La propuesta de Colombo
EL 'PACTO' que propone el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Colombo, entre Europa y Estados Unidos es sorprendente a primera vista, pero no deja de tener inter¨¦s. La sorpresa viene de que parece que hay ya suficientes instituciones del mundo occidental -Colombo se refiere a la Europa occidental y no a toda: s¨®lo a la CEE- y que el nuevo instrumento formal propuesto por Italia no har¨ªa m¨¢s que sobreponerse a otros. La OTAN es un instrumento amplio. Lo que parece indicar Colombo -por los res¨²menes de Prensa llegados hasta ahora de su discurso en la Universidad de Georgetown- es que algo no est¨¢ funcionando bien, que hay insuficiencias y l¨ªmites en las consultas mutuas. Es decir, una especie de reconocimiento de que hay una distancia considerable entre una generalidad europea y la actual direcci¨®n pol¨ªtica de Estados Unidos, y una falta de comprensi¨®n mutua entre los dos miembros de esta alianza. Por una parte, es dudoso que un pacto de amistad resolviese estas diferencias: por otra, parece que, en efecto, conviene hacer algo por unificar tendencias en las cuestiones econ¨®micas, pol¨ªticas y estrat¨¦gicas, y adoptar una l¨ªnea com¨²n en los c¨²mulos de problemas que vienen denomin¨¢ndose Norte-Sur, por una parte, y Este-Oeste, por otra (aunque Reagan trate de reducirlo todo a un solo problema). Puede decirse que la unidad funcion¨® cuando era estrictamente el punto de vista de Estados Unidos el que imperaba -y la c¨²pula de mando de la OTAN sigue mostrando esa hegemon¨ªa-, y que comenz¨® a deteriorarse en cuanto Europa comenz¨® a sentir la necesidad, y a ejercer la posibilidad, de actuar por s¨ª misma en muchos aspectos de intereses en los que los suyos difer¨ªan de los de Estados Unidos.Al decir Europa se est¨¢ haciendo tambi¨¦n una simplificaci¨®n, una abstracci¨®n. Ni aun los dos grandes pa¨ªses que han sido m¨¢s afines en la diferencia con Estados Unidos, como son Francia y Alemania Occidental, tienen una misma ¨®ptica y unos mismos objetivos. La reducci¨®n de Europa a los diez pa¨ªses de la Comunidad tampoco parece justa ni l¨®gica: Europa tiene veintid¨®s pa¨ªses que adoptan y defienden el modo de vida occidental en el Consejo de Europa.
El inter¨¦s real que tiene el planteamiento de Colombo, m¨¢s all¨¢ de las formas de in stitucionaliz aci¨®n, pacto o como se le quiera llamar, es el de que se pueda entablar un nuevo y m¨¢s justo proceso de comunicaci¨®n y una mayor importancia de los intereses nacionales dentro del bloque occidental; es decir, que no est¨¦ todo como estuvo, y como se pretende que est¨¦ ahora en la era de Reagan, supeditado a la direcci¨®n de Estados Unidos, ni siquiera a la de los organismos creados en tiempos de la guerra fr¨ªa y que sobreviven con su antigua estructura. M¨¢s que una institucionalizaci¨®n podr¨ªa ser una desinstitucionalizaci¨®n; el regreso a una pol¨ªtica de di¨¢logo interno y de respeto a las realidades de cada pa¨ªs. Un c?erto triunfo de las nacionalidades, de forma que el ideal de la supranacionalidad s¨®lo pudiera ser conseguido rriediante una definici¨®n de acuerdos y libertades.
Esta suposici¨®n presenta numerosas dificultades. La actual se centra sobre todo en serias diferencias gubernamentales: mientras los Estados Unidos protagonizan una pol¨ªtica conservadora, cerrada y fuerte, en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos se viene observando una tendencia electoral, y hasta extraparlamentaria, a una pol¨ªtica aperturista, negociadora, hasta pacifista. No se ve c¨®mo este tipo de contradicciones puedan resolverse por una organizaci¨®n m¨¢s. Sin embargo, existe esa necesidad.
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