Duros enfrentamientos entre el Este y el Oeste en la reapertura de la Conferencia de Madrid
Los sucesos de Polonia provocaron ayer en la reapertura de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) de Madrid el previsto enfrentamiento entre el Este y el Oeste. Cinco ministros de Asuntos Exteriores occidentales, encabezados por el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, desencadenaron duros ataques contra el gobierno militar polaco que preside el general Wojciech Jaruzeiski y contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, a la que responsabilizaron en gran medida del establecimiento de la ley marcial en Polonia. La principal acusaci¨®n contra Varsovia y Mosc¨² fue la de violaci¨®n de los principios fundamentales del Acta Final de Helsinki, firmada en 1975 en la capital rinfandesa por los 35 pa¨ªses que participan ahora en la Conferencia de Madrid. Las cr¨ªticas occidentales fueron contestadas por la Uni¨®n Sovi¨¦tica, cuyo delegado se asombr¨® de que el Oeste actuara de acusador cuando la responsabilidad la tiene quien, con sus hechos y manifestaciones, ha agitado los problemas de Polonia.
La sesi¨®n n¨²mero 100 de la CSCE se inici¨® a las once de la ma?ana en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital espa?ola, en un ambiente de gran expectaci¨®n plagado de rumores sobre la posible respuesta del bloque del Este ante las denuncias de los ministros occidentales.Centenares de periodistas venidos de todo el mundo se agolparon ante la puerta de la sala donde deb¨ªa iniciarse la sesi¨®n. A esas horas todav¨ªa no se conoc¨ªa el orden de intervenciones, que fue objeto de interminables debates que se prolongaron durante la noche del lunes y la madrugada del martes entre representantes polacos y occidentales. Finalmente, la presidencia polaca impuso por la fuerza de los hechos una lista de 22 oradores, que abr¨ªa Hungr¨ªa.
El jefe de la delegaci¨®n polaca, el viceministro de Asuntos Exteriores, Jozef Wiejacz, a quien ayer, por un puro azar alfab¨¦tico, le tocaba presidir la hist¨®rica sesi¨®n, abri¨® la misma con unas breves palabras en las que elogi¨® el proceso de distensi¨®n y inanifest¨® el inter¨¦s de su pa¨ªs por continuar el di¨¢logo en el marco de la CSCE. Inmediatamente despu¨¦s cedi¨® la palabra al representante de Hungr¨ªa.
Mientras tanto, en los pasillos se comentaba que Polonia interrumpir¨ªa la sesi¨®n a primera hora de la tarde para impedir hablar a bastantes jefes de las diplomacias occidentales, oblig¨¢ndoles a regresar a Madrid para la sesi¨®n plenaria prevista en principio para el pr¨®ximo viernes. Pero los rostros distendidos de los embajadores del Este y de los delegados occidentales no auguraban esta decisi¨®n que, posteriormente, se vi¨® confirmada por los hechos.
Alexander Haig trataba de presentar un frente unido occidental, sin fisuras, mientras que varios portavoces europeos explicaban que los europeos, especialmente la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), no seguir¨ªan un¨¢nimemente a la Administraci¨®n Reagan. Una fuente francesa explic¨® que la actitud de Genscher ha sido crucial para frenar a EE UU, que dej¨® sentado ayer que su intenci¨®n no era, ni nunca lo hab¨ªa sido, provocar la ruptura de la conferencia.
Reparto de papeles
Un an¨¢lisis de los discursos pronunciados por los cinco ministros occidentales que intervinieron en la sesi¨®n de ayer demuestra que, en el fondo, se ha producido un reparto de papeles en el que el de mayor dureza contra la URSS lo ha representado Estados Unidos, bien secundado en el tema de la denuncia de la represi¨®n en Polonia por la RFA. El papel de la insistencia en la continuidad del di¨¢logo con el Este fue defendido por Genscher, secundado por B¨¦lgica y Espa?a.
Canad¨¢, mediante una intervenci¨®n de su ministro de Asuntos Exteriores, Mc Guigan, tom¨® la palabra tras la intervenci¨®n de los h¨²ngaros que se consumi¨® en un tono menor sin entrar a fondo en los puntos candentes del debate. El representante del gobierno de Ottawa explic¨® en su discurso los fundamentos legales que permit¨ªan sentar en el "banquillo" a Polonia y a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, por su responsabilidad directa e indirecta en los sucesos iniciados en Polonia el pasado 13 de diciembre.
Leo Tindemans, que hablaba en nombre de los diez pa¨ªses miembros de la Comunidad Europea, intervino a continuaci¨®n para afirmar que "la fidelidad al principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados no puede significar indiferencia ante las graves violaciones de los acuerdos internacionales".
