Precios y tiran¨ªa en Ruman¨ªa
RUMANIA ACABA de elevar los precios de art¨ªculos de consumo corriente -incluida la alimentaci¨®n- en un 35%: es una medida similar a la de Polonia y a la que est¨¢ en proceso en otros pa¨ªses de la Europa del Este. Parece que se est¨¢ produciendo una rectificaci¨®n de la econom¨ªa, que ya no puede seguir el modelo sovi¨¦tico y que para las poblaciones se resolv¨ªa de una manera an¨®mala: una restricci¨®n inveros¨ªmil de los productos alimenticios a precios aceptables y un mercado paralelo, pero de absoluta necesidad, con precios astron¨®micos. Una forma de mantener una ficci¨®n absurda, que estaba creando una inmensa separaci¨®n de clases sociales: la de aquellos que por sus cargos o situaciones pod¨ªan alimentarse en el mercado negro o recibir los suplementos correspondientes y las de los que no. El corolario de estas situaciones es siempre la corrupci¨®n. Y en Rumania no ha faltado ni falta.En Polonia, ese mismo procedimiento produjo la serie de sobresaltos que se conocen y que desembocaron en la revuelta organizada de las clases desfavorecidas: la primera lucha de clases dentro de un r¨¦gimen comunista. Deriv¨® hacia el movimiento Solidaridad y a la forma de regreso al orden que supone la dictadura militar. En Rumania es dif¨ªcil que se produzca una situaci¨®n semejante, porque la dictadura no ha cesado nunca y el r¨¦gimen es particularmente represivo. M¨¢s a¨²n: hay un deseo occidental de que no sea desestabilizada esa forma de dictadura, que llega a las m¨¢s rid¨ªculas formas de culto a la personalidad de Ceaucescu -"horribre elegido, hijo de la tierra y de la luz, primer minero de Rumania, jefe bien amado, primer hijo del pueblo, gran revolucionario, patriota ardiente, comunista humano"-, que s¨®lo comparte con su esposa, Elena, vicepresidenta del Consejo de Ministros desde hace dos a?os -cuya "sonrisa buena y tierna reemplaza al sol en los d¨ªas nublados"-; es una dictadura que desde hace a?os trata de limitar el poder sovi¨¦tico y de abrirse a Occidente, incluso a pa¨ªses malditos del comunismo sovi¨¦tico, como China y como Israel, y que recibe con banderitas y con himnos a los representantes de Estados Unidos. Puede aducir Ceaucescu -y quiz¨¢ lo haga en conversaciones muy privadas- lo mismo que Jaruzelski en Polonia: que s¨®lo con una dictadura f¨¦rrea puede sujetarse a un pueblo, que de otra forma se saldr¨ªa de su cauce y provocar¨ªa una posible invasi¨®n del Pacto de Varsovia o, clara y directamente, de la URSS. La diferencia fundamental es que Jaruzelski ha cortado -por el momento- las v¨ªas de la libertad y de la expresi¨®n de la voluntad nacional en favor de la URSS -mientras no se demuestre lo contrario- y Ceaucescu, al mismo tiempo que oprime toda clase de libertades y sostiene el comunismo como ¨²nica forma posible de gobierno y a s¨ª mismo como l¨ªder insustituible, ejerce una oposici¨®n continua a la URSS dentro del bloque. Desde negarse a las declaraciones conjuntas contra China hasta oponerse a la ampliaci¨®n y fortalecimiento del Pacto de Varsovia. Fue Ceaucescu el primer promotor de la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, precisamente con la intenci¨®n de que su propio pa¨ªs -y, por extensi¨®n, todos los incluidos en el bloque sovi¨¦tico- tuviera su propia voz individual y pudiera expresar su independencia con respecto a la cabeza hegem¨®nica de su bloque -hoy, la Conferencia se ha convertido en nadie sabe bien qu¨¦-, y eso requiere toda clase de alientos. Pero es indudable que una normalizaci¨®n de Rumania pasar¨¢ en el futuro por un destronamiento de Ceaucescu, si ha de servir para algo, y que bajo la tiran¨ªa hay una inmensa mayor¨ªa con ansias de libertad y de independencia en nada distintas de las que sienten los polacos.
La subida de precios de art¨ªculos de consumo, que puede arrastrar otras m¨¢s altas y m¨¢s importantes, s¨®lo ser¨¢ eficaz y justa con la modificaci¨®n general del sistema econ¨®mico -en gran parte dependiente de los bancos occidentales- y con la desaparici¨®n del mercado negro, es decir, que el alza de precios traiga una abundancia de art¨ªculos. Si, por el contrario, contin¨²a la escasez y se mantiene el mercado negro y no se adecua la relaci¨®n entre trabajo y consumo de primera necesidad, s¨®lo se habr¨¢ asistido a una inflaci¨®n y, por tanto, a la persistencia de la corrupci¨®n y la divisi¨®n de clases, cuyos efectos sociales s¨®lo se podr¨¢n contener con nuevos recursos a la represi¨®n. Un ciclo que se viene produciendo en Rumania como una constante hist¨®rica.
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