Argentina: el desembarco esperado
Refiri¨¦ndose a los militares argentinos, dice el autor, que estas fuerzas, como brazo armado de la naci¨®n, son depositarias de las armas que el general Jos¨¦ San Mart¨ªn utiliz¨® para liberar medio continente americano y no para oprimir a los pueblos. "Hay que desempolvar las urnas", concluye y permitir que la soberan¨ªa popular se exprese sin cortapisas ni exclusiones.
"Un pueblo generalmente maltrarado contra todo derecho se cuidar¨¢ de no dejar pasar una ocasi¨®n en la que pueda liberarse de sus miserias y sacudir el pesado yugo que se le ha impuesto". Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil, 1690.
Cuando, hace m¨¢s de un lustro, los militares argentinos desalojaron al desgobierno - constitucional de Isabel Per¨®n, ninguno de los veinticinco millones de argentinos sinti¨® sorpresa. La "hora de la espada" que los militares corporativistas hab¨ªan impuesto en 1930 continuaba su dram¨¢tica vigencia, y los restauradores del orden y la paz social, los "salvadores de la patria", comenzaron, entre el miedo y la expectativa, la remodelaci¨®n de la nueva Argentina.
Cinco a?os y algunos meses han transcurrido y el tercer comandante en jefe del Ej¨¦rcito que tiene el Proceso asume como tercer presidente -olvidando los interinos-, confirmando una vez m¨¢s una sentencia de hondo arraigo en nuestro pa¨ªs: la carrera militar culmina en la Presidencia de la naci¨®n. S¨®lo ocho meses le bastaron al general Galtieri y la Junta Militar para descalificar la tarea de su ex jefe y, tras secreta y animada conversaci¨®n, destituirlo. Razones de Estado no explicitadas obligaron al cese de uno de los padres de la criatura, que, en un ¨²ltimo gesto de gallard¨ªa, tuvo el valor de no darse por enfermo. En todo caso, los ¨²ltimos acontecimientos demuestran que lo enfermo en Argentina es el llamado Proceso de Reconstrucci¨®n Nacional.
Tiempos dif¨ªciles
Son tiempos diriciles los que esperan al nuevo general-presidente. Una situaci¨®n econ¨®mica sin parang¨®n en la historia del pa¨ªs, con una tasa de inflaci¨®n superior al cien por cien anual, desocupaci¨®n creciente en un pa¨ªs de limitada poblaci¨®n, altos intereses que legalizan la usura y fomentan una econom¨ªa de especulaci¨®n, con crecimiento negativo de su producto bruto, desmantelamiento de las econom¨ªas regionales y desaliento en el campo y la industria, son s¨®lo algunos de los "aciertos" que en el campo econ¨®mico ha producido el Proceso y que, como tal, deber¨¢ asumir Galtieri.
La educaci¨®n, lo cultural, lo social y, en general, todo aquello que hace a la vida de una naci¨®n, tampoco son logros a mostrar por las c¨²pulas militares encargadas de su custodia durante los ¨²ltimos cinco a?os. Ni siquiera su batalla contra la guerrilla terrorista, que al momento del golpe ya estaba militarmente agotada y pol¨ªticamente aislada, puede ser expuesta como un logro, ya que no s¨®lo la "guerra sucia" los termin¨® machacando, sino que su fracaso pol¨ªtico abre las puertas para nuevos estallidos sociales.
La vida pol¨ªtica, en continuo ascenso, tiene hoy nuevas variantes en los partidos pol¨ªticos, que, a trav¨¦s de la Multipartidaria, generan d¨ªa a d¨ªa una clara alternativa de gobierno civil frente al poder militar. M¨¢s de un 80% de los argentinos que figuran inscritos en el padr¨®n electoral han exigido la retirada de los militaruy Ivan proclamado su voluntad de luchar por una Argentina democr¨¢tica y libre, dentro de un continente latinoamericano cada d¨ªa m¨¢s hastiado de las dictaduras militares, cualquiera fuera su signo. Ni Estados Unidos, pa¨ªs al que se siente tan hermanado el nuevo general-presidente, ni la Uni¨®n Sovi¨¦tica,tan propensa a condecorar en tiempos recientes a militares argentinos, deber¨ªan olvidar, en aras de la paz hemisf¨¦rica, estas realidades.
San Mart¨ªn
Las Fuerzas Armadas, como brazo armado de la naci¨®n, tienen un origen que no deber¨ªa ser olvidado: son depositarias de las armas que el general Jos¨¦ de San Mart¨ªn utiliz¨® para liberar medio continente americano. En su inmensa mayor¨ªa sus filas se nutren de hombres de pueblo ansiosos de mantener sin m¨¢cula el legado emancipador, y el orden jur¨ªdico constitucional as¨ª lo prev¨¦, asign¨¢ndoles un rol fundamental en la defensa de nuestra soberan¨ªa. Las aventuras "ordenadoras", que coyunturalfnente un min¨²sculo sector impone a la instituci¨®n, lesionan su imagen y desgastan a sus hombres, alej¨¢ndoles de su funci¨®n espec¨ªfica. Hoy, nuevamente, la "c¨²pula salvado.ra" se ajusta las botas. El viento que toca tiene otra m¨²sica y ellos lo saben. Si todav¨ªa no han tocado los clarines de retirada es porque los escombros dejados son tan grandes que muchos temen quedarse atrapados.
La Intransigencia yrigoyenista, que preside Oscar Alende, sostiene la inmediata necesidad de un retorno a la constituci¨®n nacional y al Estado de derecho. No es tiempo de f¨®rmulas m¨¢gicas ni alquimias salvadoras. Hay que desempolvar las urnas y permitir que la soberan¨ªa popular se exprese sin cortapisas ni exclusiones. Olv¨ªdese, general Galtieri de esa frase que se le atribuye, en el sentido de que "las urnas est¨¢n bien guardadas y as¨ª estar¨¢n todo el tiempo que sea necesario", y convoque aj pa¨ªs a elecciones generales. Los problemas no desaparecer¨¢n, pero el pueblo, en su conjunto, sabr¨¢ d¨®nde se dirige.
es abogado, exiliado en Madrid y miembro del Partido Intransigente de Argentina.
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