La unidad de la Alianza Atl¨¢ntica
Abc
( ... ) Siete semanas despu¨¦s de la proclamaci¨®n del estado de guerra en Polonia, Washington ha logrado disipar buena parte de las ambig¨¹edades occidentales sobre las intenciones del general Jaruzelski, para denunciar y mostrar el total apoyo de las naciones libres al sindicato Solidaridad.Reagan, que no ha logrado por ahora convencer a sus aliados europeos sobre los riesgos de los negocios con el Este -y en especial del gasoducto, por lo que supone de dependencia energ¨¦tica de Europa frente a Mosc¨²-, logr¨® disipar, en parte, las tibiezas mantenidas por sus aliados frente a la crisis polaca. Porque los actos de solidaridad internacional con el sindicato de Lech Walesa han supuesto de hecho la denuncia no s¨®lo de un golpe de fuerza, que acab¨® con el esforzado proceso de reformas, sino la tajante condena de un acto hostil y negativo para la distensi¨®n.
Pero, adem¨¢s, la iniciativa del presidente norteamericano supone un replanteamiento de la estrategia de Washington desde que se inici¨® la larga crisis polaca. Cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica no tuvo m¨¢s remedio que intervenir de manera directa para normalizar Afganist¨¢n, Jimmy Carter, desenga?ado de sus planteamientos simplistas con Mosc¨², decret¨® un embargo de cereales. Meses despu¨¦s, la iniciativa norteamericana, que tantos recelos y cr¨ªticas suscit¨® en el mercado de futuros norteamericano, s¨®lo propici¨® la mejora de posiciones de Argentina en el mercado.
Parte de la lecci¨®n de entonces fue aprendida, y Reagan ha logrado que de las renuentes condenas morales de un primer momento se haya pasado a una acci¨®n de firmeza; el presidente del Gobierno espa?ol reconoci¨® que la violaci¨®n polaca del Acta Final de Helsinki afectar¨¢ de manera directa a la Conferencia de Madrid.(...)
2 de febrero
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