El Gobierno de Mitterrand y la Iglesia cat¨®lica estudian el futuro de la ense?anza privada en Francia
Ayer se abrieron en Par¨ªs las negociaciones sobre la reforma posiblemente m¨¢s delicada de todas las propuestas por el mitterrandismo desde que Fran?ois Mitterrand accedi¨® a la presidencia de la Rep¨²blica, el d¨ªa 10 de mayo pasado. Se trata del futuro de la ense?anza privada en Francia. El Gobierno y su interlocutor real, la Iglesia cat¨®lica, a pesar de las buenas disposiciones iniciales, no excluyen el fracaso de su di¨¢logo y, en consecuencia, un nuevo estallido de la guerra escolar que hace dos siglos, por primera vez, enfrent¨® a los laicos y a los confesionales.La batalla iniciada ayer en el Ministerio franc¨¦s de Educaci¨®n Nacional ser¨¢ larga y espinosa. En 1791, por primera vez, los revolucionarios introdujeron en la Constituci¨®n el principio de la ense?anza estatal, desbaratando as¨ª el control casi exclusivo de la Iglesia en este sector determinante en la formaci¨®n de una sociedad. As¨ª empez¨® la guerra escolar, que, ahora, tras las m¨²ltiples luchas que se han desarrollado durante los dos siglos pasados, con la llegada de los socialistas al poder, vuelve a amenazar la paz en el campo de la ense?anza.
Es menester recapitular la normativa actual de la ense?anza en Francia, vigente desde hace veinte a?os. El binomio Estado-ense?anza privada se refiere ¨²nicamente a la primera y a la segunda ense?anza. Este sector de la formaci¨®n de la juventud afecta a algo m¨¢s de dos millones de alumnos, lo que representa el 16,7% de la poblaci¨®n escolar.
Seg¨²n la ley establecida en 1959, el Estado financia a la escuela privada seg¨²n los dos tipos de contratos existentes: el llamado contrato simple, por el que el Estado paga ¨²nicamente al profesorado, y el contrato de asociaci¨®n, que garantiza el pago de los profesores y el de una parte del funcionamiento.
La escuela privada, es decir, la Iglesia, acepta la situaci¨®n actual. Por el contrario, el Gobierno socialista, como lo prometi¨® el presidente, Fran?ois Mitterrand, durante su campa?a electoral, quiere reformar la ley vigente seg¨²n el enunciado que sigue: ?Crear un gran servicio p¨²blico, unificado y laico de la educaci¨®n nacional. Ese servicio ser¨¢ negociado sin expoliaci¨®n?.
En los ocho meses pasados de poder socialista, los representantes de la escuela privada a¨²n no han llegado a desvanecer las ambig¨¹edades del postulado precedente. El poder, Mitterrand en particular, se ha esforzado en tranquilizar a los dirigentes de este sector, pero sin resultado positivo. Para estos ¨²ltimos, la ense?anza privada ?es el fundamento del verdadero pluralismo?, y tras las buenas palabras del Gobierno perciben la nacionalizaci¨®n.
Los defensores de la escuela laica responden que ?el pluralismo nace de la confrontaci¨®n en el seno de la misma escuela, con alumnos y profesores de todos los medios sociales?. Las filosof¨ªas, como se ve, son contradictorias. En las conversaciones iniciadas ayer, el sector privado anuncia los puntos no negociables con el Gobierno: libertad de las familias en materia de educaci¨®n, ayuda del Estado, libertad para que los centros privados contraten a los profesores y libertad de iniciativa pedag¨®gica para garantizar la identidad de la ense?anza cat¨®lica.
Los grandes sindicatos franceses, de izquierdas, est¨¢n dispuestos a dar la batalla por la implantaci¨®n de la escuela laica. Y los dirigentes de la privada, seg¨²n declar¨® ayer el padre Guiberteau, secretario general de la Ense?anza Cat¨®lica, desencadenar¨¢n ?la guerra escolar si se pretende integrar la escuela privada?.
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