Haig y Gromiko conversaron durante ocho horas a pesar de la crisis polaca
Siete horas y cuarenta y cinco minutos, casi el doble de lo previsto, duraron ayer en Ginebra (Suiza) las conversaciones entre los responsables de la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos y de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Alexander Haig y Andrei Gromiko, respectivamente.
Pese a que la cumbre diplom¨¢tica, primer contacto a alto nivel entre las dos superpotencias despu¨¦s de la crisis polaca, estuvo precedida de duras declaraciones por ambas partes y de negros presagios, y aunque no se ha traducido en ning¨²n acuerdo concreto o inmediato, los observadores estiman que el encuentro ha sido de gran importancia para el futuro de las relaciones Este-Oeste.El propio Alexander Haig, en una conferencia de Prensa celebrada a primera hora de la noche de ayer, calific¨® su entrevista con Gromiko de "sobria", pero interesante. "En momentos de tensi¨®n considero necesario mantener contactos a nivel ministerial", explic¨®, recalcando que las conversaciones norteamericano- sovi¨¦ticas que se desarrollan en Ginebra "benefician" las relaciones Este-Oeste, aunque se llevan a cabo "a la sombra de la crisis polaca".
La entrevista entre Haig y Gromiko fue acordada el pasado mes de septiembre, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York, y ten¨ªa como principal objetivo fijar una fecha para el comienzo de las negociaciones START (Limitaci¨®n de Armas Estrat¨¦gicas, nueva denominaci¨®n de las antiguas SALT).
La crisis polaca ha impedido cubrir este objetivo, m¨¢s interesante para Mosc¨² que para Washington. "He expresado a Gromiko", afirm¨® Haig, "que Estados Unidos est¨¢ preparado para iniciar esas conversaciones en cuanto las condiciones lo permitan".
La reuni¨®n deb¨ªa haber durado dos d¨ªas, pero, por sorpresa, Washington pidi¨® su reducci¨®n a uno solo. Sin embargo, Haig ha necesitado casi ocho horas para discutir con su colega sovi¨¦tico todos los puntos de la agenda, Polonia incluida.
La crisis polaca era para la Administraci¨®n Reagan el centro de estas conversaciones con la URSS, mientras que para Mosc¨² representaba tan s¨®lo "asunto interno" de la propia Polonia.
A su llegada a Ginebra, tanto Haig como Gromiko cruzaron, por interpuestos, duras palabras a este prop¨®sito, pero a la hora de la verdad, sentados frente a frente, nadie ha roto la baraja.
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Los ministros de exteriores sovi¨¦tico y norteamericano trataron todos los temas que interesan a las dos superpotencias
Viene de la primera p¨¢ginaHaig ha podido explicar al responsable de la pol¨ªtica exterior sovi¨¦tica la posici¨®n de su Gobierno y su juicio, compartido por los aliados de la OTAN, de que Mosc¨² es el principal responsable de la implantaci¨®n de la ley marcial en aquel pa¨ªs. Cu¨¢l haya podido ser la respuesta de Gromiko, se desconoce, pero en cualquier caso las discrepancias en este tema, que l¨®gicamente contin¨²an siendo insalvables, no han impedido hablar de los restantes puntos del orden del d¨ªa.
"Hemos hablado", afirm¨® Haig, "de todas las ¨¢reas que interesan a los gobiernos occidentales, y supongo que tambi¨¦n a la URSS: Polonia, relaciones EsteOeste, conversaciones de Ginebra sobre control de armamento nuclear de alcance intermedio (euromisiles y SS-20), Centroam¨¦rica, Cuba, Namibia, Afganist¨¢n y de problemas humanitarios, como la emigraci¨®n de los jud¨ªos sovi¨¦ticos o ciertos casos particulares."
Haig, que se mostr¨® serio pero distendido en la conferencia de prensa, se?al¨® que no exist¨ªan acuerdos concretos, pero que se divisaban algunas soluciones para ciertos problemas, aunque no quiso especificar.
