Las elecciones andaluzas: una clarificaci¨®n pol¨ªtica /y 2
Los pron¨®sticos aventuran para las pr¨®ximas elecciones andaluzas un triunfo del PSOE. Sin embargo, quedan otras cuestiones cualitativas a dilucidar que dibujar¨¢n el definitivo panorama pol¨ªtico. En este articulo se analizan las posibilidades electorales de UCD respecto a Alianza Popular, las relaciones entre socialistas y comunistas y la imagen del PSA afianz¨¢ndose como partido interclasista.
Para el PSOE, las elecciones andaluzas tienen una trascendencia dif¨ªcil de ocultar. Las encuestas y los comentaristas pol¨ªticos no cesan de afirmar que el PSOE ser¨¢ el ganador en unas pr¨®ximas elecciones generales. Sin embargo, si los resultados de las elecciones auton¨®micas hasta ahora celebradas se repiten en las generales, ello supondr¨ªa una p¨¦rdida de siete diputados para el PSOE en relaci¨®n a los obtenidos en 1979. Si no consigue invertir esta tendencia sus aspiraciones como partido ganador en unas generales se sustentar¨ªan solamente bajo el supuesto del fraccionamiento de UCD. Por ello necesita confirmar los pron¨®sticos en Andaluc¨ªa y conseguir la mayor¨ªa absoluta, al menos en esca?os. Cualquier otro resultado ser¨ªa una decepci¨®n para sus objetivos.Un¨¢ de las claves m¨¢s significativas de estas elecciones ser¨¢ el comportamiento del PCE. Sorprende a un observador externo la crisis desatada en su seno si se tiene en cuenta que por sus or¨ªgenes y caracter¨ªsticas es un partido que no tiene prisa por alcanzar el poder y, sin embargo, ya ha alcanzado cotas importantes de poder municipal. Su trayectoria electoral ha sido, por otro lado, enormemente estable y con tendencia al alza.
Sin entrar a considerar la existencia de pretendidas "manos negras" detr¨¢s de su crisis, lo que s¨ª se puede detectar es la existencia de dos centros de inter¨¦s objetivo a los que conviene el retroceso electoral del PCE. De un lado est¨¢n los denominados poderes f¨¢cticos, que no ocultan su recelo hist¨®rico del comunismo, mientras que acarician la ilusi¨®n de que el socialismo pueda ser reconducido a una socialdemocracia a la alemana. De otro lado es el propio PSOE el m¨¢s interesado en socavar al PCE. Y ello por un doble motivo: en primer lugar, porque las p¨¦rdidas de votos del PCE pueden incrementar directamente sus resultados, y en segundo lugar, porque ante la posibilidad de convertirse en la minor¨ªa mayor en unas pr¨®ximas elecciones, necesita perentoriamente que no exista la posibilidad matem¨¢tica de formar mayor¨ªa parlamentaria con el PCE.
En cualquier caso, y de cara a Andaluc¨ªa, ser¨¢ interesante comprobar qui¨¦n es m¨¢s fuerte, si la intensa publicidad que los medios de comunicaci¨®n han dado a la crisis del PCE o la disciplina de voto comunista, que en Andaluc¨ªa se apoya en un aparato de partido con fuerte presencia en los ayuntamientos.
El caso del PSA es especialmente complejo. Evidentemente, ha sabido alzarse con la bandera regionalista en Andaluc¨ªa, obligando a reaccionar al PSOE. Sus l¨ªderes hacen gala de un radicalismo nacionalista y de izquierdas que justifica su clasificaci¨®n entre los partidos de clase. Sin embargo, la ambig¨¹edad en su actuaci¨®n les ha conseguido un nutrido n¨²mero de votos entre electores de centro que le consideran de alguna manera un partido interclasista.
