Derribos Arias, la fuerza de la imaginaci¨®n
No era el primer concierto de Derribos Arias en Madrid. Y, sin embargo, el que dieron el pasado s¨¢bado en la Escuela de Caminos supuso una sorpresa incluso para quienes ya les conoc¨ªan. Derribos, con su formaci¨®n de tr¨ªo, y aun contando con numerosos fallos de ensamblaje, recordaron lo emocionante que puede ser la m¨²sica cuando ofrece algo distinto.Y es que en Derribos se produce algo poco frecuente: la imaginaci¨®n al servicio no s¨®lo de las composiciones, de sus letras, de los t¨ªtulos, sino volcada tambi¨¦n en los arreglos, en la forma de tocar cada uno de los instrumentos, en la manera de cantar, en la misma imagen sobre un escenario. El grupo est¨¢ formado actualmente por Alejo, que lleva la caja de ritmos y el sintetizador, utilizando esos instrumentos con una originalidad tanto m¨¢s rara por cuanto ambos han sido t¨®picamente maleados en los ¨²ltimos tiempos. La nueva incorporaci¨®n es Juan, bajista, que en este grupo da rienda suelta a las m¨¢s variadas t¨¦cnicas, hasta convertirse pr¨¢cticamente en solista. Y luego Poch, guitarra, cantante y compositor, cuya sola presencia ya resulta electrizante, impresi¨®n que no hace sino aumentar cuando se le escucha tocar o cantar de una manera en apariencia an¨¢rquica pero finalmente llena de sentido.
Con estos elementos, y lanzados sobre canciones como Dios salve al lendakari, Crematorio o A-Fluor, la m¨²sica de Derribos Arias deviene imprevisible y apasionante como pocas en la actualidad. Lo suyo, bas¨¢ndose en la percusi¨®n electr¨®nica, no suena jam¨¢s a tecno, y esto no es m¨¢s que la demostraci¨®n de c¨®mo la vitalidad y esa imaginaci¨®n de que hablaba antes pueden utilizar cualquier recurso y renovar su significado habitual. Derribos Arias sabe hacerlo, ¨¦se es su enorme m¨¦rito.
En la misma sesi¨®n actu¨® tambi¨¦n El Aviador Dro, que, firmes seguidores de los pasos de DEVO, han ido variando su m¨²sica electr¨®nica y radical en algo que recuerda por momentos un espect¨¢culo de marionetas sobre la base de un tecno que cada vez suena mejor y menos intenso. Los juegos esc¨¦nicos habituales en Dro, y que en un principio eran verdaderas agresiones, tanto f¨ªsicas como ideol¨®gicas, se han transformado en un ritual distanciado en el que la intenci¨®n se pierde en muchos detalles incomprensibles a primera vista. Sin embargo, las voces han mejorado, los arreglos est¨¢n mucho mas pulidos y lo que se ha perdido en subversi¨®n se ha ganado en comercialidad (dentro de lo que cabe).
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