Rearme y pacifismo

APENAS HIZO Breznev su oferta de congelar la instalaci¨®n de proyectiles nucleares de alcance medio al oeste de los Urales -es decir, apuntando a Europa-, cuando ya Reagan respond¨ªa que carec¨ªa de valor y que no deten¨ªa de ninguna manera su plan de instalaci¨®n de cohetes similares en Europa occidental (hasta ahora en el Reino Unido, Holanda, B¨¦lgica, RFA e Italia). Reiter¨®, en cambio, su propia oferta de opci¨®n cero: no instala, sus cohetes a cambio de que la URSS no solamente congele la instalaci¨®n de otros, sino que desmantele y retire los ya existentes. Lo cual no es aceptable para la URSS porque estima que sus proyectiles no son m¨¢s que un equilibrio con fuerzas equivalentes de Estados Unidos: las bombas nucleares en los aviones de la OTAN y las que poseen independientemente el Reino Unido y Francia, su propia cosecha a la que se da el car¨¢cter de disuasi¨®n. Di¨¢logo in¨²til. La contabilidad de la fuerza de destrucci¨®n y de la calidad de la amenaza de cada uno no es un¨¢nime, y esto ha paralizado moment¨¢neamente las conversaciones de Ginebra. El pron¨®stico es que hacia 1983 se habr¨¢ realizado la implantaci¨®n de misiles americanos en Europa y que Breznev -quien le suceda, o quien anime su ya momia viviente- cumplir¨¢ la amenaza que ya ha hecho: alimentar su potencial hasta situar el otro lado, incluyendo Estados Unidos y su propio territorio, en una situaci¨®n an¨¢loga" a la que se encuentre la URSS, es decir, en situaci¨®n de vulnerabilidad. Cada bloque achaca al otro en estos momentos una ruptura del equilibrio de armas y un mero deseo de restablecer el fiel. O uno mierite, o los dos est¨¢n confusos. O est¨¢n haciendo una pol¨ªtlica de ostentaci¨®n militar. Es decir, no se est¨¢n hablando entre s¨ª, sino que nos est¨¢n hablando a nosotros y explic¨¢ndonos su condici¨®n de defensores de la paz.Desgraciadamente -para lo que representa el mundo occidental- tiene hasta ahora m¨¢s credibilidad Breznev por una simple raz¨®n: por la de que es mucho m¨¢s f¨¢cil creer que la paz est¨¢ unida a cualquier forma de desarme y la guerra a cualquier otra de rearme. M¨¢s el importante factor que supone el grav¨ªsimo peso presupuestario de los rearmes. El presidente Reagan juega la carta demasiado simplista de que el esfuerzo de rearme es de poca significaci¨®n en el presupuesto de Estados Unidos y, en cambio, muy grave para la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Un tipo dudoso de guerra econ¨®mica en la que, por otra parte, se tiene poco en cuenta la situaci¨®n de los aliados de Estados Unidos que no pueden soportar ni econ¨®mica ni moralmente un rearme masivo. La suposici¨®n de que puede haber una oposici¨®n en¨¦rgica y poderosa que corte la pol¨ªtica de armamentos de la URSS -partiendo, incluso de la idea de que el movimiento polaco tenga ya ese origen: el de protesta por una econom¨ªa deficitaria como consecuencia de las necesidades de la URSS- es admisible, pero -y una vez m¨¢s desgraciadamente- la oposici¨®n en la URSS y en los pa¨ªses de su influencia no puede llegar a extremos de decisi¨®n -y puede volverse a Polonia como ejemplo de c¨®mo esa oposici¨®n se yugula.

En cambio a Reagan le est¨¢ brotando la suya propia, y con una fuerza que en Estados Unidos s¨ª existe y es peligrosa. En estos momentos hay cerca de un mill¨®n de firmas diferentes en los documentos p¨²blicos que piden un cese del rearme; y Edward Kennedy est¨¢ realzando su figura pol¨ªtica -de continuo aspirante a la presidencia- apoyando los movimientos pol¨ªticos de congelaci¨®n de la producci¨®n de armas. Los rumores de que la frase de Breznev acerca de la vulnerabilidad de Estados Unidos ser¨ªa mayor si los sovi¨¦ticos tuvieran que responder a las instalaciones de misiles en Europa se centran ya en la posibilidad de que Cuba y hasta Nicaragua pudieran ser los territorios escogidos para la instalaci¨®n de proyectiles. Rumores a los que el mismo Reagan contribuye aumentando la importancia de la URSS en el desarrollo de los acontecimientos del Caribe. Otras interpretaciones indican que la respuesta sovi¨¦tica podr¨ªa ser la guardia permanente de submarinos nucleares sovi¨¦ticos a la distancia conveniente de las costas americanas.

En todo caso, la amenaza de Breznev no ha dejado de hacer su efecto en Estados Unidos, donde puede desarrollarse una vez m¨¢s la forma de pacifismo que hay en Europa y al que tan groseramente se ha atacado desde Washington; y los congresistas, que dependen en muy alto grado de las opiniones de sus electores -como es normal- empiezan a tomar posiciones. Uno de los documentos en los que se pide simult¨¢neamente a la URSS y a la Casa Blanca que detengan inmediatamente toda producci¨®n, instalaci¨®n y ensayo de armas nucleares est¨¢ firmado por diecisiete senadores y 142 miembros de la C¨¢mara, y uno de ellos -Edward Markey, dem¨®crata- ha pronunciado esta frase: "Estamos a punto de ser volados de la superficie de la Tierra"; una frase que, l¨®gicamente, tiene una gran repercusi¨®n p¨²blica. Hay ya quien supone que el movimiento pacifista de Estados Unidos puede ser la mayor demostraci¨®n p¨²blica del pa¨ªs desde los a?os sesenta -los a?os del Vietnam-, que puede coincidir con un reverdecimiento en Europa.