La crisis econ¨®mica y el racionamiento, tel¨®n de fondo del estado de guerra en Polonia
Dos peque?os fen¨®menos atraen en seguida la atenci¨®n del visitante que llega por primera vez a Varsovia. Uno es la presencia de grandes bandadas de: cornejas negras, que coexisten pac¨ªficamente con las palomas en sus revoloteos sobre las calles grises y heladas. El otro es que pr¨¢cticamente todos los transe¨²ntes llevan una bolsa o algo similar en la mano.Hombre o mujer, joven o anciano, raro es el habitante de Varsovia que no porta una bolsa, cartera, malet¨ªn o portafolios m¨¢s o menos llenos. En las paradas de tranv¨ªa de la avenida de Marszalkowska o en las colas que se forman en los establecimientos de alimentaci¨®n, la abundancia de carteras, bolsos y capachos se hace a¨²n m¨¢s evidente.
Una joven universitaria pretende ver en este fen¨®meno una muestra de la resistencia frente al r¨¦gimen militar que impera en Polonia desde el pasado 13 de diciembre. "Solidaridad pidi¨® a la poblaci¨®n que llevara bolsas lo m¨¢s grandes posible, para dificultar los controles y registros de la milicia en las calles y facilitar la difusi¨®n de octavillas y boletines clandestinos".
Existe, sin embargo, otra explicaci¨®n m¨¢s veros¨ªmil y acorde con la realidad cotid1ana. Un occidental con varios a?os de residencia en Polonia la resume as¨ª: "La escasez y la mala distribuci¨®n de los alimentos y los productos b¨¢sicos de consumo es tal que la gente se ve obligada a estar constantemente a la expectativa, a ver qu¨¦ encuentra. En el camino de casa al trabajo puede surgir quiz¨¢ una cola m¨¢s corta para comprar huevos o az¨²car, o una tienda donde tienen detergente o champ¨². La bolsa, la cartera., facilitan la compra y el transporte de esos productos".
La mayor deuda del mundo
En los ¨²ltimos seis a?os, Polonia ha sufrido una recesi¨®n econ¨®mica que no tiene paralelo en la historia reciente. Habr¨ªa que remontarse a la Rep¨²blica de Weimar, en los a?o!; veinte, para encontrar un fen¨®meno semejante de deterioro econ¨®mico acelerado en tiempo de paz. Ele ser la und¨¦cima o duod¨¦cima potencia industrial del mundo, Polonia ha pasado a una situaci¨®n cr¨ªtica, al borde del colapso econ¨®mico. Las producciones industrial y agr¨ªcola no han dejado de caer desde hace a?os, mientras que la deuda exterior ascend¨ªa vertiginosamente hasta convertir a Polonia en el pa¨ªs m¨¢s endeudado del mundo y la escasez de alimentos y productos b¨¢sicos obligaba a la imposici¨®n del racionamiento.
Polonia debe actualmente 28.500 millones de d¨®lares, en su mayor parte a unos quinientos bancos y una quincena de Gobiernos occidentales. El simple pago de los intereses de esa deuda es ya un grave problema, que a duras penas puede resolverse cada a?o con la totalidad de las exportaciones polacas. Los pesimistas auguran que, de seguir as¨ª, la deuda ser¨¢ poco m¨¢s o menos la misma en el a?o 2000. Los optimistas, mucho menos numerosos, piensan que tras seis o siete a?os de apretarse el cintur¨®n lo m¨¢s grave habr¨¢ pasado y el pa¨ªs recuperar¨¢ paulatinamente la normalidad .econ¨®mica.
Si los pa¨ªses occidentales se negasen a refinanciar la deuda polaca, Varsovia tendr¨ªa que declararse insolvente. En 1922, cuando la Alemania de Weimar suspendi¨® pagos, Francia y B¨¦lgica ocuparon la cuenca hullera del Ruhr. En el caso polaco, los bancos occidentales tienen parte de sus pr¨¦stamos garantizados por sus respectivos Gobiernos o prefieren renegociar la deuda y cobrar tarde antes que no cobrar nunca. Ni la Uni¨®n Sovi¨¦tica ni los pa¨ªses miembros del COMECON pueden prestar demasiada asistencia a Polonia, pues no atraviesan precisamente por situaciones econ¨®micas boyantes. Seg¨²n estimaciones occidentales, Mosc¨² ha ayudado ya a Varsovia con 10.000 millones de d¨®lares, y no puede mantener ese ritmo.