Aunque los analistas pol¨ªticos y las encuestas le dan en retroceso en relaci¨®n a los resultados de 1979, puede ser la gran sorpresa en virtud del carisma personal de sus l¨ªderes. Su gran objetivo,ser¨ªa alcanzar el segundo puesto, con lo que probablemente podr¨ªa obligar al PSOE a compartir el gobierno andaluz. En el caso de que sus resultados estuvieran por debajo del 10%, estar¨ªamos asistiendo al final de su andadura como partido pol¨ªtico, que se consumar¨ªa inevitablemente en las siguientes elecciones generales.
Los partidos interciasistas
Las esperanzas electorales de UCD son forzosamente limitadas. Tanto en 1977 como en 1979 fue el segundo partido en Andaluc¨ªa, a muy escasa distancia del PSOE. Sin embargo, las sucesivas elecciones auton¨®micas han supuesto fuertes p¨¦rdidas en donde se han celebrado. Se ha reflexionado poco en el gran sacrificio que ha supuesto para UCD subordinar sus intereses de partido en el Gobierno, someti¨¦ndose al veredicto de las urnas en elecciones auton¨®micas cada pocos meses en beneficio de una adaptaci¨®n suave y paulatina de Espa?a a un nuevo sistema de Estado descentralizado. La conveniencia pura de partido hubiera aconsejado concentrar todas las elecciones auton¨®micas en una sola fecha al tiempo de las elecciones municipales.
Los resultados de Galicia provocaron un an¨¢lisis y debate interno en el partido y la adopci¨®n de determinadas soluciones que deber¨¢n demostrar su eficacia en Andaluc¨ªa. El objetivo razonable de UCD se fija en alcanzar el segundo puesto, con un porcentaje en torno al 25%. Aunque este resultado supusiera un retroceso respecto a anteriores consultas, de alguna manera pondr¨ªa de manifiesto una recuperaci¨®n respecto de otras elecciones auton¨®micas. El gran riesgo para UCD consiste en la posibilidad de ser alcanzada o sobrepasada por AP, lo que confirmar¨ªa la tesis surgida en Galicia de que para una parte del electorado la actual UCD es intercambiable con AP. En ese caso ser¨¢ evidente que algo muy importante ha cambiado en el mapa electoral espa?ol y que el fuerte desequilibrio existente entre UCD y AP en 1977 y en 1979 ha dado paso a un esquema similar al franc¨¦s, con dos partidos de importancia similar cubriendo el espacio de centro y derecha. Esta tesis s¨®lo tendr¨ªa validez en el supuesto que la suma total de votos de UCD y AP se situase entre el 36% y el 43% de anteriores consultas en la regi¨®n. Si ese porcentaje descendiese, significar¨ªa que una parte importante del electorado de centro ya no se siente representado por UCD y, no teniendo otra alternativa, se atreve a cruzar la barrera entre partidos interclasistas y partidos de clase, reforzando as¨ª las posibilidades del PSOE en unas elecciones generales.
Es quiz¨¢ AP quien m¨¢s arriesga en Andaluc¨ªa, porque si sus resultados no sobrepasan la barrera del 12%-15%, aunque ello comporte una mejora de sus resultados anteriores, supondr¨ªa una fuerte rebaja de sus expectativas electorales, que quedar¨ªan reducidas a las de un partido conservador con un reducto importante en Galicia y con un techo de 20-30 esca?os.
No es por ello aventurado suponer que AP se ver¨ªa beneficiada con una convocatoria anticipada de las elecciones generales, coincidiendo con las andaluzas para evitar la prueba de fuego que ¨¦stas puedan suponer. Ese inter¨¦s de partido se enfrenta con los intereses generales de Espa?a, entre otras cosas, por la necesidad de celebrar el juicio del 23-F con el necesario sosiego. Ello obliga a AP a prestar su colaboraci¨®n parlamentaria a UCD sin utilizar en contra de la necesaria estabilidad el apoyo de los quintacolumnistas recientemente transfugados.
ex secretario de organizaci¨®n de UCD.
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