La distinta valoraci¨®n de la tregua, clave de la probable escisi¨®n de ETApm
Las fuertes cr¨ªticas internas contra la campa?a de asesinatos de dirigentes de desarrollada por ETApm durante el oto?o de 1980 -cr¨ªticas que constituyeron a su vez un reflejo del primer distanciamiento serio de Euskadiko Ezkerra respecto a los poli-milis- es el origen de la actual crisis interna de la organizaci¨®n armada. La tregua iniciada el 27 de febrero de 1981 ha servido para que las dos posiciones entonces esbozadas en el seno de los poli-milis cristalicen en posturas pr¨¢cticamente irreconciliables.
Como ha ocurrido en todas las crisis de ETA a lo largo de los ¨²ltimos veinte a?os, el descenso en la actividad armada ha tendido a compensarse mediante una enorme inflaci¨®n de textos sobre, justamente, el papel que deber¨ªa jugar esa misma actividad armada. Siguiendo tambi¨¦n una tradici¨®n fuertemente arraigada, la base ha permanecido relativamente insensible ante las posturas reflejadas por escrito, y la direcci¨®n se ha dividido entre quienes abogan por el regreso inmediato a las fuentes -en el fondo, por la vuelta a la t¨¢ctica de acci¨®n-represi¨®n, que tiene la virtud de autojustificarse a s¨ª misma, aunque sea un proceso circular que vuelve reiteradamente al punto de partida; y quienes, aunque no lo expresen claramente as¨ª, han perdido definitivamente la fe en las virtualidades de la acci¨®n armada y encuentran dif¨ªcilmente compatibles el radicalismo del m¨¦todo con el reformismo de los objetivos (defensa del estatuto, esencialmente).Esta polarizaci¨®n de las posiciones ha hecho que la tregua tal como fue decidida (es decir, limitada en el tiempo y condicionada a ciertas concesiones del Gobierno) haya quedado en un terreno de nadie. De tal manera que, m¨¢s all¨¢ de las formulaciones verbales de las ponencias actualmente en discusi¨®n, tendentes a buscar el m¨¢ximo com¨²n denominador de cada posici¨®n, el debate sobre la tregua se ha transformado de hecho en el debate sobre el activismo mismo, es decir, sobre la necesidad o no de la propia organizaci¨®n.
Temas a negociar
La aceptaci¨®n de la tregua pr¨¢cticamente por unanimidad -s¨®lo se resgistraron- un voto en contra y cuatro abstenciones- descansaba en un equ¨ªvoco. Pues mientras para unos se trataba de un repliege t¨¢ctico compatible con el fortalecimiento Interno del aparato, para otros se trataba del punto de partida de un proceso que conducir¨ªa a la larga a la autodisoluci¨®n negociada. El tiempo transcurrido desde entonces ha hecho su labor, en el sentido de dar contornos definidos a lo que hace un a?o eran s¨®lo diferencias de perspectiva. As¨ª, mientras que para el primer sector la tregua no ha servido para nada -es decir: no ha servido para la consolidaci¨®n de los medios log¨ªsticos y organizativos-, para el otro sector lo esencial ha sido la apertura de una din¨¢mica Pol¨ªtica nueva plasmada en el fortalecimiento de la opci¨®n representada por Euskadiko Ezkerra.Los "temas pendientes" que ten¨ªan que ser objeto de negociaci¨®n, seg¨²n la resoluci¨®n adoptada el 27 de febrero, eran: "amnist¨ªa para presos y exiliados, integraci¨®n de Navarra, depuraci¨®n de la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito, refer¨¦ndum sobre Lem¨®niz y derogaci¨®n de la Ley Antiterrorista". Estos temas eran tambi¨¦n entendidos de forma diferente: para el sector que pon¨ªa el acento m¨¢s bien en el segundo t¨¦rmino del binomio "politico-militar", se trataba de forzar la negociaci¨®n utilizando la amenaza del regreso inmediato si no se produc¨ªan frutos tangibles ("contando con la baja de la acci¨®n armada ya desarrollada o la que potencialmente podr¨ªamos desarrollar".
Para el otro sector, tales objetivos deb¨ªan entenderse como proceso escalonado en el que el Gobierno deber¨ªa mostrar su disposici¨®n negociadora mediante concesiones parciales como el traslado de los presos a c¨¢rceles situadas en el Pa¨ªs Vasco, la posibilidad de regreso para exiliados no procesados por delitos de sangre, etc¨¦tera.
Todo parece indicar que en los ¨²ltimos meses este tema- de los presos -reiteradas promesas de inminentes traslados luego incumplidas- se ha convertido en el eje central de los debates. La existencia de una especial sensibilidad, cierta especie de mala conciencia respecto a los compa?eros presos, caracter¨ªstica de todas las organizaciones armadas, habr¨ªa contribuido a agudizar el malestar producido por la pol¨ªtica del Ministerio del Interior en ese terreno. De hecho, el tema juega un papel central en la valoraci¨®n negativa que. de la tregua hacen quienes quieren romperla. El anuncio, ayer mismo, del traslado a San Sebasti¨¢n de cuatro de las quince presas de ETApm que permanec¨ªan en la c¨¢rcel de Yeser¨ªas podr¨ªa quiz¨¢ significar, sin embargo, una reconsideraci¨®n de esa pol¨ªtica por parte del Ministerio.
Posici¨®n delicada
En este marco, la posici¨®n de Euskadiko Ezkerra -cuyo comit¨¦ ejecutivo estuvo reunido hasta altas horas de la madrugada de ayer para valorar los efectos que tendr¨ªa la ruptura de la tregua- es bastante delicada. La polarizaci¨®n producida en el seno de ETApm le impide volver a desempe?ar un papel similar al jugado hace un a?o con su propuesta de alto el fuego, asumible entonces por el conjunto de los poli-milis. Tampoco puede -como, parad¨®gicamente, pretender¨ªa al parecer el sector que en el pasado se mostr¨® m¨¢s reticente a la ruptura de EE con la estrategia de la complementariedad de la v¨ªa armada y la v¨ªa politica- desentenderse del asunto. Y ello porque la estrategia, e incluso la raz¨®n de ser, de Euskadiko Ezkerra se fundamenta en su apuesta por una salida negociada a los problemas que impiden hoy la normalizaci¨®n pol¨ªtica de Euskadi.
Valoraci¨®n de la tregua
En su valoraci¨®n de la tregua, EE considera que su efecto m¨¢s positivo ha sido posibilitar un nuevo escenario pol¨ªtico en el que, por primera vez en muchos a?os, el enfrentamiento ETA-polic¨ªa ha abandonado el primer plano, permitiendo el surgimiento de una din¨¢mica pol¨ªtica nueva cuyo desenlace l¨®gico, aunque a largo plazo, ser¨ªa la negociaci¨®n. De ah¨ª que, en sentido opuesto, la ruptura de la tregua, de confirmarse, no s¨®lo no resolver¨ªa en opini¨®n de EE ninguno de los "temas pendientes", sino que los agravar¨ªa, cerrando el paso, quiz¨¢ definitivamente, a cualquier salida negociada. Por lo dem¨¢s, la argumentaci¨®n complementaria del sector partidario del regreso, seg¨²n la cual se tratar¨ªa de disputar a ETA militar su protagonismo, resulta tanto m¨¢s contradictoria, seg¨²n EE, teniendo en cuenta que "precisamente uno de los efectos de la tregua ha sido el de facilitar el aislamiento pol¨ªtico de ETA Militar".
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