Dado que tanto Haig como Gromiko se entrevistaron previamente con sus respectivos embajadores en las negociaciones de Ginebra y que estas han desarrollado ya diez sesiones de trabajo, cabe suponer que ambos ministros, -que examinaron, seg¨²n se afirm¨® oficialmente, el contenido de las negociaciones-, discutieron de algunos detalles sobre los que sus representantes no hayan podido llegar a disipar recelos.
Cuba, en el punto de mira de Haig
Cuba parece tambi¨¦n haber retenido ampliamente la atenci¨®n de Haig y Gromiko. Washington est¨¢ preocupado por el rearme del r¨¦gimen de Fidel Castro y por la compra de modernos Mig-23.
El secretario de Estado norteamericano reconoci¨® que las conversaciones a este prop¨®sito hab¨ªan sido "intensas".
El ex-general estadounidense no aludi¨® en ning¨²n momento a la reapertura de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), prevista para el pr¨®ximo d¨ªa 9 de febrero en Madrid, aunque se estima que este tema pudo formar parte de las conversaciones con el ministro sovi¨¦tico.
Negociaciones de Ginebra
Haig confirm¨® a su llegada a Ginebra, una vez m¨¢s, que estar¨¢ presente en Madrid, al igual que un cierto n¨²mero de ministros de Asuntos Exteriores de otros pa¨ªses occidentales. Todos ellos tienen previsto intervenir para denunciar al r¨¦gimen del general Wojcieh Jaruzelski y a la Uni¨®n Sovi¨¦tica por violaci¨®n del acta de Helsinki, aunque los europeos no desean "tensar la cuerda" hasta el extremo de romperla y de que la conferencia sea suspendida.
De las declaraciones efectuadas por Haig -que viaja hoy a Israel y Egipto- se desprende que el secretario de Estado sigue considerando las conversaciones de Ginebra como de una "categor¨ªa especial" y que su suerte no est¨¢ tan ligada a los acontecimientos polacos como las futuras negociaciones START.
Este deseo de Washington de no cerrar la puerta a la discusi¨®n con Mosc¨² para reducir hasta el m¨ªnimo nivel posible (incluso hasta la eliminaci¨®n completa) el arsenal nuclear de medio alcance en Europa, debe provocar un "suspiro de alivio" entre sus aliados de la OTAN, para los que Ginebra es un elemento esencial de su pol¨ªtica interna frente a los movimientos pacifistas.
Seriedad ante todo
La reuni¨®n de ayer, que tuvo una duraci¨®n sorprendente -fuentes oficiosas norteamericanas hab¨ªan adelantado que solo se prolongar¨ªa durante cuatro horas-, se desarroll¨® en dos fases. La primera, por la ma?ana, tuvo lugar en la sede de la misi¨®n estadounidense ante las Naciones Unidas, de diez de la ma?ana a una menos veinte.
Ambos pol¨ªticos se mostraron ante los fot¨®grafos muy serios, sin querer responder ninguna pregunta. Gromiko, incluso, no respondi¨® a una pregunta en relaci¨®n con la muerte de Mijail Suslov, ocurrida ayer mismo. Solo la intervenci¨®n de Alexander Haig, que dijo en voz alta: "ten¨ªa ochenta a?os ?no?", provoc¨® su reacci¨®n. "No", dijo,"solo 79". Sobre la mesa que les separaba se hab¨ªa instalado un servicio de caf¨¦, de plata, y numerosas botellas de zumos de frutas, asi como un plato con pasteles.
Con una interrupci¨®n m¨ªnima de una hora, para almorzar, Haig y Gromiko volvieron a reunirse por la tarde, esta vez en la sede sovi¨¦tica y solo con una gran jarra de agua por medio. Sobre el sill¨®n de Alexander Haig se pod¨ªa ver un enorme retrato de Lenin. Los dos pol¨ªticos estuvieron muchos momentos solos, con sus respectivos int¨¦rpretes.
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