Por qu¨¦ hay que renovar la izquierda
Los importantes cambios que se han producido en las sociedades occidentales durante la crisis no han sido asumidos -seg¨²n la autora de este trabajo- por los partidos de izquierda. Los partidos de izquierda -dice- han perpetuado caducos esquemas del pasado y no han atendido el hecho de que la democracia no puede ser ya tan s¨®lo una delegaci¨®n de poder, sino fundamentalmente control y participaci¨®n de los mismos ciudadanos. Para lograr esta adaptaci¨®n a las circunstancias actuales se ha fundado la agrupaci¨®n, no partidista, denominada Asociaci¨®n para la Renovaci¨®n de la Izquierda.
En primer lugar hay que renovar la izquierda, porque parece evidente que la izquierda tiene a¨²n mucho que decir en este mundo y en este pa¨ªs, y, sin embargo, no lo est¨¢ diciendo con el suficiente empuje y la necesaria amplitud. No es un a priori afirmar que hoy son posibles profundas transformaciones del orden capitalista, que es posible la transformaci¨®n total -digamos revolucionaria- de este orden. No estoy hablando de derrumbe, una hecatombe o de una toma del poder, sino de un proceso de toma de conciencia democr¨¢tico, de una lucha por la hegemon¨ªa en la sociedad civil que permita la construcci¨®n de un nuevo sistema democr¨¢tico y socialista. La posibilidad de ese proceso reside en que colectivos muy amplios, la inmensa mayor¨ªa, se decante en favor de ¨¦l. Es lo que ha empezado a suceder en Francia y tambi¨¦n en Grecia: el triunfo de la izquierda en ambos pa¨ªses es la plasmaci¨®n del deseo de cambio que las mayor¨ªas de ambos pa¨ªses expresan frente a un sistema social injusto, en el que reina la desigualdad, que se muestra incapaz de resolver los problemas que sufren la mayor¨ªa de los ciudadanos: desde el paro, el trabajo alienante, la explotaci¨®n, hasta las relaciones familiares, sexuales, afectivas.Quiz¨¢ fue el mayo franc¨¦s de 1968 el primer momento en que se puso de manifiesto la profundidad y la extensi¨®n del descontento generalizado en las sociedades capitalistas.
A partir de entonces, y pasando por la crisis econ¨®mica de los setenta y ochenta, no han hecho sino extenderse las contradicciones del capitalismo que entonces afloraron a la superficie. A los problemas de la clase obrera en la crisis se mezclan y superponen los de los j¨®venes, los planteados por las feministas, los ecologistas, los trabajadores no manuales, las asociaciones de barriadas, las asociaciones de consumidores, los partidarios de la paz y el desarme. Inmenso potencial de las sociedades occidentales para el cambio, aunque ese potencial no es suficientemente asumido por los partidos de izquierda.
Creo que los partidos de izquierda, en efecto, han seguido perpetuando, frente a unas sociedades vivas y complejas, esquemas del pasado. No han entendido que la democracia ya no puede ser s¨®lo delegaci¨®n de poder, sino fundamentalmente participaci¨®n y control de los propios ciudadanos, de los propios colectivos. Que la pol¨ªtica no puede ser, por tanto, un coto cerrado de los profesionales de la misma, ni los partidos delegados mesi¨¢nicos de los ciudadanos, sino cauce para su participaci¨®n. Que por ello la democracia interna hasta el m¨¢ximo nivel es una condici¨®n inexcusable en el funcionamiento de los partidos de izquierda. Se da la paradoja que en sociedades como la espa?ola, en que las gentes se consideran cada vez m¨¢s "de izquierda", las cotas de civilizaci¨®n en los partidos de izquierda se reducen al m¨ªnimo y las tasas de abstenci¨®n electoral alcanzan sus m¨¢ximos niveles.
