la que se conced¨ªa a los gibraltare?os la plena nacionalidad brit¨¢nica.Esta peque?a comunidad goza de una considerable autonom¨ªa pol¨ªtica interna, a pesar de su condici¨®n de colonia de la Corona brit¨¢nica. El gobernador y comandante en jefe, nombrado por la reina, es el que dirige el Ejecutivo y est¨¢ asistido por un consejo compuesto por cinco miembros elegidos y cuatro ex officio. Aunque todav¨ªa conserva un derecho de veto, raramente ejercido, el gobernador ha ido cediendo poco a poco sus atribuciones en materia de administraci¨®n interna al Consejo de Ministros, formado por el partido o coalici¨®n de partidos mayoritarios. Cada cuatro a?os se celebran elecciones para elegir quince miembros de la Asamblea Legislativa.
Sin ninguna agricultura, la econom¨ªa gibraltare?a se nutre principalmente de tres fuentes: la construcci¨®n, los astilleros y el turismo. El cierre de la frontera espa?ola oblig¨® a importantes reajustes. Gibraltar tuvo que dirigirse a Marruecos para conseguir lo esencial de sus provisiones y de la mano de obra no cualificada, y su presupuesto, hasta entonces autosuficiente, necesit¨® una ayuda del Reino Unido cifrada en siete millones de libras (unos 1.300 millones de pesetas) anuales. El pasado mes de noviembre, el ministro brit¨¢nico de Defensa anunci¨® el cierre de los astilleros para 1983. Estos astilleros emplean directamente a 950 personas, en su gran mayor¨ªa gibraltare?os, pero en total dependen de ellos unos 3.000 puestos de trabajo.
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