La noche en que me cre¨ª Napole¨®n
No s¨¦ qui¨¦n fue el que dijo que todos estabamos un poco locos (algunos, bastante). Es verdad. Yo mismo, sin Ir m¨¢s lejos, me cre¨ª una vez Napole¨®n. Quienes saben, dicen que Napole¨®n es el personaje preferido de los locos, su gran modelo. Aunque no siempre. Hace a?os estuve en un manicomio, cuando todav¨ªa se llamaban asi, no como paciente, sino de visita: para preguntar por un amigo internado all¨ª. Habl¨¦ con un funcionario del lugar, y me comentaba ¨¦ste: "Est¨¢ mal, muy mal". "?Tan mal, tan mal?", insist¨ª yo, dudoso. "S¨ª, sin duda", asegur¨®, y luego a?adi¨®: "F¨ªjese si estar¨¢ mal, que se cree Napole¨®n". Record¨¦ entonces el conocido chiste y dije: "Claro, claro, ?c¨®mo va a ser ¨¦l Napole¨®n, si Napole¨®n es usted?". Ataj¨®, r¨¢pido: "?No diga tonter¨ªas, hombre! ?Cree usted que yo tambi¨¦n estoy loco?". Algo cortado, intent¨¦ disculparme: "Usted perdone; era una broma". Y sigui¨® entonces, admonitorio y triunfante: "Pues no bromee con la historia, se?or m¨ªo. ?Si conocer¨¦ yo bien a Napole¨®n para saber que su amigo no lo es, con la de veces que he hablado con ¨¦l!". Volv¨ª yo, conciliador: "Naturalmente, habla usted con mi amigo todas las tardes, durante el recreo". Ataj¨® otra vez: "?Con su amigo, no; parece usted tonto! ?He hablado con Napole¨®n!". Mosqueado, retorn¨¦ a las preguntas: "?Pero, qui¨¦n es usted?". "?Pues qui¨¦n voy a ser! ?Soy el zar Alejandro, y habl¨¦ con Napole¨®n en Erfurt!"...Yo no fui el zar, sino, de manera m¨¢s vulgar, Napole¨®n. Entonces me vinieron a la memoria hechos y dichos napole¨®nicos: la solicitud maternal de do?a Leticia, la escuela militar de Brienne, la vida con Josefina, el puente de Lodi, Austerlitz, el dolor de est¨®mago, Elba, Waterloo (?si aquel majadero de Grouchy no hubiera tardado tanto!)", Santa Elena, las ecuaciones de tercer grado... Y una frase: "Yo asumo toda la historia de Francia, desde Clodoveo al Comit¨¦ de Salud P¨²blica". Y con m¨¦todo en la locura, que dir¨ªa Polonio de Hamlet, la adopt¨¦ y la adapt¨¦: "Asumo toda la historia de Espa?a, desde Argantonio a Camu?as". Eso me cur¨®.
Porque, aparte de la m¨¢s o menos m¨¢gica historia ya conocida, me puse a considerar todo lo malo, regular, bueno y mejor que deb¨ªa asumir y sal¨ª huyendo de aquella noche. Era irresistible.
Sin m¨¦todo en la locura, sino enumerados incompleta y ca¨®ticamente, he aqu¨ª algunos de los actuales fantasmas que pasaron por mi cerebro: Todas las normas de obligado cumplimiento, pues por lo visto hay otras que se dictan en broma, los acad¨¦micos de la lengua, la lengua de los acad¨¦micos, los poderes f¨¢cticos, los poderes ficticios, los poderes particulares, los poderes generales (y tanto), los mundiales, el Congreso de los Diputados, los diputados del Congreso, los senadores (los pobres), Leopoldo Calvo Sotelo y Bustelo, Carlos Bustelo, Carlota Bustelo, Francisco Bustelo, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Francisco Franco, las sequ¨ªas m¨¢s o menos pertinaces, los t¨®picos m¨¢s o menos pertinaces, el aceite: de colza, el terrorismo, Fidecaya, las nacionalidades y regiones, el se?or Rojas ,Marcos, Xabier Arzallus, los disidentes del partido comunista, los tr¨¢nsfugas ucedeos, el ministro del Interior, la voz que sale del interior del ministro, los denuestos de Alfonso Guerra, los silencios de P¨ªo Cabanillas, simplemente Fraga, Ram¨®n Tamames y se?ora, los hermanos Solana, los innumerables hermanos Goytisolo, el doctor Cabeza, los bucles de oro de Soledad, los bigotes del teniente coronel Tejero, los de Juan Cueto, las barbas de tu vecino, el cubo de Rubick, la Loapa, la Lofca, el IVA, el INI, el postulado de Euclides y el grupo parlamentario mixto, el Gobierno de concentraci¨®n, el Gobierno de coalici¨®n, el Gobierno, Tierno Sampedro, san Pablo, "octubre, octubre", noviembre, noviembre, diciembre, diciembre, las rebajas de enero, el pro ceso del 23-F, las elecciones del 15-J, las elecciones del 1-M, el asalto del 23-M, la M-30 y todas las autopistas, todos los que van por las autopistas, todos los que estaban en el caf¨¦ Gij¨®n la noche en que lleg¨® Umbral, todos los que estaban fuera del caf¨¦ Gij¨®n aquella misma noche, los mundiales, la Espa?a necesaria, la otra, la Espa?a que bosteza, la que muere, la que duerme a pierna suelta, el franquismo residual, el adolfato residual, los residuos s¨®lidos, los envases no retornables, los ec¨®logos de caf¨¦, los de caf¨¦, copa y puro, los que van al campo, los emigrantes que vienen del campo, las autonom¨ªas uniprovinciales, las otras, las fuerzas vivas, las fuerzas muertas, los setecientos profesores de la UIMP, los sabios de Grecia (fueron s¨®lo siete y lo supo todo el mundo), la historia de Espa?a contada por Ricardo de la Cierva, la historia de Espa?a en que Ricardo de la Cierva interviene, la interminable familia Garrigues, la inextinguible familia Arias Salgado, Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, su yerno, el yerno del se?or Ib¨¢?ez Mart¨ªn, el yerno del se?or Iturmendi, los, yernos del se?or Arbur¨²a, Julio Iglesias, el padre de Julio Iglesias, los hijos del se?or Gil Robles, el hijo de Marquitos, los cien mil hijos de san Luis (renovados), los cien mil hijos de san Luis (hist¨®ricos), los siete ni?os de Ecija, los siete pecados capitales, las siete virtudes, los siete sabios de Grecia (otra vez), el centenario de Calder¨®n, el de Picasso, el de Juan Ram¨®n, el de Celia G¨¢mez, el de santa Teresa, el de Virginia Woolf, el de Joyce, el de Goethe, el de Lewis Carroll ("'?C¨®mo sabes t¨² que est¨¢s loco?', pregunt¨® Alicia"), etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera, etc¨¦tera... (Y a?ada el lector, por su cuenta, lo que considere inoportuno).
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