La crisis polaca se agudiz¨® en 1974, a ra¨ªz del aumento del precio del petr¨®leo, pero sus or¨ªgenes se remontan a mucho antes, quiz¨¢ al mismo establecimiento del r¨¦gimen socialista, tras la segunda guerra mundial. La revuelta de diciembre de.1970, en Gdansk, donde murieron veintisiete personas, seg¨²n cifras oficiales, marc¨® un punto decisivo en la historia moderna de Polonia. Provocados por un aumento de precios antes de Navidad, los sucesos de Gdansk costaron el puesto al primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Wladyslaw Gomulka, quien fue sustituido por Edward Gierek, un antiguo minero de la Alta Silesia.
Durante una d¨¦cada, hasta que en 1980 una huelga en los astilleros de Gdansk desencadenara un proceso que acab¨® cost¨¢ndole el cargo, Gierek se entreg¨® a un ambicioso programa de industrializaci¨®n, que financi¨® con pr¨¦stamos occidentales. El nivel de vida subi¨®, pero los precios se mantuvieron igual, mediante las subvenciones gubernamentales. La necesidad de importar grano y carne de Occidente contribuy¨® a disparar la deuda exterior polaca durante toda la d¨¦cada.
El gran salto hacia adelante iniciado por Polonia en 1971, bajo la direcci¨®n de Edward Gierek acab¨® en un batacazo econ¨®mico en 1980. Los ¨¦xitos iniciales (aumento del salario medio real, alta tasa de crecimiento, mejora de la producci¨®n agr¨ªcola, etc¨¦tera) comenzaron a deteriorarse a partir de 1974. Temerosos de la reacci¨®n popular, los dirigentes polacos hab¨ªan mantenido Constantes los precios de los alimentos hasta que, en 1976, el primer ministro, Piotr Jaroszewicz, anunci¨® una subida del 69% en el precio de la carne, y de un 100%, en el del az¨²car. Una ola de huelgas estall¨® inmediatamente en varios puntos del pa¨ªs y en la ciudad de Radom los airados manifestantes asaltaron e incendiaron la sede del POUP. Jaroszewicz se dirigi¨® a la naci¨®n esa misma noche y dijo que el aumento de precios hab¨ªa sido cancelado.
Los incidentes de 1976 provocaron tambi¨¦n la aparici¨®n de grupos de oposici¨®n m¨¢s o menos abierta al r¨¦gimen, entre ellos el Comit¨¦ de Autodefensa Obrera (KOR), precursor directo de Solidaridad, y cuyo miembro m¨¢s popular era Jacek Kuron. El Gobierno sigui¨® dedicando enormes sumos a subvencionar los precios de los alimentos, mientras que los pr¨¦stamos occidentales comenzaban a vencer y se ped¨ªan nuevos cr¨¦ditos para pagar los antiguos. El c¨ªrculo vicioso en que se encontr¨® y a¨²n se encuentra la econom¨ªa polaca ha sido descrito as¨ª por Neal Ascherson en su libro The polish august: "Las importaciones de tecnolog¨ªa avanzada, mediante pr¨¦stamos en divisas fuertes, deben continuar por la raz¨®n esencial de que se las necesita para producir bienes exportables, ¨²nica forma de conseguir las divisas necesarias para pagar las deudas anteriores".
En v¨ªsperas de la d¨¦cada de los ochenta, que se iniciar¨ªa con la aparici¨®n de Solidaridad, un movimiento social m¨¢s que un sindicato, Polonia se encontraba en una dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y era un pa¨ªs socialista con numerosas peculiaridades. Por ejemplo, el polaco es el ¨²nico Ej¨¦rcito comunista que tiene capellanes en sus filas. La Iglesia es una instituci¨®n esencial en la vida de un pa¨ªs dirigido por un partido oficialmente ateo, y el 90% de los polacos se declaran cat¨®licos. Las cuentas corrientes en divisas extranjeras convertibles est¨¢n autorizadas en Polonia, cosa que no ocurre pr¨¢cticamente en ning¨²n pa¨ªs occidental. Cerca del 80% de las tierras est¨¢n en manos particulares y existe una importante clase de agricultores privados. Un viejo chiste polaco, que todav¨ªa se cuenta, dice que el capitalismo es la explotaci¨®n del hombre por el hombre y el comunismo es exactamente lo inverso. La sociedad polaca, antes de 1980, era de las m¨¢s tolerantes del Este europeo y los polacos eran sin duda los que pod¨ªan viajar con m¨¢s facilidad al extranjero y a Occidente. Alguien ha defendido as¨ª Polonia: "Un pa¨ªs que practica el comunismo sin creer en ¨¦l y que cree en el catolicismo, aunque no lo practique".
