El promotor de arte y pintor Mignoni muestra una selecci¨®n de su ¨²ltima obra
Fernando Mignoni, director art¨ªstico de la Galer¨ªa Theo, de Madrid, una de las m¨¢s importantes de todo el pa¨ªs, es toda una instituci¨®n dentro del panorama art¨ªstico-cultural de la Espa?a actual. Pero su relevante actuaci¨®n como promotor de arte, que no s¨®lo ha consistido en haber tra¨ªdo la obra de los principales protagonistas de la vanguardia hist¨®rica internacional, cuando incluso acarreaba peligro f¨ªsico, sino tambi¨¦n en la promoci¨®n de un gusto y un estilo personales, no puede ocultar que Mignoni ha sido y es, antes que nada, pintor.
En su propia galer¨ªa, Mignoni ha montado una exposici¨®n de obra realizada entre 1976 y 1982, donde predomina la pintura, aunque hay muestras de collages y dos esculturas, realizadas en metal en 1979. Creo que conviene recordar al respecto su decisiva intervenci¨®n en la creaci¨®n del Grupo Hondo, que, en 1961, junto con Genov¨¦s, Jardiel y Orellana, produjo una fuerte conmoci¨®n en el arte espa?ol de entonces, que viv¨ªa la crisis del informalismo.El Grupo Hondo fue, en efecto una sacudida decisiva para hacer germinar la nueva figuraci¨®n, donde Mignoni creo obras potent¨ªsimas, de fuerte y crudo expresionismo, que no renunciaba adem¨¢s a la incorporaci¨®n directa de objetos reales. En esta l¨ªnea de figuraci¨®n expresionista continu¨® Mignoni durante algunos a?os, en los que lleg¨® a crear un prototipo de figura de contornos duros y angulosos, de trazos vigorosos y sombr¨ªos, muy dram¨¢tica. En los a?os setenta inicia una paulatina transformaci¨®n, que culmina en su importante exposici¨®n individual de 1976, donde deja asentados los presupuestos de la est¨¦tica en la que todav¨ªa se halla.
Desde entonces hasta ahora, aunque no ha dejado de estar presente en diferentes muestras colectivas, no hab¨ªamos tenido la oportunidad de contemplar por aqu¨ª una buena panor¨¢mica de su producci¨®n. Es cierto que el a?o pasado se present¨® en Barcelona y cosech¨® buenas cr¨ªticas, que no hicieron sino acentuar nuestra curiosidad, por fin ahora saciada. Respecto a lo que presenta, he de se?alar, en primer lugar, la sorprendente versatilidad y riqueza de procedimientos pl¨¢sticos que Mignoni demuestra dominar, pues, adem¨¢s dle pinturas, hay esculturas en bronce y madera y un amplio repertorio de collages.
Desde luego, seis a?os de creaci¨®n no pueden resumirse en una selecci¨®n, aunque est¨¦ tan bien pensada como la actual de Theo; no obstante, sirve muy bien para indicar la existencia de una madurez plena y refinada, que no le tiene miedo a la experimentaci¨®n.
B¨¢sicamente, Mignoni contin¨²a la l¨ªnea de abstracci¨®n sutil, delicada, emotiva, que ya mostr¨® en 1976, pero ahora enriquecida por un uso m¨¢s libre y atrevido del color. Hay amarillos, naranjas y azules muy intensos, cuya vibraci¨®n no quiebra nunca la elegancia y el sentido po¨¦tico. Dentro de esta atm¨®sfera crom¨¢tica brillante, nos habla Mignoni de su progresiva fusi¨®n con la naturaleza, cuya palpitaci¨®n ¨ªntima ausculta y traduce mediante una caligraf¨ªa minuciosa y llena de nervio, que parece la aguja de un sism¨®grafo.
Es esta comunicaci¨®n con la naturaleza la que induce a Mignoni a amar a un poeta como Whitman, cuyos versos son reproducidos en la hermosa carpeta de grabados que, con el t¨ªtulo de L¨²dicos, expone en la sala Celini.
Los lienzos azules
Dentro del panorama de calidad homog¨¦nea que hay a lo largo de la exposici¨®n, me gustar¨ªa, sin embargo, destacar algunas cosas, al solo dictado de mi gusto personal. De esta manera, confieso mi preferencia general por los lienzos azules, as¨ª como por ciertos collages, entre los que el de la entrada, justo enfrente de la puerta, que combina azul y gris, me parece especialmente bello.Entre las esculturas destaca la de un ¨®valo horadado, cuya concepci¨®n recuerda la pulcritud m¨¢gica de Fontana.
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