"La medicina liberalizada convertir¨ªa la salud en un sector econ¨®mico m¨¢s"
Pregunta. Dos mil quinientos millones de pesetas anuales para mantener diez ciudades residenciales de ancianos en la provincia de Madrid y en plan de verdaderos hoteles de lujo, y todo ello para acoger a s¨®lo 3.5.00 personas, es un presupuesto desproporcionado al resultado obtenido, que es m¨¢s bien poco cl¨ªnico.Respuesta. Ahora se est¨¢ introduciendo la gerontolog¨ªa y se trata de cambiar la anterior pol¨ªtica, que, efectivamente, no era adecuada. Muy pronto iniciaremos en M¨®stoles una experiencia piloto en este sentido. Pretendemos simultanear en relaci¨®n con la tercera edad una ayuda en el propio domicilio del anciano, la creaci¨®n de centros de d¨ªa gerontol¨®gicos y la oferta de apartamentos vigilados. Con ello no vamos a dar al anciano una asistencia m¨¦dica, sino parasanitar¨ªa. Pero al menos tratamos de romper la din¨¢mica tradicional de la creaci¨®n de residencias de lujo para ancianos que, seg¨²n las parad¨®jicas condiciones de ingreso, han de valerse por s¨ª mismos.
P. ?Cu¨¢ntos organismos o entes sociales se ocupan de la asistencia a la tercera edad?
R. Demasiados: la Diputaci¨®n, la Seguridad Social, Cruz Roja, C¨¢ritas, las cajas de ahorro. Se produce una verdadera desintegraci¨®n de la pol¨ªtica respecto de la tercera edad, y hay que ir a una integraci¨®n de todas ellas. Esta situaci¨®n representa un verdadero desastre org¨¢nico y de recursos. Hay que lograr la plena autonom¨ªa de Madrid, y a corto plazo, de modo que esta pol¨ªtica quede integrada en un solo ¨®rgano. Y hay que integrar en la Seguridad Social experiencias como la de M¨®stoles, mediante un plan gerontogeri¨¢trico. En otros puntos de Espa?a tambi¨¦n se realizan experiencias similares, pero tampoco en ellas se ha logrado la integraci¨®n entre los aspectos social y sanitario.
L¨ªmites de la medicina 'liberalizada'
P. Pero esto resulta caro, y adem¨¢s existen fuertes presiones hacia lo que ha dado en llamarse ?liberalizaci¨®n de la medicina?, un movimiento que conecta m¨¢s con otros temas.
R. En Madrid existe un d¨¦ficit de 5.000 camas para 1 legar al 1 % que se requerir¨ªa para empezar a sanear el problema. En Europa este ¨ªndice se sit¨²a en el 3%. Pues bien, el problema tiene mejores posibilidades de soluci¨®n dentro de una empresa p¨²blica que en una privada. La ?medicina liberalizada? no lo resuelve. Este tipo de medicina necesita obtener beneficios no s¨®lo sociales, sino tambi¨¦n y sobre todo econ¨®micos. Ahora est¨¢ a la orden del d¨ªa contraponer ambas medicinas. Es cierto que la p¨²blica, tal y como ha funcionado, ha desencantado profundamente. Este ?fracaso? da pie a muchos para romper una lanza por la medicina privada, liberalizada, como soluci¨®n de los errores anteriores. Los partidarios de ¨¦sta no s¨®lo abogan por la libre elecci¨®n de m¨¦dico, sino tambi¨¦n quieren una libre disponibilidad de los recursos sanitarios. Se trata, en definitiva, de la introducci¨®n de los recursos sanitarios en la econom¨ªa de libre mercado. Con ello, la salud se convertir¨ªa en un sector econ¨®mico m¨¢s, dependiente de la obtenci¨®n de beneficios.
P. ?Quiere decir esto, a su juicio, que la ?asistencia liberalizada? marginar¨ªa determinados sectores asistenciales?
R. No podr¨ªa garantizar ni tan siquiera un nivel suficiente. Los propietarios privados de recursos sanitarios s¨®lo desarrollan su actividad en los sectores econ¨®micamente rentables.
