El consejo de guerra contra el presunto secuestrador de Tshombe dur¨® solo un d¨ªa

"Afirmo ante Dios y los hombres que todo lo dicho por mi ahogado es la pura verdad. Ruego a Dios que les ilumine en la dif¨ªcil tarea que ahora les corresponde". Con estas palabras, y la se?al de la cruz, dirigidas a los miembros del tribunal aeron¨¢utico que te est¨¢ juzgando en Palma de Mallorca, el s¨²bdito franc¨¦s Francis Bodenan, de 48 a?os, pon¨ªa punto final al Consejo de Guerra que con quince a?os de retraso tuvo lugar ayer en la base a¨¦rea palmesana de Son San Juan, sin testigos y, seg¨²n palabras de la defensa, sin pruebas.

Bodenan es el principal encausado en el secuestro del ex primer mandatario del Congo ex belga Mois¨¦s Tshombe, ocurrido el 30 de junio de 1967, cuando volaba en un avi¨®n privado de Ibiza a Palma que fue desviado posteriormente a Argelia.La vista comenz¨® a las diez de la ma?ana con una puntualidad germana y se prolong¨® con un ¨²nico receso de quince minutos hasta las 15.30, hora en que los miembros del tribunal, presidido por el general de divisi¨®n Antonio Garc¨ªa-Fontecha Mato y compuesto por los coroneles Le¨®n Herrera Esteban, ex ministro de Informaci¨®n en el ¨²ltimo Gobierno del anterior jefe del Estado espa?ol, Jos¨¦ Salas Gabalde, Victorino Bragado y Manuel M¨²?oz de Rivera, as¨ª como dos vocales suplentes, se retir¨® a deliberar en sesi¨®n secreta.

El coronel Le¨®n Herrera explic¨® al t¨¦rmino de la vista que el tribunal permanecer¨ªa reunido hasta que consiguiera una sentencia en cualquier sentido. "Es como cuando los cardenales eligen Papa. Hasta que no hay nombre siguen reunidos. Cinco horas o cinco d¨ªas".

La sesi¨®n comenz¨® con la lectura del sumario por parte del presidente del tribunal y continu¨® con una exposici¨®n del ministerio fiscal, quien tras la misma pas¨® a interrogar al procesado. A la primera cuesti¨®n, Bodenan contest¨® que efectivamente ¨¦l hab¨ªa organizdo el vuelo desde Ibiza, adonde hab¨ªa llegado el d¨ªa anterior al del secuestro, procedente de Italia, a bordo de un birreactor alquilado a una empresa brit¨¢nica, puntualizando que todas las personas que participaron en lo que calific¨® como un arresto legal "eran agentes secretos".

Siete personas se encontraban en el aparato secuestrado: los dos pilotos, de nacionalidad brit¨¢nica el matrimon¨ªo Sigal, el hombre de negocios belga Marcel Hambur sin, los polic¨ªas espa?oles Santiago Gonz¨¢lez Ventosa y Luis Rodr¨ªguez Meana, Mois¨¦s Tshombe y el propio Bodenan, quien afirm¨® actuar en nombre del Gobierno de Zaire, el cual hab¨ªa dictado orden de detenci¨®n contra el ex mandatario katangue?o.

Al servicio de Zaire

A requerimiento de su abogado defensor, el civil Guillermo Ribot, el procesado manifest¨® haber actuado en tanto que jefe del servicio de la oficina de informaci¨®n de Zaire y que su despacho estaba ubicado en aquellas fechas en la embajada de esa rep¨²blica africana en la capital belga. Asimismo, Bodenan asegur¨® ostentar el grado de comandante. "Era mi servicio" asegur¨®, "quien flet¨® el avi¨®n, y una vez en Argelia fui reconocido ante las autoridades de aquel pa¨ªs por mis superiores".

El fiscal, teniente coronel Manuel Garc¨ªa-Reyes Delgado, inquiri¨® si el procesado conoc¨ªa a los polic¨ªas espa?oles que viajaban en el aparato, aparentemente del servicio de vigilancia del ex presidente Tshombe, que posteriormente fueron expulsados del cuerpo, a lo cual Bodenan contest¨® que no y que adem¨¢s cre¨ªa que eran mercenarios portugueses al servicio del fallecido ex presidente africano. Tras varias preguntas m¨¢s, el representante del ministerio p¨²blico termin¨® su turno de preguntas y ley¨® sus conclusiones solicitando una pena de veinte a?os y un d¨ªa para el procesado, como autor de un delito de gentes previsto en la ley penal y procesal de la navegaci¨®n a¨¦rea.

Por su parte, Ia defensa, en una primera intervenci¨®n que dur¨® dos horas ininterrumpidas, cuestion¨® la constitucionalidad del tribunal ampar¨¢ndose en la vigente Constituci¨®n espa?ola y, en la reforma del C¨®digo de Justicia Militar e inst¨¢ndole a inhibirse en favor de la jurisdicci¨®n civil.,

Insisti¨®, asimismo, en el car¨¢cter pol¨ªtico de Ios hechos expuestos e hizo una exhaustivo an¨¢lisis de la situaci¨®n internacional en el momento del secuestro, valorando positivamente para su patrocinado el proceso descolonizador que se estaba desarrollando en muchos pa¨ªses africanos y solicitando para Bodenan la aplicaci¨®n de la amnist¨ªa de 1977, prevista para esos casos. Pero adem¨¢s la defensa intent¨® demostrar, a base de un completo an¨¢lisis, que Bodenan se encontraba fuera del espacio a¨¦reo de soberan¨ªa espa?ola en el momento en que se produjeron los hechos.

El fiscal, con unos argumentos no excesivamente brillantes, intent¨® rebatir a la defensa. Aleg¨® que se trataba de un, tribunal no especial ni integrado en la jurisdici¨®n militar, sino simplemente de un tribunal aeron¨¢utico, cuya existencia, a pesar de la legislaci¨®n vigente, debe permanecer durante un cierto tiempo, a fin de no crear un vac¨ªo en el marco de la jurisprudencia nacional. Tambi¨¦n rechaz¨® la tesis de la defensa de que se tratase de un delito pol¨ªtico, limit¨¢ndose a se?alar que lo que se estaba juzgando en esta vista era el apoderamiento de una aeronave, y no sus implicaciones pol¨ªticas, y se reafirm¨® en la teor¨ªa de que el desv¨ªo del avi¨®n se produjo dentro del espacio a¨¦reo espa?ol.