La consolidaci¨®n del voto rural, primer objetivo de la campa?a de los comunistas en Andaluc¨ªa
Siete diputados en el Congreso, m¨¢s de cien alcaldes, 1.400 concejales y 28.000 militantes que cotizan constituyen el activo del Partido Comunista de Espa?a en Andaluc¨ªa (PCE-PCA). Es la andaluza una de las organizaciones m¨¢s s¨®lidas de los comunistas espa?oles, pero sus posibilidades electorales de cara al Parlamento andaluz son inciertas. Por un lado, pesan negativamente ante la opini¨®n p¨²blica las luchas internas, las expulsiones y las descalificaciones mutuas entre mlembros del partido. Por otro, se eval¨²a contradictoriamente la influencia que sobre los resultados electorales va a tener la actuaci¨®n de los comunistas en los ayuntamientos.Los dirigentes del PCA creen que la "honestidad y firmeza" demostradas en su gesti¨®n municipal constituyen su mejor baza electoral. La derecha afirma justamente lo contrario: la izquierda s¨®lo ha sabido aumentar los impuestos y el pueblo se tomar¨¢ la revancha en los votos. Una opini¨®n extendida en el PCA es la de que un tropiezo electoral en Andaluc¨ªa supondr¨ªa un serio peligro para la continuidad de la actual direcci¨®n del PCE, con Santiago Carrillo a la cabeza.
A pesar de todo, Felipe Alcaraz, secretario general del PCE andaluz, afirma, aunque es consciente de la incredulidad general, que el PCA va a ser la segunda fuerza electoral andaluza; que no pueden sobrepasar al PSOE "porque la suya es una victoria cantada", pero que su imagen de "aut¨¦ntica izquierda", "de izquierda no descafeinada, ya que no pacta loapas con el Gobierno de Madrid ni rebaja postulados ideol¨®gicos por mucho juicio 23-F que se vaya a celebrar", les va a reportar, dice Alcaraz, muchos votos en una regi¨®n de caracter¨ªsticas tercermundistas como es Andaluc¨ªa.
Fuga del voto urbano hacia el PSOE?
Adem¨¢s de presentarse a los electores como la "izquierda aut¨¦ntica", el Partido Comunista de Andaluc¨ªa va a lanzar el mensaje de que con ellos es posible la unidad de la izquierda. Sin embargo, a los dirigentes comunistas andaluces, que, por primera vez en su corta historia electoral han recibido dinero desde la sede madrile?a del PCE para financiar la campa?a, no se les escapa la nula confianza que les otorgan las clases medias y que este voto, al igual que el de los intelectuales y profesionales, va a ir a parar mayoritariamente al PSOE, siguiendo el ejemplo de la vicepresidenta de la Diputaci¨®n de Sevilla, la renovadora Amparo Rubiales. Los socialistas no desmintieron a este peri¨®dico el rumor que corre estos d¨ªas por Sevilla de que Amparo Rubiales va a ingresar en el PSOE, y no a cambio de nada.
En el PCA se habla de un pacto seg¨²n el cual la joven ex vicepresidenta comunista de la Diputaci¨®n de Sevilla ser¨¢ la consejera de Cultura en el pr¨®ximo Gobierno de Rafael Escuredo. En el PSOE ni confirman ni desmienten, aunque valoran a Amparo Rubiales como a uno de los pol¨ªticos que mejor conocen la administraci¨®n p¨²bl¨ªca regional.
Sin llegar al triunfalismo preelectoral de Alcaraz, es probable que el PCA no se estrelle en estas pr¨®ximas elecciones, porque el 75% de los votos comunistas andaluces corresponden a campesinos y jornaleros, y ¨¦stos no votan a las personas, sino a las siglas en las que militan desde que se prendaron de la revoluci¨®n de Octubre. Es el voto disciplinado, casi religioso, de los comunistas de siempre. Tanto los dirigentes renovadores como los oficialistas admiten que la cultura tradicional comunista, que asegura la fidelidad de este 75% de los votos, no est¨¢ exenta de un fuerte componente prosovi¨¦tico. Son todav¨ªa los hombres y las mujeres del campo, que hablan de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica "ha sido invitada a Afganist¨¢n" y que la reacci¨®n de Jaruzelsky est¨¢ plenamente justificada, porque si no el imperialismo norteamericano hubiera borrado del mapa el socialismo polaco.
No hay prosovi¨¦ticos organizados
Estos viejos ideales les mantienen fieles al PCE y a su secretario general, Santiago Carrillo, a quien no consideran un "traidor", sino un magn¨ªfico estratega. Nunca los comunistas andaluces han intentado organizar una fracci¨®n prosovi¨¦tica con ¨¦xito. El ¨²ltimo intento, protagonizado por el dirigente de Comisiones Obreras de M¨¢laga y el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de esta ciudad, Leopoldo del Prado, se zanj¨® con la expulsi¨®n de ambos y el partido no pag¨® un precio excesivamente alto por ello. Muy pronto las aguas volvieron a su cauce y no volvi¨® a comentarse la cuesti¨®n.
