El 'chapurreau' o los aragoneses de habla catalana
En este tercer cap¨ªtulo que aborda la complejidad ling¨¹¨ªstica del Estado espa?ol, el autor se centra en la situaci¨®n actual de la vieja fabla aragonesa que algunas minor¨ªas, recuperadoras de la identidad de Arag¨®n, han intentado recuperar desesperadamente. Frente a este doloroso intento, el autor del informe se?ala la existencia de una importante zona en esta regi¨®n, en la que el catal¨¢n est¨¢ fuertemente implantado. Se trata, obviamente, de la franja fronteriza de Arag¨®n con Catalu?a.
La vieja fabla aragonesa -al igual que vimos le sucede al bable astur- ha querido ser resucitada por algunas minor¨ªas unidas en torno al Consello da Fabla en la cercana ¨¦poca de la afanosa b¨²squeda por todas las regiones y/o nacionalidades de sus se?as de identidad m¨¢s o menos borradas por siglos de centralismo borb¨®nico y absolutismo mon¨¢rquico y su culminaci¨®n en la etapa de la dictadura franquista. Pero la fabla, como una reliquia, casi s¨®lo se contin¨²a hablando en algunos valles pirenaicos y, peque?as comarcas oscenses. Mas en toda su frontera con Catalu?a se extiende una franja de tierras donde se habla el catal¨¢n. Un catal¨¢n m¨¢s puro por La Llitera o m¨¢s mixturado por las zonas de Zaragoza y Teruel. A este habla catalana de esos aragoneses se le denomina chapurreau. A toda esa franja, los pancatalanistas enso?adores de los Pa?sos Catalans la denominan zona catalana d'Arag¨®. Y los aragoneses, con m¨¢s t¨ªtulos y propiedad, zona aragonesa de habla catalana y, m¨¢s castizamente, como los fronterizos.
Pero antes de entrar al caso espec¨ªfico de las fronteras ling¨¹¨ªsticas de Arag¨®n con Catalu?a y el Pa¨ªs Valenciano ser¨¢ bueno escribir del catal¨¢n propiamente tal. Idioma derivado del lat¨ªn romanceado, con influencias del provenzal galo, se fractura con el centralismo de los Austrias y vuelve a resurgir con la Renaixen?a en el siglo XIX y principio del actual, para volver a ser perseguido por el autoritarismo del r¨¦gimen franquista. El sistema auton¨®mico actual alcanzado en primer lugar entre todos los pueblos de Espa?a por el Gobierno de la Generalidad de Catalu?a, la instauraci¨®n de la cooficialidad del catal¨¢n en paridad con el castellano, la ense?anza obligatoria del catal¨¢n en los centros escolares y, sobre todo, las posibilidades de emisoras de radio (que ya funcionan algunas) y de canales de televisi¨®n propios (aunque ya cuenten con varias horas de programaci¨®n en catal¨¢n) har¨¢n -sin duda- que el catal¨¢n conozca una nueva renaixe?a. Si bien no sin conflictos, a veces graves.
No es el objeto de esta serie entrar en terrenos pol¨ªticos; pero, sin tomar partido ni enjuiciar para nada los sucesos ya acaecidos, s¨ª hay que hacer notar que casi es el 50% de la actual poblaci¨®n catalana -de los ciudadanos con voto en Catalu?a- es de habla y cultura castellanas y de emigraci¨®n tan reciente (a partir b¨¢sicamente del comienzo de la d¨¦cada de los a?os sesenta) que -en realidad- s¨®lo los hijos de esos emigrantes podr¨¢n irse integrando en el catal¨¢n poco a poco, y que lo m¨¢s seguro es que hasta dentro de varias generaciones no se sientan y consideren catalanes de verdad -de hecho, de derecho y de querencia y cultura- los descendientes de los emigrantes. Pero todo ello con serias dificultades. "Aquesta invasi¨® de gent humil que no parla catal¨¢ inquieta els vells catalans".
Por razones hist¨®ricas, el catal¨¢n rebasa ampliamente las fronteras de su actual territorio. Por el Norte penetra por el Rosell¨®n y la Cerda?a francesa, tierras que fueron catalanas hasta mediado el siglo XVII, y es tambi¨¦n el idioma de Andorra, as¨ª como el de una ciudad de la actual isla italiana de Cerde?a: el min¨²sculo distrito de L'Alguer.
Dialectos catalanes son el balear o mallorqu¨ªn y el valeiiclaiio. Decir que el valenciano es un ?dioma propio distinto del catal¨¢n es tan descabellado como decir que los dialectos andaluces son idiomas propios diferentes de? castellano. Ambos, balear y valenciano -en especial este ¨²ltimo-, tienen otros influjos, pero, en resumen -como dice el diccionario de la Real Academia Espa?ola, "el valenci¨¢ es una forma dialectal de parlar el catal¨¢ al Pa¨ªs Valenci¨¢", que recordaba un vel valenci'a-.