El 14 de agosto de 1980 se iniciaba el verano polaco con la huelga en los astilleros Lenin, de Gdansk, provocada por el intento de despedir a Anna Walentynowicz, una trabajadora muy querida y popular por sus enfrentamientos con la direcci¨®n en demanda de mejores condiciones de trabajo. El nacimiento del sindicalismo independiente, y en especial de Solidaridad, fueron posibles a ra¨ªz de esa huelga, como lo fue el proceso de liberalizaci¨®n de diecis¨¦is ineses cortado bruscamente el pasado 13 de diciembre por los tanques del general Jaruzelski.
La imptantaci¨®n del estado de guerra, la supresi¨®n de toda actividad sindical, la prohibici¨®n de huelgas y el internamiento o la detenci¨®n de millares de activistas y simpatizantes de Solidaridad permitieron al nuevo r¨¦gimen militar hacer algo que ning¨²n Gobierno anterior hubiera osado en los meses o a?os anteriores: subir los precios de los productos alimenticios.
La subida se efectu¨® el pasado 1 de febrero, mes y medio despu¨¦s de la imposici¨®n de la ley marcial, y, de acuerdo con estudios hechos por una embajada occidental en Varsovia, alcanz¨® un 257% de media, aunque algunos art¨ªculos subieron hasta un 400%. El az¨²car pas¨® de costar 10,50 zlotys el kilo, a 46; la pastilla de mantequilla., de 17 a 60 zlotys; el jam¨®n, de 1130 a 550; las chuletas de cerdo, de 90 zlotys a 360; el queso amarillo, de 50 a 90, y la popular salchicha zwyczajna, de 40 zlotys el kilo a 190.
Un trabajador afiliado a Solidaridad pronostica graves problemas para el r¨¦gimen en primavera: "La lucha no se va a plantear ahora en t¨¦rminos de conseguir el derecho a la huelga o a la creaci¨®n de sindicatos, sino en t¨¦rminos de hambre, de falta de alimentos. Una familia no va a ganar suficiente para alimentarse. Las subidas del 1 de febrero todav¨ªa no ha afectado plenamente a los hogares polacos, porque hay cosas que a¨²n no se han pagado, como la electricidad o la calefacci¨®n. El enfrentamiento tendr¨¢ lugar en marzo o abril y los trabajadores hemos aprendido muchas cosas en el ¨²ltimo a?o y medio".
El portavoz adjunto del Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional, Bogdan Jachacz, dice que el reajuste de precios era necesario y deb¨ªa haberse hecho veinte a?os antes. "El Gobierno sab¨ªa que era una materia explosiva, pero al rnismo tiempo era consciente de que sin modificar los precios no se puede hablar en serio de una salida de la crisis, ni de reforma econ¨®mica".
Los nuevos, precios no significan, sin embargo, que las tiendas est¨¦n llenas o que los polacos puedan comprar todo lo que desean o necesitan. Desde hace meses, las cartillas de racionamiento van a?adiendo nuevos cupones para nuevos productos racionados. Rumores insistentes corr¨ªan en Varsovia a mediados de febrero sobre el inminente racionamiento del pan. La carne de pollo, ya lo ha advertido el Gobierno, escasear¨¢ en primavera.
