Sanderling, heredero de la tradici¨®n germana
Cuarta sinfon¨ªa de BrahmsObras de Beethoven y Mozart Orquesta Nacional. Solistas: A. Renter¨ªa y J. Matute. Director: K. Sanderling.
Teatro Real. 26, 27 y 28 de marzo.
El inter¨¦s del ¨²ltimo concierto de la Orquesta Nacional se centraba en dos factores: la actuaci¨®n del d¨²o pian¨ªstico Matute-Renter¨ªa y la del director invitado, Kurt Sanderling. Recientemente hubo ocasi¨®n de aplaudir, en programa dif¨ªcil, el buen arte, l¨¢ labor de identificaci¨®n y la limpia t¨¦cnica de Angeles Renter¨ªa, sevillana, y del gaditano Jacinto Matute. Entre otras, logran una muy considerable versi¨®n de La consagraci¨®n de la primavera.
Ahora, con la colaboraci¨®n de la ONE, dirigida por Sanderling, expusieron el Concierto en mi bemol mayor, de Mozart, dentro de un estilo natural, levemente l¨ªrico, tocado por el duende de lo vien¨¦s, pero sin ret¨®rica de ese orden, que tambi¨¦n existe. La claridad del juego, el af¨¢n por igualar el sonido y la idea hasta hacer de los dos pianos una sola unidad quedaron plenamente conseguidos, con lo que nuestros solistas escucharon largos aplausos en uni¨®n de sus colabora dores.
Kurt Sanderling tiene ahora 67 a?os y ha desarrollado una importante carrera, principalmente en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Prusiano de nacimiento y formado en Berl¨ªn, ya en 1931 era codirector en la Opera de la capital de Alemania. Despu¨¦s pas¨® por la Radio de Mosc¨², la Filarm¨®nica de Leningrado, la Sinf¨®nica berlinesa, la Opera y la Staatskapelle de Dresden, adem¨¢s de mantener una frecuente actividad en los principales centros europeos y en el mundo del disco, al que ha aportado, entre otras, una interesante grabaci¨®n de las cuatro sinfon¨ªas brahmsianas.
Siempre teniendo en cuenta las limitacio?es o copias del director invitado (orquesta nueva, precariedad de ensayos), ha de reconocerse en Sanderling un criterio seguro y un dominio que se advirti¨® ya en la obertura de Egmont, a partir de la consecucci¨®n de un preciso y denso pensamiento sonoro.
Tiende Sanderling a cuidar, hasta el m¨¢ximo, lo constructivo, procurando evidenciar todos los elementos que sostienen el edificio sonoro; su Cuarta de Brahms me pareci¨® un poco pesante y olvidada del antecedente schubertiano, que, junto con el de Schumann, se sit¨²a en las fuentes, m¨¢s o menos visibles, de estos pentagramas. As¨ª, dentro de la calidad general de tan buena factura, la po¨¦tica de Brahms se escapa un tanto en una versi¨®n que recuerda las habituales de hace unas d¨¦cadas, anteriores el boom del compositor hamburgu¨¦s.
En todo caso, la experiencia de escuchar a Sanderling en un cl¨¢sico de su repertorio tuvo inter¨¦s, como lo revel¨® la acogida que le dispens¨® el p¨²blico.
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