No hay manera de escribir el valenciano si no se escribe en catal¨¢n.
La raya catalano-aragonesa
No todo lo que es hoy Catalu?a habla catal¨¢n. Hay que anotar dos peque?as excepciones. La primera y m¨¢s imporante la constituye todo el pirenaico valle de Ar¨¢n, donde el aran¨¦s es m¨¢s parecido al franc¨¦s y ciertas zonas lim¨ªtrofes entre Tarragona y Arag¨®n son, en menor medida de la media, catalanohablantes.
Podemos distinguir tres zonas o territorios de Arag¨®n que hablan, preferentemente, en catal¨¢n. De Norte a Sur tenemos una primera zona que llega hasta Benabarre.
Una segunda -a continuaci¨®n- la constituye La Litera o Llitera (que significa La Ladera), y la tercera comienza por Fraga y Zaid¨ªn, para adentrarse por los ¨²ltimos pueblos de Zaragoza (Mequinenza y Fay¨®n), a todo lo largo de la margen derecha del Guadalope y a lo largo del valle de Matarranya. Vulgarmente, al catal¨¢n que hablan se le denomina el chapurreau, con capitalidad en Valderrobles (Valderroures). Chapurreau se llama, popularmente, a todo aragon¨¦s de habla catalana; pero este t¨¦rmino se aplica m¨¢s en esta ¨²ltima zona y menos en La Llitera.
Se calcula (seg¨²n Nagore y Cort¨¦s) que el catal¨¢n es hablado hoy por unos 40.000 aragoneses en la franja oriental. De quince a treinta kil¨®metros de ancha, va de la Alta Ribagorza hasta el Bajo Arag¨®n, incluyendo pueblos de Huesca, Zaragoza y Teruel tan significados como Benabarre, Tamarit de Llitera, Fraga, Mequinen?a, Fai¨®, Maella, Valderroures, Beceit, Calaceit, etc¨¦tera. En el Norte, las poblaciones que limitan por el Oeste con esta franja son del dominio ling¨¹¨ªstico aragon¨¦s: Ben¨¢s (Benasque), Campo, Graus (donde naciera Joaqu¨ªn Costa, el regeneracionista y pol¨¦mico aragon¨¦s).
Los hablantes de la fabla aragonesa, del aragon¨¦s en sus distintas modalidades, se calcula que son entre 8.000 y 12.000.
La fabla pirenaica
Es en los rec¨®nditos y altos valles pirenaicos de Huesca donde nos encontramos con los distintos dialectos iragoneses. Cada valle, con su modalidad bien diferenciada, y todos ellos -seg¨²n los expertos en la materia-, con muy viejas ra¨ªces, de cuando hasta el Pirineo leridano se extend¨ªan niodalidades del eusquera. As¨ª, el caso del valle de Hecho, donde se habla el cheso, o el ansotano del valle de Ans¨®. Bielsa tiene su fabla, como la tienen Chistau y Ben¨¢s, y peque?as localidades en las comarcas de A Fueba, Alta Ribagorza y Baja Ribagorza occidentales.
Son, los citados, valles singulares que, como se sabe, comparten sus altos montes pirenaicos con sus vecinos franceses de? otro lado por medio de un a?ejo estatuto y una antiqu¨ªsima tradici¨®n que sigue viva a uno y otro lado del Pirineo. Ello da lugar a la fiesta anual que hoy se ha convertido en un motivo m¨¢s folkl¨®rico y de romer¨ªa que en otra cosa, pero ello no quiere decir que la comunidad de pastos, etc¨¦tera, no siga en plena actuaci¨®n y vigencia y que se celebre en las piedras de las fronteras (denominadas, como en eusquera, mugas) bajo la advocaci¨®n de san Mart¨ªn, patr¨®n de Francia. La m¨¢s famosa de estas piedras de frontera se encuentra en el puerto de Ernaz, alto y desolado puerto de monta?a, all¨¢ en los confines pirenaicos donde confluye el pa¨ªs B¨¦arne, de Francia, con Navarra y Arag¨®n, de Espa?a. Es el d¨ªa 13 de julio de cada a?o cuando se celebra la ins¨®lita ceremonia del tributo de las tres vacas.
Es, en consecuencia, Arag¨®n una regi¨®n triling¨¹e, si bien es verdad que con la entrada en Arag¨®n de la dinast¨ªa de los Trast¨¢mara, a ra¨ªz del compromiso de Caspe de 1412, la fabla aragonesa inici¨® un descenso vertiginoso, que hoy es totalmente irrecuperable, por muy buenos deseos que tengan los del Consello da Fabla (cuya labor cultural, por otro lado, merece todo elogio).
Digamos, por ¨²ltimo, que, salvo en esa franja fronteriza, lo aragon¨¦s se expresa en castellano. Eso s¨ª, con una especial fon¨ªa y acentuaci¨®n de las palabras.
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