Presur o los sue?os de la raz¨®n

COMO EN esas pel¨ªculas que comienzan por el final, el informe de Chevron sobre las reservas de gas natural de la bah¨ªa de C¨¢diz hace revivir toda una historia de des arrollismo y prodigalidad que empieza en unas minas extreme?as de hierro all¨¢ por los a?os sesenta. Minera de And¨¦valo, con una plantilla de unos 240 trabajadores y personas influyentes (Mart¨ªnez Bordi¨², entre otros) en su Consejo de Administraci¨®n, vende a Ensidesa un mineral de bajo contenido, obtiene subvenciones del Ministerio de Industria y cr¨¦ditos a bajo inter¨¦s del Banco de Cr¨¦dito Industrial. Pero todas las ayudas no consiguen que la explotaci¨®n resulte rentable y se piensa enfabricar una planta de concentrados (pellets) para mejorar los resultados. El proyecto, sin embargo, no es atractivo y no encuentra financiador. Pero de nuevo, con el encarecimiento de la chatarra en 1973-1974 y el impulso al sector sider¨²rgico dado por el se?or P¨¦rez Bricio, vuelve a prender la chispa y se replantea la utilizaci¨®n de los minerales para obtener prerreducidos (producto todav¨ªa m¨¢s concentrado que el pellets y apto para los hornos el¨¦ctricos consumidores de chatarra). S¨®lo falta el combustible barato, como gas natural. Las fant¨¢sticas reservas de gas de la bah¨ªa de C¨¢d¨ªz, aireadas por los se?ores Centeno y S¨¢nchez de Le¨®n; el entusiasmo del nuevo presidente de Sodiex (Sociedad para el Desarrollo Industrial de Extremadura), se?or P¨¦rez Bricio, y el impulso re¨ªndustrializador del ministro se?or Bay¨®n hacen renacer las esperanzas de un complejo minero metal¨²rgico. Se crear¨ªan unos novecientos empleos nuevos, con una inversi¨®n de 31.000 millones de pesetas, es decir, 32 millones por puesto de trabajo. Otras consideraciones adicionales, como la necesidad de una subvenci¨®n anual de unos 7.000 millones de pesetas para compensar el precio del gas natural, la paralizaci¨®n mundial de nuevos proyectos sider¨²rgicos y la certeza de abundancia de chatarra en los mercados a bajos precios, no bastan para quebrantar la fe de los desarrollistas. Adem¨¢s, sus argumentos se refuerzan con la promesa de una participaci¨®n de capital kuwait¨ª de algo m¨¢s de 1.500 millones de pesetas en el capital social de la compa?¨ªa estatal. No se repara en que los kuwait¨ªes son copropietarios de la empresa alemana suministradora de los equipos por un valor quince veces superior al importe de su participaci¨®n.

El Consejo de Ministros del 24 de abril de 1981 dio luz verde al proyecto y autoriz¨® al INI a adquirir una participaci¨®n de 1.400 millones de pesetas, es decir, el 24% del capital de la sociedad. El Consejo de Ministros daba por bueno el informe elaborado por el se?or Becerril, economista y actual presidente de la compa?¨ªa, e ignoraba un estudio de viabilidad encargado por el INI a una consultora inglesa de primera fila, que pronosticaba una baj¨ªsima rentabilidad para el proyecto. Los ingleses manten¨ªan que s¨®lo con una subvenci¨®n al gas natural durante toda la vida del proyecto ¨¦ste era viable, y subrayaban que realizaciones de estas caracter¨ªsticas s¨®lo ten¨ªan cabida en pa¨ªses subdesarrollados con abundancia de gas natural sin ninguna otra posible utilizaci¨®n. Entre los informes y el acuerdo del Consejo de Ministros se nombra secretario general de Presur a Miguel Domenech, nuevo presidente de UCD por Madrid, mientras que los directores generales de Minas y Siderurgia del Ministerio de Industria se incluyen en el Consejo de Administraci¨®n. Pero el acuerdo de 24 de abril inclu¨ªa un importante condicionante: "En ning¨²n caso se iniciar¨¢ la inversi¨®n hasta que no hayan sido firmados los suministros de gas con Campsa y Enagas, cuya relaci¨®n m¨ªnima ser¨¢ de quince a?os".

El Instituto Nacional de Hidrocarburos, que se subroga en los compromisos de suministro, pide r¨¢pidamente a Chevron una confirmaci¨®n de las reservas. El informe del consultor es negativo: hay menos reservas de gas y su extracci¨®n resultar¨¢ m¨¢s cara, es decir, que los prerreducidos consumir¨¢n casi la totalidad del yacimiento y necesitar¨¢n una subvenci¨®n m¨¢s elevada con relaci¨®n al precio de coste del gas. En estas condiciones s¨®lo hay una soluci¨®n: cancelar el proyecto. Este parece ser el criterio del INI y tambi¨¦n el de la siderurgia no integral que ha adquirido el compromiso de suscribir un 20% de capital en v¨ªsperas de la negociaci¨®n para la reconversi¨®n industrial de su sector. El INH, por lo pronto, se salva de tener que practicar una pol¨ªtica de tarifas diferenciales para el gas natural, que le habr¨ªan quitado toda la autoridad frente al uso de los yacimientos de Jaca y de Bermeo.

Pero con gas o sin gas, el proyecto vuelve a replantearse, limitado a la planta de concentrados y olvid¨¢ndose de que en pleno boom sider¨²rgico de los sesenta hab¨ªa sido desechado por su nula rentabilidad. Esta obstinaci¨®n y falta de imaginaci¨®n industrial lleva inexorablemente a coleccionar subvenciones a empresas con un futuro poco prometedor. Normalmente ha sido la derecha quien ha reclamado la bandera de la buena gesti¨®n y del rigor en las finanzas p¨²blicas. En el caso de Presur, los parlamentarios de izquierdas tienen una buena ocasi¨®n para poner en tela de juicio este t¨®pico y, de rechazo, demostrar que no ser¨ªan ellos peores administradores.