As¨ª, pues, el PCA busca ante todo en las elecciones del 23 de mayo la consolidaci¨®n del voto comunista. Por ello, no es de extra?ar que el punto central alrededor del cual girar¨¢ la campa?a electoral va a ser la reforma agraria, la Reforma Agraria Integral, como ellos la llaman. Su autor, Ignacio V¨¢zquez, es un profesor de la Escuela de Peritos Agr¨ªcolas de Sevilla y propietario de una finca de 800 hect¨¢reas en las mejores tierras de la vega sevillana. Es lo que sus detractores llaman un terrateniente -posee tambi¨¦n otra finca de menores dimensiones sin cultivar-, y sus partidarios, un empresario modelo, porque su finca rinde al m¨¢ximo y ¨¦l vive exclusivamente de la tierra.
Ignacio V¨¢zquez tuvo que sortear hace muy pocos d¨ªas un debate de doce horas sobre su reforma agraria, en la conferencia regional celebrada en Sevilla. A¨²n quedan muchos comunistas que no ven m¨¢s all¨¢ de la vieja cons¨ªgna de "la tierra para el que la trabaja", pero son mayor¨ªa quienes votaron la aprobaci¨®n de la RAI, es decir, dejar la propiedad de la tierra tal y como est¨¢ -salvo los casos escandalosos de injusticia social- y fijar la atenci¨®n en hacerla rentable, en modernizar el sistema productivo e implantar en Andaluc¨ªa la industria necesaria para la transformaci¨®n de los productos del campo. Para lograr la baja del precio de la tierra, pretenden establecer fuertes impuestos sobre la plusval¨ªa, posibilitar que quienes las hereden puedan pagar al Estado en tierra los fort¨ªsimos impuestos sucesorios que ellos consideran necesarios y obligar a reinvertir en el campo parte de las ganancias de la agricultura. Una frase de Ignacio V¨¢zquez sintetiza lo esencial de su programa: "La tierra, para quien la trabaja, siempre y cuando su produccion no sea para quien la comercializa".
Una nueva instituci¨®n a crear, las Juntas Comarcales, de las que formar¨ªan parte las corporaciolnes locales y las centrales sindicales, ser¨ªan las encargadas de planificar los cultivos y absorber las fincas expropiadas. Las Juntas sustituyen el viejo concepto comunista de protecci¨®n a la explotaci¨®n agraria familiar, "que no son comunistas y votan siempre a la derecha", en palabras de Ignacio V¨¢zquez, y no falta quien las califica de soviets.
Felipe Alcaraz o el actual alcalde de C¨®rdoba, Julio Anguita, van a defender este programa durante la campa?a electoral como candidatos a la presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa. Las fuerzas en torno a uno y a otro est¨¢n todav¨ªa equiparadas. Anguita es la imagen moderna del PCE, y la direccion del partido ha elogiado su gesti¨®n al frente de la alcald¨ªa de C¨®rdoba. Su identificaci¨®n con el sector renovador es su principal obst¨¢culo, ya que el PCE no va a permitir que su designaci¨®n como candidato sea capitalizada por los renovadores, ya que su implantaci¨®n es m¨ªnima en Andaluc¨ªa.
Alcaraz o Anguita
Alcaraz, diputado y profesor de Literatura, hombre fiel a Santiago Carrillo, se identifica mejor con las bases andaluzas, si bien asegura que ¨¦l no tendr¨ªa ning¨²n inconveniente en aceptar la candidatura de Anguita, "siempre y cuando ¨¦ste se comprometiera a no definirse como renovador". Anguita, por su parte, comenta que ¨¦l, en el X Congreso, defendi¨® posturas renovadoras, pero que acata disciplinadamente los resultados del Congreso.
Mientras los comunistas dirimen quien es el candidato a una presidencia, que hoy nadie duda ser¨¢ para Rafael Escuredo, se trabaja a fondo en el PCE para no fracasar en Andaluc¨ªa, ya que, como reconoce Alcaraz, Ias consecuencias de nuestra derrota en esta tierra no ser¨ªan graves, sino grav¨ªsimas". Es opini¨®n general entre los comunistas andaluces que la sustituci¨®n de Santiago Carrillo, como secretario general del PCE, ser¨ªa la primera cuesti¨®n,que se suscitar¨ªa, entonces ya con caracteres casi traum¨¢ticos, si el 23 de mayo no consiguen m¨¢s de doce diputados. Un alto dirigente comentaba que la docena de diputados era la cifra m¨ªnima para "no hacer el rid¨ªculo".
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