La huelga de futbolistas
UNA HUELGA de f¨²tbol significa en este pa¨ªs algo m¨¢s que una suspensi¨®n del trabajo en otro sector laboral cualquiera. M¨¢s que las suspensiones de un servicio y las incomodidades que ello conlleva, el paro de los futbolistas es interpretado por los aficionados como una especie de traici¨®n y abuso. Que los futbolistas se rebelen descaradamente como trabajadores, con reivindicaciones tan comunes como ¨¦stas de que se les pague el sueldo devengado o se les reconozcan iguales derechos que a otro empleado en la ordenanza laboral, trastorna los presupuestos mentales de una hinchada tendente a la fascinaci¨®n idol¨¢trica y al mito. La huelga de futbolistas est¨¢, por ello, condenada a ser en general mal entendida y derivar en una actitud impopular. M¨¢s todav¨ªa si, como sucede ahora, el Mundial se encuentra cercano y la cohesi¨®n con la selecci¨®n exigir¨ªa la concordia y no el resentimiento con los jugadores que la integran.La AFE, sin embargo, en coherencia con su sustancia sindical, plantea las cosas con toda crudeza. Los jugadores de f¨²tbol tienen presentada una lista de reivindicaciones, m¨¢s justas unas que otras, y, tras los fallidos intentos de recibir soluciones, recurren al momento y al procedimiento en que su presi¨®n puede ser mayor. Por una parte, la imagen del f¨²tbol espa?ol y de sus rectores puede ser da?ada justo en la circunstancia m¨¢s propicia para alcanzar una cumplida informaci¨®n internacional. Por otra parte, la superorganizaci¨®n de Saporta y hasta la preparaci¨®n de la selecci¨®n nacional pueden verse afectadas -aunque s¨®lo fuera psicol¨®gicamente- por el conflicto que se anuncia. Esta es la baza de la AFE.
Pero ?qu¨¦ reivindican en definitiva los futbolistas? ?Son tan desmesuradas sus exigencias que hacen imposible la negociaci¨®n? Lo que los jugadores reclaman podr¨ªa agruparse en tres ¨®rdenes, seg¨²n un grado de aceptaci¨®n com¨²n. En un primer escal¨®n se encuentran las peticiones de que les sean saldadas por los clubes las cantidades que les adeudan y el establecimiento de las cauciones suficientes pata que en el futuro no vuelva a producirse una situaci¨®n similar. Paralelamente, en este mismo grupo podr¨ªa incluirse la reforma de la actual ordenanza laboral por la que est¨¢n regidos, y que autoriza tanto a discrirninar jugadores en funci¨®n de la edad para ser contratados en categor¨ªas distintas a la Primera Divisi¨®n como al despido libre -caso de lesi¨®n, por ejemplo- con indemnizaciones de miseria.
En un segundo escal¨®n podr¨ªan incluirse dos solicitudes m¨¢s de car¨¢cter econ¨®mico, que corresponden a los perjuicios ocasionados por la no celebraci¨®n de un partido internacional con la selecci¨®n de Argentina, autorizado en principio por la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, que se valoran en 50 millones de pesetas como lucro cesante, y la participaci¨®n en los ingresos que los clubes reciben por exhibir publicidad en las camisetas. Sobre la primera reivindicaci¨®n, de cantidad exagerada, la Federaci¨®n respondi¨® entregando seis millones de pesetas, recaudados en un partido amistoso celebrado en Valencia. Sobre el segundo punto, a los jugadores debe reconoc¨¦rseles raz¨®n, matizada por el hecho de que ya algunos de ellos perciben derechos de los clubes a cuenta de ceder su imagen en el contrato.
Finalmente, como tercer grupo de peticiones, sin duda m¨¢s discutibles, se encuentran las de car¨¢cter fiscal: los jugadores quieren que se les reconozcan como rentas irregulares y, en consecuencia, beneficiados en la tributaci¨®n conceptos tales como el dinero que les corresponde por derecho de fichaje y el que perciben por los traspasos. Cuesti¨®n que obligar¨ªa a revisar la situaci¨®n de otros muchos colectivos profesionales que por la naturaleza de su trabajo tienen tambi¨¦n de antemano acortado el ejercicio de su profesi¨®n.
Expuesto esto, cabe preguntarse si en alguno de estos puntos los jugadores han llegado a la amenaza de la huelga sin procurar previamente otras v¨ªas. Y la respuesta es aqu¨ª tan plenamente positiva para los jugadores como desfavorable para los dirigentes del f¨²tbol y las autoridades de la Administraci¨®n. Incluso sobre el tercer escal¨®n de problemas -el m¨¢s cuestionable hoy- recibieron los representantes de la AFE promesas de soluci¨®n del entonces ministro de Hacienda, Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez. Y ocioso es recordar las reiteradas manifestaciones que desde el Ministerio de Trabajo -P¨¦rez Miyares- o desde el secretario de Estado para el Deporte y desde la propia Federaci¨®n se han hecho como compromiso para la reforma de la ordenanza laboral.
Los futbolistas, pues, no hacen en la reiterada imagen entristada de Quino una mera representaci¨®n de injusticias o de palabras incumplidas. A los dirigentes del f¨²tbol, e incluso a las estructuras de la Administraci¨®n, parece sucederles algo semejante a lo que est¨¢ constituyendo todav¨ªa el alma del hincha. No consideran al jugador como un trabajador. Pero mientras en el aficionado esto puede ser sinceramente un sentimiento asociado a la mitolog¨ªa de su equipo y al tratamiento del ¨ªdolo, en las otras dos instancias la actitud es tan s¨®lo una coartada o burladero para, apoy¨¢ndose en la impopularidad de las reivindicaciones de los futbolistas, y a¨²n m¨¢s en sus pretensiones de comportarse como obreros -empu?ando la huelga-, diferir, soslayar o tratar de ignorar con r¨¦plicas irrisorias lo que es ya una realidad de contenido y fuerza irreversibles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.