El Madrid mand¨® m¨¢s en el juego, y el VAlencia, en los goles
El Real Madrid perdi¨® su liderato en Valencia con toda justicia y, en gran parte, por sus propios errores. En una salida clave, la ¨²ltima te¨®ricamente dif¨ªcil, volvi¨® a evidenciar una alarmante ineficacia en ataque y, aunque domin¨® m¨¢s tiempo, su rival lo remat¨® en los primeros minutos de la segunda parte. Ahora ya no tendr¨¢ m¨¢s re medio que aprovechar, sin nuevos fallos, un calendario m¨¢s asequible que el Barcelona y la Real Sociedad, enfrentados el pr¨®ximo domingo. Su problema ser¨¢ c¨®mo y con qui¨¦n. El Valencia, m¨¢s pr¨¢ctico, hizo in¨²til su reiterado centro campismo de sal¨®n y, con la entrada de Subirats como revulsivo, demostr¨® en dos jugadas de extremo por la banda derecha que para atacar en f¨²tbol no se ha inventado otra cosa mejor.La gran clase de Solsona, que comenz¨® brillando en el partido con una serie de pases espl¨¦ndidos, sin que Angel pudiera frenarle, pronto qued¨®: oscurecida ante los continuos fallos de sus receptores. El austriaco Welzl, por ejemplo, confirm¨® ya su torpeza, aparte del marcaje a que le someti¨® Camacho, siempre en un gran momento de forma. S¨®lo Castellanos, a los tres minutos, cuando a¨²n Gallego no se hab¨ªa centrado, oblig¨® a Agust¨ªn a realizar una gran parada. Del Bosque no pasaba apuros frente al joven Roberto, pese a sus molestias en una pierna, e incluso dos cabezazos suyos, uno tras el saque de banda t¨ªpico de Isidro -lo ¨²nico bueno que hizo- y otro a la salida de un c¨®rner, crearon cierto peligro.
El Valencia, agazapado, no pudo sacar provecho en toda la primera parte de los continuos cambios de banda efectuados por Saura y Arnesen. Cort¨¦s, en la izquierda, y San Jos¨¦, en la derecha, les vigilaron por zonas y fue suficiente, porque los dos delanteros se mostraron remisos en el tiro a puerta -Cort¨¦s le sac¨® un bal¨®n de oro a Saura, a los once minutos- o lo hicieron mal. Tras la primera ca¨ªda de Arnesen ante Del Bosque, en la que el dan¨¦s se tir¨® m¨¢s que otra cosa, el dominio del
Madrid en la parcela central no dej¨® resquicios para penetrar al Valencia, ni siquiera al contragolpe. Stielike, abandonando por una vez su cierre inexpugnable, hab¨ªa propiciado ya una ocasi¨®n de Juanito, frustrada por Carrete.Gallego, que casi oblig¨® a Castellanos a incurrir en penalti, inmediatamente despu¨¦s del de Arnesen, dio un recital de bien jugar en esos minutos, hasta el descanso, demostrando una vez m¨¢s sus grandes posibilidades. S¨®lo peque?as ausencias, s¨ªntoma de la falta de sitio y continuidad, empa?aron su actuaci¨®n ante un Castellanos siempre dif¨ªcil y pegajoso. Pero ¨¦l, en posici¨®n creadora, no de vigilancia, fue el ¨²nico canalizador con alguna garant¨ªa de peligro madridista dentro de un dominio centrocampista in¨²til. El problema volvi¨® a ser que el equipo blanco, morado el domingo, sigue con su penuria de atacantes. Juanito s¨®lo lo es a su manera, siempre dif¨ªcil desde donde arranca, muy atr¨¢s, ante una defensa armada y un gran marcador como Carrete; Santillana, tras su lesi¨®n, a¨²n no ha encontrado el ritmo que le caracterizaba, y menos a¨²n frente a Tendillo; Isidro fue una aut¨¦ntica nulidad, sin molestar siquiera a Botubot. Arias fue un defensa libre s¨®lo observador.
Dos tiros de Solsona desde fuera de? ¨¢rea, el segundo con su habilidad de levantarse antes el bal¨®n, fueron el s¨ªntoma de la incapacidad valencianista para penetrar ante un rival s¨®lo superior en el centro del campo. Su t¨¢ctica conservadora, obligado tambi¨¦n por el Madrid, parec¨ªa destinada a no darle m¨¢s frutos que el empate si no forzaba m¨¢s las acciones tras el descanso. La clave iba a ser la entrada de Subirats. Del Bosque ya no pudo con ¨¦l y se produjeron diez minutos del segundo tiempo fulgurantes de todo el equipo, arriesgando con las subidas al ataque de Tendillo y Carrete. El central dispar¨® ya con peligro al minuto de juego, luego de otro tiro de Saura que dio en el lateral de la red, y el peque?o asturiano, ante el que se descuid¨® Juanito, colabor¨® decisivamente en los dos goles.
El Valencia, con ventaja ahora en el centro del campo, no se perdi¨® en florituras y abri¨® el juego por los extremos como mandan los c¨¢nones inmutables del f¨²tbol de siempre. La defensa madridista y Agust¨ªn, que quiz¨¢ pudo salir en alguno de los tantos, pero sin que en esta ocasi¨®n pueda culp¨¢rsele, quedaron desbordados sin remisi¨®n. El marcaje por zonas de Cort¨¦s y San Jos¨¦ fue una facilidad m¨¢s. Arnesen y Saura s¨ª aprovecharon entonces las oportunidades. Con 2-0 ya en el marcador otra escapada del dan¨¦s fue salvada por el guardameta blanco, que se mostr¨® muy seguro, como si s¨®lo el Bernab¨¦u le pusiera nervioso. Un tercer gol hubiera sido excesivo, pero justo castigo a la inoperancia de un l¨ªder prendido con alfileres, y al que ¨²nicamente su coraje, tambi¨¦n inmutable, le hizo no perder la cara y acortar distancias en un grave error de la defensa rival.
La entrada de Navajas, para permitir la subida de Stielike al centro del campo, as¨ª como la de Pineda, que perdi¨® la ¨²nica ocasi¨®n de gol ya del Madrid, no sirvieron. El Valencia, que ya hab¨ªa cumplido, se limit¨® a contener y lo logr¨® cambiando los marcajes.
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