La revoluci¨®n es posible
Ante ello hay que actuar. Por supuesto que no es f¨¢cil; las batallas recientes por democratizar y renovar los partidos de izquierda se han saldado con notorios fracasos para los que intent¨¢bamos esta tarea. Pero no por ello vamos a cejar en nuestro prop¨®sito de lograr la participaci¨®n pol¨ªtica de los ciudadanos, el debate de ideas en la sociedad. Porque creemos, yo lo creo, que la revoluci¨®n es posible, que sus protagonistas est¨¢n ah¨ª: hombres y mujeres desencantados en ocasiones, que quieren, desde distintos ¨¢ngulos y posiciones, cambiar profundamente el modo de vida a que les condena el sistema capitalista.
Aquellos que nos inscribimos en la corriente revolucionaria, no reformista, del movimiento obrero vivimos hoy la confirmaci¨®n de que el "bloque socialista" no tiene nada que ver con los objetivos por los que luchamos. Ni la clase obrera est¨¢ en el poder, ni los problemas y contradicciones que surgen en los pa¨ªses de Occidente, al fondo de los cuales subyace la necesidad y el deseo de la libertad y la participaci¨®n, est¨¢n no ya resueltos, sino ni siquiera abordados en ese bloque. Esta realidad no s¨®lo no ayuda, tambi¨¦n dificulta el avance de las ideas socialistas en el mundo de hoy.
Pero, con todas estas dificultades, o quiz¨¢ precisamente por ellas, vamos a intentarlo. Desde dentro de los partidos, pero tambi¨¦n desde fuera. No s¨®lo con ideas y teor¨ªa, aunque la renovaci¨®n te¨®rica es un tema prioritario, sino tambi¨¦n con una nueva pr¨¢ctica pol¨ªtica. Con un trabajo en y con los movimientos asociativos ya existentes: sindicatos, asociaciones de vecinos y barrios, feministas, ecologistas, movimientos por la paz y el desarme. La Asociaci¨®n para la Renovaci¨®n de la Izquierda ser¨¢ un centro de debates colectivo de las diferentes experiencias, de las iniciativas que surjan.
Ser¨¢ tambi¨¦n un punto para reflexionar colectivamente sobre temas muchas veces excesivamente abordados con excesivo pragmatismo por los partidos: el ANE, los problemas del socialismo "real", el aborto en Espa?a, los problemas municipales, los problemas auton¨®micos, las limitaciones y recortes a la libertad, el golpismo. Un punto de encuentro entre los que hemos militado en distintos partidos de izquierda, los que siguen militando en ellos, los que nunca se han planteado militar. Una experiencia nueva en la izquierda de este pa¨ªs, que intentar¨¢ promover la participaci¨®n, activar la autoorganizaci¨®n de la sociedad, no se propone como objetivo la competencia electoral, sino contribuir a renovar profundamente los modos de hacer pol¨ªtica, consiguiendo que ¨¦sta sea algo pr¨®ximo, cercano, accesible para todos los ciudadanos.
No queremos que esta tarea dif¨ªcil, y cuyos frutos s¨®lo se obtendr¨¢n en el medio plazo, se vea frustrada por las urgencias electorales inmediatas. La renovaci¨®n de la pr¨¢ctica pol¨ªtica de la izquierda en este pa¨ªs no es tarea de meses ni de uno o dos a?os. La Asociaci¨®n para la Renovaci¨®n de la Izquierda en las pr¨®ximas consultas electorales, a¨²n m¨¢s nuestra apuesta es que ese triunfo, caso de producirse, no se agote en la superficialidad de una pol¨ªtica s¨®lo institucional. Y, en cualquier caso, ocurra lo que ocurra, la Asociaci¨®n para la Renovaci¨®n de la Izquierda seguir¨¢ batallando por ese nuevo modo de hacer y concebir la pol¨ªtica, que es, en definitiva, el ¨²nico adecuado para conseguir un socialismo democr¨¢tico.
es diputada comunista por Alicante y pertenece a la Asociaci¨®n para la Renovaci¨®n de la Izquierda.
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