Nueve paquetes de cigarrillos por mes
Actualmente, un polaco adulto tiene que comprar mediante cartilla de racionamiento la mantequilla, el az¨²car, los cereales -excepto el pan-, la carne, los jabones y detergentes, el tabaco y el alcohol. La raci¨®n de cigarrillos es de nueve cajetillas al mes; la del alcohol, de un litro mensual (sea vino, vodka u otro licor nacional). Una pastillas de jab¨®n es la raci¨®n para dos meses. La mensual de detergente es de trescientos gramos. La carne, para adultos que no tengan un trabajo fisico especialmente intenso (como los mineros, que tienen derecho a mayor cantidad), la raci¨®n es de 2,750 kilos al mes, en los que se incluyen desde las aves a los embutidos, el cerdo -de gran importancia en la dieta polaca- y otros tipos de carne.
La gasolina est¨¢ racionada para los autom¨®viles peque?os (la vers¨ª¨®n polaca del F¨ªat 126) a treinta litros al mes, que se venden en tres entregas de diez litros, una cada diez d¨ªas, de acuerdo con el n¨²mero de matr¨ªcula. Los coches de mayor cilindrada tienen derecho a 45 litros de gasolina mensuales, a un precio que, al cambio oficial, ronda las cincuenta pesetas/litro.
La carest¨ªa y el racionamiento han creado un importante mercado negro. Un cup¨®n de la raci¨®n mensual de carne se vende entre 1.000 y 2.000 zlotys. Los no fumadores venden o cambian su raci¨®n de cigarrillos. El vodka es dif¨ªcil de encontrar y mucha gente lo destila en sus casas, a partir de patatas. Hay un trueque directo con los campesinos de los habitantes de las ciudades, ahora dificultado por las restricciones de movimiento impuestas por la ley marcial. Algunos campesinos se'niegan a entregar sus cosechas o sus productos al Estado y comercian por su cuenta y riesgo, en ocasiones con exigencias de pago en d¨®lares u otras divisas convertibles.
Porque si el zloty es la moneda of¨ªcial de Polonia, el d¨®lar norteamericano es la moneda real, la que permite comprar la mayor gama de bienes y servicios. Al cambio oficial, un d¨®lar vale ochenta zlotys; en el mercado negro se puede cambiar por cuatrocientos. Como dato indicativo, el salario m¨ªnimo es de 3.400 zlotys al mes, es decir, menos de diez d¨®lares en el mercado negro. Un salario medio est¨¢ entre 6.000 y 7.000 zlotys, menos de 10.000 pesetas al cambio oficial.
Necesidad de divisas
La imperiosa necesidad de divisas que tiene el sistema obliga a hacer la vista gorda sobre la procedencia de los d¨®lares o los marcos alemanes. Hay cerca de diez millones de polacos viviendo fuera del pa¨ªs, seis de ellos en Estados Unidos. Muchos env¨ªan dinero a sus familiares. Para recoger los d¨®lares de estas remesas y los del mercado negro, el r¨¦gimen autoriz¨® a los polacos a tener cuentas corrientes en divisas, con intereses pagados en divisas, algo peculiar en una econom¨ªa socialista. Ahora, el Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional ha bloqueado esas cuentas, pero s¨®lo temporalmente.
Otra f¨®rmula para recuperar hacia las arcas del Estado esos d¨®la res en manos privadas son las tiendas pewex sielas nue vienen a significar "red de exportaciones interiores". Todo tipo de bienes de consumo occidentales pueden adquirirse en estos comercios a precios realmente econ¨®micos (muy inferiores a los de las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos), siempre que se pague en divisas convertibles. Durante el a?o pasado, las tiendas pewex vendieron en Polonia por valor de 235 millones de d¨®lares.
En el vest¨ªbulo del Hotel Victoria, en el centro de la capital, largas colas se forman algunas ma?anas frente a la tienda pewex. Ese d¨ªa hay a la venta vodka polaco, que, naturalmente, debe pagarse en divisas. Es una manera de superar las limitaciones del racionamiento (una botella al mes), siempre que se disponga de d¨®lares. Cuando se acerca una boda, un bautizo, una celebraci¨®n familiar, los polacos buscan el modo de conseguir divisas para comprar vodka suficiente para la fiesta.