P. ?Qu¨¦ asistencia sanitaria es m¨¢s cara, la p¨²blica o la privada?
R. La p¨²blica, desde luego. Pero hay que tener en cuenta al afirmarlo elementos de mala gesti¨®n, otros que tocan a la calidad de la asistencia y otros elementos que se relacionan con el tipo de sanidad que se practica en los centros p¨²blicos. En los privados s¨®lo se realizan intervenciones de cirug¨ªa menor. En las cl¨ªnicas p¨²blicas, en cambio, se realizan intervenciones de neurocirug¨ªa, cirug¨ªa extracorp¨®rea; se practican m¨¦todos sofisticados de diagn¨®sticos y exploraci¨®n. Esto es, claro est¨¢, mucho m¨¢s caro. La media nacional de estancias supone a la Seguridad Social, sin docencia ni investigaci¨®n, 10.665 pesetas por plaza. Con docencia e Investigaci¨®n, 11.364. Se desconoce el coste en la sanidad privada, porque no lo declaran. Adem¨¢s, cada cama de la Seguridad Social requiere el doble de personal. Algo similar ocurre en urgencias: en las cl¨ªnicas p¨²blicas hay equipos disponibles. En las privadas, a veces s¨®lo se cuenta con un estudiante de Medicina.
P. ?Qu¨¦ se pretende exactamente con la llamada ?liberalizaci¨®n de la sanidad??
R. Se trata de hacer coexistir los sectores p¨²blico y privado, pero con un matiz importante: el sector p¨²blico prestar¨ªa la asistencia b¨¢sica a todos los ciudadanos, pero la asistencia complementaria quedar¨ªa encomendada al privado, ser¨ªa de pago. Esto significar¨ªa un factor de desigualdad terrible. Actualmente se le pueden hacer muchas cr¨ªticas a la asistencia social primaria, en ambulatorios, pero nadie le puede negar que no sea igualitaria. Lo malo es que hay profesionales y responsables que trabajan en los dos sistemas, y por omisi¨®n o por comisi¨®n deben de amparar situaciones irregulares, si no fraudulentas. Por otra parte, hay en Espa?a m¨¢s de trescientas sociedades de seguro libre que movilizan al a?o m¨¢s de 30.000 millones de pesetas y cuentan con seis millones de afiliados. Si la Seguridad Social funcionase adecuadamente, estas sociedades no tendr¨ªan raz¨®n de existir o de proliferar.
El m¨¦dico, 'impotente' ante la mercadotecnia
P. ?Ocurrir¨ªa lo mismo con los productos farmac¨¦uticos y con los propios laboratorios?
R. El mercado de los laboratorios est¨¢, de hecho, monopolizado. Seis o siete filiales de multinacionales copan el 80% del mercado. Los peque?os se ven obligados a competir con estos tiburones. Los medicamentos son un tema clave. La medicaci¨®n es desproporcionadamente alta para el beneficio sanitario que comporta. La hipermedicaci¨®n ha desbordado las necesidades sanitarias de los ciudadanos. La responsabilidad m¨¢s inmediata de esta situaci¨®n la tiene el m¨¦dico, que es el ¨²nico personaje de la. sociedad que subsume al mismo tiempo la oferta y la demanda de un producto. Es el aut¨¦ntico consumidor de f¨¢rmacos. Pero act¨²a muy mediatizado. No es posible una relaci¨®n directa m¨¦dico-enfermo, por la estructura de la sanidad espa?ola, y la receta sustituye el proceso normal de un diagn¨®stico. El enfermo ha perdido su fe en el m¨¦dico y la ha sustituido por la fe en el f¨¢rmaco. Por otra parte, el paciente tiene una mentalidad de resarcimiento: quiere que tenga un reflejo en medicamentos lo que paga por la asistencia.
P. ?Qu¨¦ papel asigna al visitador m¨¦dico en este estado de cosas,
R. Ejerce sobre los m¨¦dicos una presi¨®n inhumana. La ¨²nica raz¨®n que muchas veces le queda al m¨¦dico para optar por un determinado producto de una gama de varios iguales es la intervenci¨®n del visitador. No es razonable exigir al m¨¦dico el esfuerzo sobrehumano de distinguir motivos econ¨®micos o de cualquier tipo antes de inclinarse por una especialidad. La mercadotecnia de los laboratorios funciona de mil sofisticadas maneras, no s¨®lo mediante el tarugo.
P. ?Qu¨¦ prefieren los laboratorios, la Seguridad Social p¨²blica o la medicina liberalizada?
R. Sin duda, la Seguridad Social actual. Ha sido ella la que ha hecho posible la proliferaci¨®n de laboratorios y de medicamentos. La. estructura sanitaria y la irresponsabilidad del Gobierno al no racionalizar la industria farmac¨¦utica son responsables. El Gobierno debe proceder a redactar una lista de medicamentos b¨¢sicos para la Seguridad Social e informar a los m¨¦dicos sobre caracter¨ªsticas de los distintos productos. Los m¨¦dicos s¨®lo estamos a merced de la informaci¨®n que quieran darnos los laboratorios. No tenemos acceso a una informaci¨®n cient¨ªfica imparcial. No se olvide que los laboratorios invierten el 25% de lo que cuesta un nuevo f¨¢rmaco en campa?as de promoci¨®n del mismo, en competencia con otros muy similares.
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