El ministro belga advirti¨® a la URSS que toda intervenci¨®n armada en Polonia tendr¨ªa consecuencias muy profundas para las relaciones Este-Oeste. A continuaci¨®n evoc¨® la "sombr¨ªa" lista de infracciones flagrantes a los principios del Acta Final de Helsinki cometidas por el r¨¦gimen militar polaco, especialmente "la violaci¨®n grave y odiosa que consiste en exigir y obtener juramentos de lealtad bajo amenazas".
El representante griego, en una acci¨®n que puso en tela de juicio la unanimidad occidental, pidi¨® la palabra para afirmar que su pa¨ªs no se sumaba a "todas las cr¨ªticas" formuladas contra Polonia por Tindemans, y precis¨® que Atenas desea mantener buenas relaciones con los pa¨ªses del Este.
A continuaci¨®n se produjo la intervenci¨®n polaca, cuyo representante se defendi¨® de las acusaciones occidentales calific¨¢ndolas de injerencia en los asuntos internos de su pa¨ªs. Repiti¨® sus conocidas tesis de que no estaba dispuesto a debatir en Madrid los problemas polacos y manifest¨® su deseo de que continue el proceso de distensi¨®n, lo que supone mantener abierta esta Conferencia. No entr¨® sin embargo en el fondo de la cuesti¨®n, tema que evidentemente dej¨® en manos del delegado sovi¨¦tico.
Pero antes intervino por Estados Unidos el secretario de Estado, Alexander Haig, qui¨¦n en un discurso muy severo afirm¨® que "Polonia y la URSS saben muy bien que han violado los principios de Helsinki". Pidi¨® a Polonia que restablezca las libertades y el di¨¢logo con las diferentes fuerzas sociales, en cuyo caso, precis¨®, recibir¨ªa una importante ayuda econ¨®mica de Estados Unidos. Haig se mostr¨® partidario de mantenerse en Madrid, pero s¨®lo para discutir de Polonia. En una conferencia de Prensa posterior a su discurso, el secretario de Estado rechaz¨® tajantemente cualquier paralelismo entre el golpe polaco y la dictadura militar turca. En Turqu¨ªa, afirm¨® "hay unanimidad o casi unanimidad" a favor de los militares, que adem¨¢s se han comprometido a volver a la democracia.
Tras Haig tom¨® la palabra el delegado sovi¨¦tico, Le¨®nidas Illitchev, que emple¨® toda la artiller¨ªa pesada para responder a las denuncias occidentales. Para el representante de Mosc¨², su pa¨ªs no tiene responsabilidad alguna en la crisis polaca y la actitud occidental, en buena parte responsable de lo ocurrido, es provocadora. "Lo que pretende Estados Unidos es una injerencia en los asuntos de otro pa¨ªs en violaci¨®n del Acta de Helsinki". Para la URSS es un esc¨¢ndalo que EE UU hable de violaci¨®n de derechos humanos, cuando apoya a la dictadura chilena de Pinochet, al r¨¦gimen surafricano y a los fascismos centroamericanos. Curiosamente, el representante sovi¨¦tico no cit¨® a Argentina ni a Turqu¨ªa, dictaduras militares de derechas con las que Mosc¨² mantiene buenas relaciones.
Genscher, pen¨²ltimo orador de la ma?ana, realiz¨® un duro an¨¢lisis de lo sucedido en Polonia y, dirigi¨¦ndose directamente a la URSS, le dijo que le deje decidir a Polonia su camino de renovaci¨®n y reforma de acuerdo con el Acta de Helsinki, "libremente y sin injerencia exterior". Explic¨® que las medidas adoptadas en Polonia se pueden explicar, pero no justificar. El ministro germanooccidental insisti¨® en la necesidad de continuar el proceso de Helsinki y pidi¨® a la URSS y a Polonia que corrijan lo sucedido.E
l ¨²ltimo orador de la ma?ana, el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, se aline¨® con los pa¨ªses europeos occidentales en su an¨¢lisis de la crisis polaca y su intervenci¨®n, que podr¨ªa calificarse de moderada en relaci¨®n con la de Estados Unidos, defendi¨® la necesidad de continuar el proceso de distensi¨®n.
Inmediatamente despu¨¦s de la intervenci¨®n de P¨¦rez LLorca, el presidente polaco provoc¨® una toromenta pol¨ªtica al declarar finalizada la sesi¨®n, lo que significaba el bloqueo de los discursos de 12 pa¨ªses que ten¨ªan previsto intervenir ayer.
La informaci¨®n sobre la CSCE la realizaron Francisco Basterra, Ignacio Cembrero y Jose Luis P¨¦rez Regueira.
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