La venta de productos polacos, que escasean en las tiendas normales, en los establecimientos de la red pewex es, l¨®gicamente, criticada por la poblaci¨®n. En los acuerdos de Gdansk, firmados en septiembre de 1980 por el Gobier no y los huelguistas Victoriosos, se incluy¨® un apartado por el que el Estado se compromet¨ªa a renunciar a la venta de productos nacionales deficitarios en las tiendas pewex. Inicialmente, el acuerdo se respet¨®, pero desde la implantaci¨®n del estado de guerra muchos productos polacos -el vodka entre ellos inaccesibles para el potencial comprador que s¨®lo tiene zlotys, han aparecido de nuevo en las estanter¨ªas de las pewex. La reforma econ¨®mica anuncia da por el Consejo Militar de Salvaci¨®n Nacional se llevar¨¢ a la pr¨¢ctica inmediatamente, con el lema de las tres A: autonom¨ªa, autogesti¨®n y autofinanciaci¨®n. Entre los observadores occidentales, el programa econ¨®mico se recibi¨® con evidente escepticismo, aunque todav¨ªa no se conocen todos los detalles. En cuanto a la deuda exterior, Polonia ha pagado durante enero y febrero buena parte de los intereses atrasados de 1981, muy posiblemente con el auxilio sovi¨¦tico.
"Kadarismo" imposible
La posibilidad de que el r¨¦gimenmilitar polaco est¨¦fij¨¢ndose como modelo en la Hungr¨ªa de Kadar parece muy remota.. Janos Kadar, que lleg¨® al poder gracias a los tanques sovi¨¦ticos que aplastaron la revuelta de 1956, aplic¨® una re presi¨®n sin conterriplaciones con tra sus enemigos politicos, realiz¨® una profunda reforma econ¨®mica y, a?os despu¨¦s, dio a los h¨²ngaros una relativa liberalizaci¨®n y un no table bienestar'ecori¨®mico en rela ci¨®n a sus vecinos del Este europeo.
El profesor Wojenech Lamentowicz, un libeal del POUP que de volvi¨® su carn¨¦ del partido al d¨ªa siguiente del golpe de Estado de Jaruzelski, se?al¨® a. EL PAIS algu nos de los motivos. que hacen im posible un kadarismo en Polonia: "En primer lugar, Hungr¨ªa estaba totalmente pacif¨ªcada tras la inter venci¨®n de 1956, rnientras que hoy en Polonia persiste la resistencia contra el poder. Nosotros tenemos una Iglesia muy fuerte e indepen diente del Estado, mientras que la Iglesia h¨²ngara, con el cardenal Mindszenty refugiado en la Emba jada norteamericana, no ten¨ªa ninguna fuerza desde el punto de vista pol¨ªtico".
"Adern¨¢s, la situaci¨®n econ¨®mi ca polaca es mucho peor que la h¨²ngara de 1956. Kadar pod¨ªa contar con una irriportante ayuda socialista, lo que para Polonia es muy dif¨ªcil. Hungr¨ªa tampoco ten¨ªa tanta deuda exterior como nosotros, que tendremos que trabajar durante much¨ªsimos a?os para pagarla. Cuando Kadar inici¨® sus reformas, en 1963-1964, exist¨ªa una buena coyuntura en los mercados occidentales, favorable a las exportaciones. Ahora, en cambio, hay una recesi¨®n, econ¨®mica en Occidente, que a¨²n durar¨¢ varios a?os. Sin exportar no podremos pagar las importaciones, que son vitales para un 70% de la producci¨®n final de nuestra industria". "Y, por ¨²ltimo, nos falta una figura pol¨ªtica como Janos Kadar, que aplic¨® una represi¨®n muy dura, ejecut¨® a Nagy, pero luch¨® al mismo tiempo contra los dogm¨¢ticos del partido, los estalinistas. Aqu¨ª nadie ha sufrido por dogm¨¢tico, sino por revisionista. Los dogm¨¢ticos se reafianzan en sus cargos".
Pero, con perspectivas de kadarismo o sin ellas, la frustraci¨®n y el pesimismo son bien evidentes en el hombre de la calle. Los polacos saben que la salida de la crisis econ¨®mica ni es f¨¢cil ni est¨¢ cercana. Los pr¨®ximos meses van a ser muy duros y nadie se: atreve a hacer pron¨®sticos de lo que puede pasar. Un refr¨¢n polaco resume en buena medida el pensamiento de mucha gente: "Te levantes o te quedes en la cama, da igual. Vas a ganar 2.000 zlotys al mes".
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